Ciertamente en mi relectura del Quijote, me sentí nuevamente atraído por los ovillejos y recordé que hace muchos años hice un intento fallido de aproximación casi forzada...
En esta ocasión, decidí dejar fluir naturalmente la estructura poética, a manera de ensayo, y me agradó el resultado, porque al parecer por fin pudo hablar mi alma y no mi cerebro tan analítico y "métrico" que es... Saludos y un fuerte abrazo.