Una muy adecuada reflexión, que evidentemente nos demuestra y de una forma maravillosamente gráfica, esa ambivalente dualidad que nos rodea y que de hecho, forma el combustible sin el cuál no existiríamos. Como decía también, otro de los grandes libros de la Humanidad, que es el Eclisiastés: a un tiempo de goce, un tiempo de pena. Yin y Yang en estado puro. Maravillosa entrada.
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