Forjarse a sí mismo requiere entereza y compromiso. Mientras el fuego calienta tus entrañas, sólo queda respirar y saber que hay algo más que esa incomodidad; la incomodidad del metal ante el calor, los golpes y la manipulación forzada. Por otro lado -y para no parecer pesimista-, en el forjar no sólo encontramos dolor. También está la ensoñación del artista con propósito. Es un proceso para dar a luz la belleza, la utilidad, y sobre todo, una obra de arte.
¿Te has preguntado si como hombre, como mujer, puedes bautizarte como una obra de arte? ¿Podemos ser la escultura y el escultor?
Los seres humanos tenemos la opción de "forjarnos". Forjarnos sobre la candela para aliviar el despropósito, aunque delinear nuevas formas pueda ser una razón para abalanzarnos sobre la aflicción, sobre el pesar. Sin embargo, cuando tomamos consciencia, todo cambia. Estamos con el cincel y la precisión, como un escultor, definiendo nuestras virtudes, regulando nuestros defectos y forjando el carácter... El carácter para vivir como estamos dispuestos a vivir.
Es una buena manera de seguir creciendo como personas, todo tiene su lado positivo. Me gustó mucho tu reflexión.
Crecer "desde adentro" más que un hecho natural, es una decisión. Aunque duele, vale el esfuerzo. ¡Saludos, @raulperezmusica!