¿Qué no darías? ¡Vaya! Es una pregunta que me pareció sencilla, pero qué difícil se me ha hecho responder. Me detengo a pensar qué no daría y me viene a la mente tanto lo banal como lo valioso. En esta oportunidad, hablaré de lo que para mí es lo más valioso y es, sin duda, el amor de mi madre.
Cuando fuimos niños no entendíamos todo el sacrificio que hicieron nuestras madres para cuidarnos y darnos la mejor crianza. Simplemente, pensábamos que era normal y ya. Pero una vez que nos hacemos adultos, nos damos cuenta realmente TODO lo que nuestras madres hicieron para que creciéramos en un ambiente sano, no nos faltara el alimento, la educación y ni hablar de cuando nos enfermábamos. Se desvelaban y se preocupaban para que nos recuperáramos pronto.
Mi madre hizo lo que acabo de mencionar y más. Ella, aún a mis 28 años se preocupa por mí y me demuestra el amor de madre. Me siento protegida y amada por ella, siempre está allí para mí, cuando sufro ella también lo hace y si río está feliz. Me siento agradecida porque gracias a ella soy lo que soy ahorita. Me cuidó, protegió y me enseñó los mejores valores para el andar de la vida. Por eso, puedo decir con total convicción que Dios me bendijo con la mejor madre del mundo y sé que todos los hijos agradecidos dicen lo mismo, pero la mía es especial. No la cambiaría ni daría jamás. ¡TE AMO MADRE!
Yo tambien