En la tarima del teatro de la vida, están todos actuando, embarrados de maquillaje, para fingir, lo que no son, en su interior.
Maria, resa como una santa toda las mañana, se cree puritana, pero al caer el manto de la noche se trasforma en un alma libre, que quiere ser explorada por todos los aventureros que tocan a su ventana.
Santo no es el padre, que llega todo los días después del trabajo a su casa, sin mirar a las esquina. La sociedad lo cree el hombre ejemplar. Pero tras la cortina aprovecha cualquier descuido de su familia para jugar a las escondidas con la vecina.
Santos, creemos ser reprimiendo nuestros deseos, pero no somos dioses, ni culpables, simplemente pecadores
La sociedad nos encierra, la lujurio nos libera, pero también nos ata a la falsedad, de no saber, que es lo que queremos en el alma, en el sentimiento mas puro que nos lleva a la paz mental.
¿Acaso sufrimos trastornos de múltiples personalidades? ¿ o sera una enfermedad, tras tantas mascaras que se pudren con el tiempo?
¿Que queremos en realidad?
No lo sabemos, no lo entendemos, simplemente nos dejamos llevar por impulsos, por deseos arraigados de la infancia, por traumas que mutilaron nuestra sensibilidad al dolor ajeno, a nuestro propio dolor y, aceptación.
fingimos, fragmentamos nuestro ser, haciendo un montaje, para sentirnos dentro de nuestra zona de confort mental.
firma: alma de lobo
Esto me recordó a mis tiempos en el escenario....sigue narrando
gracias amigo.