1.
Primer día, en la mañana –bueno, así es mi horario matutino…
Te estuve esperando mucho tiempo, solía pasar los días y las noches añorando tu aroma, tu insolencia irremediable, ese pequeño pero dulce movimiento que repites cada diez o quince minutos, hundiendo sutilmente tu labio inferior, al tiempo que tu lengua dibuja una especie de cuestionamiento sobre él, además porque siempre elegí como respuesta un beso. No solo hacia eso –pensarte. Digo también estaba la renta que no se pagaba sola, por el simple hecho de que la vida exige sacrificio, aunque no lo exija en todos los casos y para todas las ocasiones. Pero eso sí, de algo estoy bien seguro, a todos por lo menos en algún momento de la vida nos invade profundamente la tristeza y también la alegría. El tiempo lo único que hace es transcurrir, además porque si no fuese así, no habría sucesos que detallar, ni batallas que cumplir. Y las batallas son muy necesarias y enriquecedoras, sobre todo si se realizan en la mente, revolucionando ideas, estructurando convicciones, quizá.
Me presento formalmente, soy Pablo A. Escudero, o como diría el respetable sistema de mierda en el que vivo, doce millones y algo. Aunque realmente prefiero ser llamado Pablo. Soy un buen tipo, digo tengo mis pasiones, unas pocas desviaciones de considerable magnitud en la razón, más que nada cuando estoy frente a una mujer despampánate que logre interrumpir mi paso desapercibido sobre el tiempo, y me obligue a admirar su belleza, a detallar su manera de existir –eso me sucede muy seguido. Lo raro del caso, es que no me queda nada mal perder la razón, por lo general siempre termino diciendo las palabras precisas ¿qué se yo?, simplemente cumpliendo las labores estrechas que la casualidad necesita para narrar eventualmente historias fascinantes, conmigo.
Acabo de levantarme y noto un poco de desorden en el apartamento, lo cual es terrible pues son las doce y treinta de la tarde, y quizá este por llegar el negro, quedamos de ensayar esta tarde. Pues parece que hay una espacie de competencia y quiere incluir a la banda.
-Más tarde…
A veces siento que de repente alguien me observa, y se esconde bajo las miradas de la vida ¿qué se yo?, espejos, estatuas, palomas…
-En la noche –y es una de esas noches frías, irremediablemente frías…
Esta tarde el ensayo con la banda estuvo bastante bien. Por un momento pensé que estaba volando sobre notas musicales, y que a mi alrededor solo había paz y un poco de guerra –para que no se pierda la sutileza de la vida.
-Segundó día, es grato escribir un poco hoy, a veces siento que es como una adicción…
Bueno podría hablar un poco de mi vida, para que comprendas mejor todo. Nunca he soñado con cumplir sueños, aunque de cuando en cuando me quede tiempo para tomarlo como una posibilidad. Mi niñez no fue tan complicada, es solo que la ausencia de cualquier vínculo familiar diferente a mi abuela, se hacía notar un poco en mis largas horas de infancia.
Llegue a conocer con tanta precisión su torpe manera de existir, era como si su vida se desarrollara en un teatro ¿los espectadores?, eran fantasmas perdidos en el tiempo… mis padres que murieron en un accidente cuando yo tenía seis meses de vida –eso fue lo que me dijo la vieja. Ella se había propuesto levantarme en contra de cualquier pronóstico negativo que dictara la sociedad sobre mí. Eso sí, siempre me resulto extraño que mi abuela no me dejara salir nunca de la casa…
-Sentado sobre el pasto, viendo un hermoso atardecer…
…Dejé de escribir temprano porque una buena tarde estaba tocando a mi puerta. Era Samanta, y juro que me encanta como coordina sus movimientos con el ambiente, me gusta mucho como ella irrumpe a veces en mi tiempo libre –que es todo el tiempo.
-Otra noche fría, es inevitable…
Bueno, admito que hoy mientras besaba a Samanta, y antes de tocar sutilmente sus pechos para sentir sus pezones firmes -con la firmeza del placer. Hoy recordé por un momento como adoraba tus pantorrillas y el gesto que hacían los dedos de tus pies, como una especie de danza, mientras hacíamos el amor… También es dulce hacerle el amor a Samanta, además porque su manera de existir es tan dulce, pero su manera de hacer el amor tan tosca. Resulta casi perfecta...
-Demasiado temprano, día musical…
Bueno pues estoy sentado en la barra de mi cocina, acabo de comer un pobre y mediocre desayuno que prepare. Panecillos, café oscuro, queso, unos huevos revueltos con azúcar y un cigarrillo –nada del otro mundo, aunque si logre transportar un poco. Hemos quedado de ensayar todo el día, porque esta noche es la primera presentación del concurso en el que el negro nos inscribió –como quiero a ese negro conservador.
-Esta noche está más fría que de costumbre…
Casi llegando las tres de la tarde, sucedió algo realmente hermoso en la sala de mi apartamento. El negro empezó tocando la guitarra, y los acordes que tocaba eran aterradoramente magníficos, su rasgueo igual. Además de eso a Teo se le ocurrió la buena idea de complementarlo un poco con un solo de saxofón, exquisito… Cuando menos pensamos, Julián y yo estábamos también haciendo parte de aquel esquicito cadáver, que espera vivir en el tiempo y expresarse no como un sonido, sino como una mezcla de pasiones, sentimientos, y arrogancias. Para que sucediera eso, quizá hizo falta toda una serie de experiencias en cada uno de nosotros, pero lo cierto es que no solo sucedía, sino que además ya empezaba a trascender. Julián le dio orden a todo con su tiempo en la batería y yo solo cante unos cuantos versos, inspirados en mi desayuno, el árbol de la esquina, la esquina del tiempo, la vida, la muerte, tú… Quizá ni siquiera estuve inspirado, lo cierto es que esa canción la vamos a tocar en unos minutos, porque decidimos que fuera nuestra carta de entrada en el concurso de bandas –la llamamos, amor cuerdo.
Nota: Pero que placer fue tocar amor cuerdo, un verdadero placer.
-Una mañana bastante corriente, pero diferente…
He despertado con una buena sensación, además porque no creí que me fueran a sentar tan bien estos días de completo descanso que me estoy dando en la vida, con la buena herencia que me ha dejado la abuela. A propósito de ella, es parte fundamental en mí, en mi vida y en mi humanidad. El otro día quise escribir sobre mí un poco, luego llego Samanta y pues todo quedo a medias, así que esta vez retomo la historia… A los cinco años de edad, encontré mi primera fuente de conocimiento, un libro. No conocí su titulo hasta pasados seis meses, que aprendí a leerlo. Luego la lucha, fue para aprender también a leer su contenido, al final resulto exquisito… Qué buena manera de iniciar en la literatura –cualquier manera es buena realmente, la cuestión es que no haya final.
-Tic tac, son las 6:34 pm en el reloj…
Pero en mi cabeza, realmente son las 2:10 pm del mismo día, porque a pesar de que mi cuerpo está ocupando el mismo espacio, con un sofá verde oscuro debajo del él, un sofá que esta puesto sobre una sutil alfombra gris y en la pared un reloj francés que marca las 6:34pm –tuve buen gusto al elegir apartamento. Mi mente esta recordando a Juliana y su tibió cuerpo desnudo sobre el mío, esta recordando su perfecta actuación, sus sutiles gemidos adolecentes, si infernal ternura sexual.
-¿Esa que está ahí fuera?, no es la aurora…
Esta mañana me dio por recordarte a vos, me dio por visitar los recuerdos para que mi memoria no olvide que alguna vez te ame, que aun lo hago. Recordé aquella vez que estaba sentado en una silla café de matizados burgueses, en el mirador de la casa. Te vi por primera vez, llevabas un pantalón marrón, una blusa negra, y sutileza en tu manera de existir. Escuché la voz de mi abuela llamándome porque no debía estar en el mirador, pero para ese momento ya sabía yo que no iba a olvidarte nunca más.
Luego la abuela murió, y por alguna razón desconocida que prefiero no vincular con la injusticia o la justicia me dejo su herencia…
Nota: Vos moriste a principios de noviembre, la abuela murió a finales de octubre… Para que veas que si es relativo el tiempo ¿no crees?
-Una nueva noche, aterradoramente fría…
La tarde me la pase viendo monólogos teatrales, sobre reconocidos cuentos de terror… Una maravilla, además porque le convine esa belleza incomparable que siempre dan la cafeína y el tabaco. Es hora de dormir un poco.
Hoy se acaba el mes…
Hoy, le voy a dar fin a esta historia… no sin antes decir, que lo único que quise con todo esto, fue demostrar que puedo vivir sin vos, pero que no cabe la menor duda de que quizá Marzo estaría mejor si cambiaran un poco mis canciones habituales, y de repente algunas llevaran de nuevo tu nombre –esas que hablan de amor verdadero, supongo. Si mi tiempo libre volviera a sentirse cómodo en esa cárcel sin fronteras que inventábamos siempre, como un sello silencioso. Si de repente las noches dejaran de ser inevitablemente frías sin el calor de tu cuerpo desnudo al lado mío. Si dejara de visitar amores cotidianos y lógicos, porque prefiero el irracional amor trascendental que siento por vos. Si de repente mi mente perteneciera a la locura completa de amarte, y esa fuera pues mi única religión, y velar por vos mi única inclinación política… Quizá Marzo estaría mejor, pero no pienso escribirlo, simplemente lo voy a vivir sin vos. Pues ya mereces descansar en paz, y yo debo comprender que has muerto, que aun vivo.
Nota final: Este libro fue escrito, en desfragmentadas situaciones perdidas en el tiempo, añorando siempre un primero de Marzo que ha quedado en el pasado, en el oscuro, remoto, y tenebroso pasado, que es inevitablemente el mismo presente, o el futuro disfrazado como eterno.