Yo soy Alejandro Barbeito, un joven con algunos años de más, dentro de los cuales me siento en una encrucijada: muy joven para entender a la generación pasada y muy viejo para entender a la generación continua. Es como estar en un estado de catarsis; consciente de como el mundo pasa, el tiempo avanza, solo sumergiéndome en un constante ir y devenir (tic-tac…) de ideas sin conexiones aferentes ante mi subjetiva realidad.
Hablando de conexiones, mis raíces están sumergidas en el corazón de un pequeño-gran pueblo. Luchador, trabajador, para algunos único. Sus hermosos paisajes, su colorido, hacen brotar en mi ese fervor que se emana a través de la piel, fervor que a su vez segrega algunas letras ansiosas de ser.
-Pero, ¿qué haces con letras?, ¿qué haces con poesía? -dicen en alto las voces de mis antiguos.
-¡Eso no pone un plato en la mesa!, ¡mejor callar! -guardo silencio. Los parpados pesan, me encuentro sumergido en la nada, solo oscuridad es lo que percibo.
¡Ay, de aquel espíritu intranquilo, el cual no deja de escuchar el resoplido del viento entre aquellos arboles de araguaney en los cuales sus hojas murmuran "gloria al Bravo Pueblo"! ¡Ay de su majestuosa libertad! Me sorprendo observando a ese suave viento penetrar de forma sinuosa dentro de mi interior, como si mi cuerpo fuese solo vasija de barro, forjada en manos de un alfarero, cuyo nombre siempre permaneció en el anonimato.
¡Vieja vasija agrietada sin distinción!, llena de un sinfín de algarabías. ¿Para qué haz de ser de utilidad? Vociferaban los de la New age. Guardo silencio, escucho al viento y grito:
-Yo solo quiero ser poesía, quiero ser todo a su vez. Quiero perderme entre la nada, llenar de matices mi mundo, tu mundo… sin tanta pendejada. Así que con perro al costado, un caño y un trapo adornado, este loco comenzó a recorrer su legado.
Nunca hay inicio tardío, ni final prematuro.
Bienvenidas tus letras y un cordial adiós a tu silencio.
gracias, por esas palabras
Inspirador y crudo.
Un abrazo Alejandro.
Gracias igual