En tu sonrisa me desperté, y es que en ella yo vivo. La forma en que se iluminan tus labios, me mantiene cautivo. Cuando sonríes, detienes el tiempo, se rompe la física. Las moleculas vibran, se ríe la química.

La luna llena aporta su granito de arena, se posa sobre mí cual faro en plena noche. Pero son tus ojos quienes guían mis pasos, como si me llevaras en coche. Esos ojos preciosos que me hacen delirar. Ojos que algún día he de besar.

Islas van, islas vienen en un movimiento perenne. Como el que mi corazón hace, pues sobre ti se cierne. Tus fotografías las llevo siempre en mi alma. Me hacen sentir como un coco bailando en una palma.

No hay sonrisa más grande que aquella que me transmites. Bueno, en realidad está la tuya, pero ese argumento terminaría en dimes y diretes. No hay fragmento de ti que no ame, pues este amor crece y crece a punto de derrame.

En este corazón no caben sentimientos impuros. Ni tampoco accesos inseguros. Los has tapado todos, me has reparado. Con tu personalidad tan dulce, me has enamorado.

Todos ven algo en ti, mientras yo te veo todo. Te llevo tatuada en el alma, y se me nota así esté cubierto de lodo. Amo verte sonreír, amo verte mirar. Porque me miras con amor, con el mismo amor que siento al andar.

Todavía hoy, abro los ojos y busco saber de ti, pues me despierto con ansias. Como un espía, nervioso al perder su alias. Despertar a tu lado es lo que deseo, me pierdo en tus ojos como si fuesen un museo.

Es así, señores, cuando el alma se enamora. Yo podría escuchar su voz toda mi vida diciéndome que me adora. Y lo hago, desde ya lo hago. Ella y su amor me hacen sentir tanta magia, como si yo fuese Merlín el mago.