Decido que caer es sentir el profundo sentimiento del fuego
Decido que caer es la osadía de quienes aman llorando
Decido que caer es el recuerdo presente siempre amado
Decido que caer es la invención del aire de saturno con sus grandes anillos orbitando alrededor
Decido que caer es la franqueza de quienes sienten las flores quebrarse
Decido que caer nunca es derrota sino continuo renacer
Decido que caer es polvo, es tierra, es arena pulida y naciente

Un cuerpo desciende fervientemente al levantar la arena de sus ojos
Un cuerpo que alista colorido: que envuelve el propio cosmos
Un cuerpo infinito descendiente de las estrellas quienes aún brillan a pesar de la sombra que recubre el cielo
Un cuerpo inmerso, profundamente hondo y hundido en la pasividad
Un cuerpo que al verse dibuja lineas, visiones nuevas, conversaciones intrínsecas hacia el mismo
Un cuerpo que se sabe presencia finita y moribunda por el misterio del sueño

Cuerpo anticipado
Cuerpo paciente
Cuerpo espacio
Cuerpo silente
Cuerpo moviente
Cuerpo sintiendo
Cuerpo tiempo
Cuerpo desmedido
Cuerpo presente
Cuerpo consciente

Resbalar, derretir, soltar el miedo, tender los brazos
Avanzando hacia el deslizadero
La luz que brota de nuestras cabezas se inclina hacia el sol
Las estrellas en su fondo negro mecen nuestras pupilas Empezamos desvanecernos haciéndonos lentamente semilla
Una breve caricia cuelga de nuestros dedos donde se tienta el aire a través del aliento
Acariciar a tiempo para convertirnos en perpetuo recuerdo ante lo que amamos
Mecer y mecer la vasija de nuestros vientres anunciando siempre el placer de estar vivas alegremente vivas
Vivas y felizmente sin miedo albergando el propósito de nuestras heridas abiertas, cosidas, inevitablemente cicatrizadas por el lienzo de nuestras pieles tersas

Resbalar, derretir, soltar el miedo, tender los brazos
Avanzando en el deslizadero
A mi costado siento breves inclinaciones allí donde el corazón piensa y acciona las flores de arena alcanzamos
Flor de arena que deshace inventos antiguos y protege nuevas y recurrentes manera de hacernos
Ante aquella belleza un espejismo se alza parece ser peces plateados en el mar azul profundo
Flor de arena, flor de mar, flor profunda como despertar intenso ante el silencio en nuestro labios
Amasar y amasar el viento convirtiéndonos en materia presente en espíritu libre de libre consciencia
Sostener los pies con suavidad ante los suelos de vidrio que nos rodean acariciar la ternura haciéndola espacio permanente
Cautela en las manos, en el cuerpo, en la presencia del corazón haciendo

Registro Luna Poetisa.

Vivir abrazando el tiempo tocando el aire con los dedos: percibo el aliento de quienes olvidan el sueño
Contengo las ganas de quienes se inhiben
Sostengo el tiempo de la mirada profunda
Avanzo sin aire, aterrizo el miedo, suelto profundo
Compongo de nuevo evidencias crudas sobre mis personalidades
Enmudezco de tanta escucha: late mi corazón, se acelera, se para, arranca de nuevo y como un tormenta fría empiezo a mirarme

Vivir abrazando el tiempo tocando el aire con los dedos: percibo el aliento mirando de una manera nueva
Conversando en silencio con aquellos espacios de amor en mis ojos
Caminando entre los placeres que me permito sin caer de nuevo en la agonía
Invento un sueño amando a los otros que se deslizan entre mis falanges como natural ungüento
Constantemente abrazadas a la tinieblas que se posan en mis ojeras reflexivas
Madrugadas continuas de vigilia para estudiarse involucrando el prisma tornasolado de nuestras cienes como revolotea como mariposa frente a nosotros sin dejarse atrapar convencidas de la diversidad de las formas, de las maneras o los sabores
Un nuevo cariño
Un nuevo movimiento

Resgistro Luna Poetisa.

Registro Luna Poetisa.

Amanecer como arrullo viviente
Amanecer trazando curvas floreadas
Amanecer con los dedos hundidos en el vientre
Amanecer como bitácora traslucida
Amanecer como tierno lago
Amanecer improvista de realidades
Amanecer posando la mano en la sinuosa juventud
Amanecer como recuperando el olvido

Amanecer con el aire en los ojos
Amanecer con el fuego en en el pecho
Amanecer con la piel separada del cuerpo
Amanecer retorcida posiblemente enraizada
Amanecer con la ventaja a destiempo
Amanecer de nuevo como sol para esconderse y amanecer
Amanecer siempre presente
Amanecer ingrávida totalmente suspendida
Amanecer susurrando, escuchando, observando
Amanecer como quién siempre sueña

El pasado no está perdido habita en el alma que siempre retoma nuevos rumbos. Un alma que se asiste propiamente, se ama, embate el dolor con el amor, sin adornar la herida abunda en la compasión, en la paciencia hacia una misma, el vértigo de quienes siempre tienden a saltar al vacío por decisión propia es también la suspensión inmediata del pensamiento equivoco, suspender ese pensamiento es visibilizar las huellas de la memoria, ahí -quienes reflexionan- respiran profundamente dándose el tiempo para descansar, para hacer, par mover el cuerpo que nos transita, un espacio nuevo aparece en el cuerpo que va sanando. Se despierta la dermis como documento tangible de la escritura que hemos ido generando -no solo escribimos en palabras- también el cuerpo va escribiéndose una escritura indefinible y sopresiva que aparece cuando nos escuchamos, basta poco para anunciarnos perplejos -y en muchos casos miedosos- ante lo nuevo. Algo cuece en nuestro tiempo, se cocina de manera lenta en el tiempo lo que anuncia despertar pero hay que quedarnos ciegos, cerrar los ojos, respirar profundo en el vértigo, contener, sostener y permanecer, ahora todo lo que hemos escrito siembre ha de ser reconstruido por nuestros propios pasos que son los pasos de muchas y muchos de los que aún preguntan insistentemente si existe otra idea posible de la vida.

Ando entre musgos: retengo las gotas suaves del río en mi piel
Un suspiro frío me recorre y ando sin temer
Cada tanto me paraliza la inconsciencia colectiva
Me deshace la insistencia propia de la vida
Pero ando entre tinieblas y puedo ver la claridad densa de mi corazón, paralizada me muevo, pego un brinco pasional
Abrazo la alegría que encuentro en mis ojos, sin mirar a los lados tomo el espejo, me veo de frente
Estoy a punto de tocar mis costillas carnosas son insistentemente llamativas, no tienen espasmos falsos y me divierto simplificándolas con el aire de mi nariz para soltarlas al viento como esqueleto que algún día se volverá arenilla, paseo, o recorrido permanente, entre los átomos de la existencia

Ando entre musgos: retengo las gotas suaves del río en mi piel
Me estremece el relieve de mis piernas atiendo a ellas como a colinas desconocida, me trepo entre mis pieles y voy descosiendome, volviéndome a coser, siendo la aguja y el hilo
Me disuelvo como espina en un dedos hundida en mi propia sangre, comparto el amor pero me quedo con un sentido grande para que sea un acompañante eterno sin resolver nada a través del apego de la piel que me apasiona
Me vuelco a las estrella mirando el cielo profundamente enalteciendo el vinculo infinito del amor
Me recuerdo: soy mi propia aguja mi propio hijo y tejo: me tejo