Día 1
"Primero duele, después te da rabia, y termina dándote risa, así se cierran etapas"
He decidió que voy a escribirlo todo, porque no quiero olvidar como se siente estar sin ti. Como se siente, que te rompan el corazón, y como dijo Oscar Wilde "No existen mas que dos reglas para escribir, tener algo que decir y decirlo." Y créanme, yo tengo mucho que decir.
Aquí estoy, tirada en mi cama, son más de las 9 am, se supone que hoy debería estar en el trabajo, organizando el plan publicitario para la nueva campaña, pero le he mandado un mensaje a mi jefa para decirle, que hoy he despertado con gripe, mentira. He amanecido hecha una mierda, porque mi novio, el hombre del que he estado enamorada 4 años, ayer decidió que no me merece, que yo merezco algo mejor, y que el no puede ser mejor por mi. Imbécil.
He pasado la noche llorando, preguntándome que hice mal, que hice para no merecer el hecho de que él no quiera ser mejor por mí. En que me equivoque, en que falle, porque simplemente no quiere, ni le da la gana ser ese hombre que supuestamente el, yo merezco. Sus excusas son tan estúpidas... Que solo pienso en golpear su estúpida cara, y descargar toda la rabia que estoy sintiendo, todo el odio que quiero tenerle, pero no puedo, aunque la linea entre el amor y el odio sea muy delgada, no es fácil sobrepasarla.
A penas han pasado unas horas y ya me siento morir, no pienses que soy una dramática exagerada, tal vez lo sea, tal vez no. Pero así somos las mujeres, nos llenamos de tantos sentimientos a la vez, por una causa, o acción, que luego no sabemos que sentir o cómo comportarnos.
Necesito hablar con alguien al respecto, contarle lo que está pasando, pero no sé, creo que nadie va a poder entender la razón por la que estoy así, porque solo él sabe, el verdadero motivo de sus razones, porque esta que está aquí, no entendió ni pió.
Bueno les seguiré informando, como van evolucionando las cosas. La decisión en sus ojos ayer, me dejo claro que no hay vuelta atrás, que no volverá y que no quiere volver. Espero que no, y que no piense ni por un momento en arrepentirse, porque esta vez, sí que me rompió el corazón, y no pienso perdonarlo.
pd: no me crean, está hablando mi dolor.
CAPITULO I
Me gusta hablar con Dios, disfruto ese pequeño momento en el que estoy a solas, en silencio, hablando con él, donde lo único que se escucha es mi respiración, el sonido del viento y mis pensamientos, diciéndole las cosas más profundas que guarda mi ser. Son solo para él.
Me gusta porque puedo ser yo misma, puedo mostrarme como realmente soy, sin perjuicios, sin ser educada, cortes, soy solo yo, una chica que quiere hablar con alguien sin ser juzgada, con alguien que sin decir nada, me dice mucho, sin mirarme, sé que ve dentro de mí, sin estar físicamente allí, o detrás de la pantalla del celular, sé que me escucha.
Hace dos años que me fui de casa, no solo porque ya era hora de irme, también lo hice para huir del terrible dolor de amar y ser dejada. Y no necesito explicar mucho, todas sabemos cómo es. Tu novio de 4 años, un día te dice “Mereces algo mejor, ya no siento lo mismo, he estado hablando con alguien más”, y entonces el peso de la tierra cae por completo sobre tus hombros, y lo único que quieres es largarte tan lejos como puedas. Y solo los que hemos pasado por ello, podemos entender lo que se siente, los demás, mejor ni opinen, porque cualquier cosa que puedan decirme, créame, ya me lo dijeron, “estarás bien, él no te merece, conocerás a alguien mejor, necesitas un tipo con plata que te saque a pasear, eres joven y hermosa, vive tu vida”. Que ridiculez.
Es como si la verdadera importancia de amar a alguien por lo que es, y no por lo que tiene, se hubiese perdido en el tiempo, en un agujero negro en el espacio. Pero eso no es lo importante aquí, lo cierto es que, es verdad que el tiempo lo cura todo, pero deja cicatrices, esas si te quedan de por vida. Como la mía, tal vez mi cicatriz mida unos dos metros de ancho, un metro por cada año que lleva cerrándose, pero siempre hay algo que la hace sangran.
Hoy por ejemplo ha vuelto a sangran, solo porque soy tan estúpida que me puse a buscar un viejo y tonto cuaderno, en donde escribía los mensajes que mi primer novio y yo nos enviábamos, no me juzguen, tenía 15 años, era una niña tonta, y en la misma caja donde estaba ese famoso cuaderno, también estaban las cartas que el responsable de mi cicatriz me enviaba.
Nos enviábamos cartas, porque me gustaba esa clase de amor. Amor a la antigua. Y él no era un experto escribiendo sus sentimientos, pero con el tiempo se pulió, y cuando un amor es real, el corazón dicta y las manos escriben. En cuanto vi sus cartas, no pude evitarlo, comencé a la leerlas y luego no pude parar. Por eso odio los domingos, son tan aburridos que terminas leyendo las cartas de tu estúpido ex, y terminas aquí, en el balcón de su solitario departamento, hablando con Dios de tus penas, porque es el único que no está cansado de escucharte llorar por lo mismo. Porque incluso la ingrata de Venecia, se fue a dormir, negándose a escuchar más de lo mismo.
No la culpo, Venecia es una perrita que solo tiene tres años, y dos de ellos los ha pasado consolándome, es normal que ya este harta. Por eso hablo con Dios. Aquí, sentada en el balcón, con la suave brisa de primavera, y la estrellas en el cielo, más brillante que nunca, he vuelto a llorar por lo mismo.
Es difícil, aunque me mude, cambie mi círculo de amigos, lo elimine de mis redes sociales, borre todas nuestras fotos de instagram, deje de ir a los lugares donde fuimos felices, yo aún no consigo pensar en el sin llorar. A veces me pregunto, si es porque una parte de mi todavía lo ama, o si es porque soy una completa estúpida que no puede odiarlo, sin dejar de amarlo.
El teléfono suena, y mis pensamientos dejan de ser para Dios, para concentrarse en la realidad.
Genial es mama.
- Hola gatita que haces? – no se burlen, ella aún no se acostumbra a la idea de que soy una adulta de 24 años.
- Solo estoy aquí existiendo mama, ¿y tú? – ella odia que sea sarcástica.
- Aff, a veces me pregunto porque saliste tan odiosa. Mañana pasaras por aquí?
- Si mama, en cuanto salga de la oficina, paso por la tienda.
- Te amamos gatita. Te envió muchos besos.
- Yo también los amo mama, descansa.
Mis padres son, a ver… como lo explico. Son insoportablemente amorosos, y protectores, los amo, pero aún me tratan como una bebe, y no siempre necesito ser tratada así, algunas veces necesito que mama me diga la realidad aunque duela, aunque a ella le duela decirla, debe hacerlo.
No los culpo, perdieron a una hija y soy lo único que tienen, pero aun cuando han pasado tantos años, ellos no han dejado ir ese dolor, lo mantienen oculto, dentro de sí, fingiendo que no está allí, que no les duele, porque me tienen a mí.
Horas más tarde cuando me canso de pensar, de llorar, y de hablar con Dios, decido irme a dormir. Lavo mis dientes, y peino un poco mi insoportable cabello ondulado, es una costumbre que tengo, lo peino y hago una trenza, mi abuela decía que eso ayudaba a que creciera más rápido, y a mi realmente me gusta tenerlo largo. Una vez, que estoy en la cama, antes de volver a pensar en nada mas, veo un rato las actualizaciones de whatsapp, veo que Patricia, una de mis mejores amigas, fue a almorzar con su nueva conquista, y tomaron un vino carísimo que a ella le encanta, veo también que mama subió una foto con Jack y papa acostados en la hamaca, también hay una foto de Cindy, mi otra loca amiga, comiéndose un helado con su hermano gemelo, Christian. Si no fuese gay, seguro me enamoraría de él, porque esta como quiere. Pero para las desgracias de muchas, es sumamente gay.
Pero la noche es larga, y pronto caigo rendida, antes de ponerme melancólica, de nuevo.
Al día siguiente ya en la oficina me encuentro leyendo las frases de amor más celebre que Frida Kahlo le dedico a su amado y pienso, en lo locamente enamorada que puede llegar a estar una mujer de un hombre, y lo mucho que puede inspirarla a escribir cosas tan profunda, bellas, y a la vez tan dolorosas, como las que yo escribo en mi tonto diario.
"Si yo pudiera darte una cosa en la vida,
Me gustaría darte la capacidad
de verte a ti mismo
a través de mis ojos,
a través de mis ojos.
Solo entonces te darías cuenta,
de lo especial que eres para mí."
- Frida Kahlo
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Sí, tengo 24 años y aún tengo un diario, que en realidad es un blog de notas, OneNote, para ser exactos. Y la razón por la que aun hago ese tipo de estupideces, es porque me gusta escribir, pero no me gusta que nadie lo lea, también porque no me gusta olvidar lo que sentía.
Me explico, no les ha pasado, que de repente un día se despierta con la autoestima, por el suelo, de caída, nada vale la pena, la vida es una mierda, todo va mal en tu vida, y solo quieres pasar el día en la cama, porque nada logra motivarte a salir de allí, y patearle el culo a las cosas malas de la vida. Pero entonces dos semanas después, te encuentras contándole a tus amigas, tus razones para pasar todo el dia en pijama, leyendo libros de Collen Hoover, y escuchando canciones de Sin Bandera, hasta terminar llorando como tonta frente al balcón de tu departamento. Pero no logras explicarle lo que realmente sentías en ese momento, incluso suenan tontas, tus razones, y quedas como una completa niña tonta. Por eso escribo todo, cada uno de mis sentimientos, los escribo, porque no me gustar olvidar como se sintió en ese momentos, y las razones por las que me sentía de esa manera.
Frente a la computadora, redactando un informe para los nuevos clientes, mi jefa entra en la oficina sacándome de mis tontos pensamientos.
- Val, necesito ese informe listo para las 12pm, y cámbiate la blusa, no puedes ir almorzar conmigo si tienes esa mancha allí.
Bajo la mirada y allí esta, mi jugo se derramo esta mañana y ni cuenta me di, he pasado todo el día así, que horror.
- Si señora. Necesita que pida un taxi?
- No, miguel traerá mi auto antes de las 12. Ya sabes cámbiate.
- No se preocupe.
¿De dónde carajo se supone que voy a sacar una nueva blusa?
Tomo mi teléfono y no se ocurre más nada que llamar a Pat, ella tiene coche y puede llegar más rápido que un rayo.
- Hola hola, muchachona. ¿Qué pasa?
- Tengo un código 4 y necesito que me traigas una blusa limpia antes de que me despidan.
- Bueno me estoy alistando para mi guardia en el hospital. Dame 20 minutos y estoy lista, luego me das 20 más y estoy allá.
Miro la hora y 40 minutos es mucho riesgo, son las 11 am. - Pat lo necesito para ya. O me despedirán y no creo que tu sueldo mediocre de enfermera me puedas mantener.
- Que estúpida. Te hare el favor solo porque tienes razón, mi sueldo es mediocre.
20 minutos después, Patricia Skala, la enfermera del sueldo mediocre está a las afueras del edificio donde trabajo, y sin bajarse del auto, me entrega una casi tan mediocre blusa, de esas que ella usa cuando quiere dárselas de niña buena. - No había de otro color, saber que odio el naranja. Además me hará ver como una gran fruta.
- Pues… es lo mínimo que podía hacer luego de que insultaras mi sueldo.
La odio
- No pongas esa cara, te verás hermosa, píntate los labios de violeta y creerán que eres una rumbera – se mofa haciendo referencia a la canción de melody “soy una rumbera”
Una vez que estoy de nuevo en la oficina, le pido a Alexa, mi compañera de trabajo que me acompañe al baño a ver qué tal me queda la blusa.
- Te queda bien, excepto por el detalle del último botón – me miro en el espejo y me doy cuenta de que mis tetas sobresalen más de lo normal, sin ese botón faltante.
¡Mierda! - exclamo. Patricia me las tiene que pagar.
- Parece que tu amiga lo hizo apropósito – dice Alexa riéndose de lo ridícula que me veo – pero tranquila, eres blanca, si fueses morena, sería un lio. Además con la chaqueta encima – dice tendiéndome la chaqueta negra que he traído hoy, me la coloco y ella agrega – y si te pones el cabello hacia adelante, te ves menos vulgar.
- Tienes razón – me miro en el espejo – no esta tan mal.