Cuando tu país de origen entra en un declive y un torbellino de situaciones increíblemente criticas, tienes dos opciones quedarte y luchar o ir muriendo poco a poco, no solo de hambre sino de mente y pensamiento, salí de mi casa un 20 de septiembre del año 2016 con la mirada de mis padres mas oscura y mas nublada que nunca, decidí irme al vecino país porque no tenia mucho dinero ahorrado, de verdad que cuando eres joven, la ingenuidad te acompaña en cada decisión que tomas, pero lo hice con la finalidad de ayudar a los míos, yo creía que la situación era difícil cuando deje mi país pero ahora veo que vamos de mal en peor.
El gran problema que tenemos los que emigramos es que decimos "si va a ser complicado" pero nunca pensamos hasta que punto, admito que a muchos les va muy bien consiguen un empleo en lo que han estudiado y eso en su autoestima sienta muy bien, porque en mi caso pues debo confesar que te sientes impotente de haber estudiado tanto, noches en vela y querer ser la mejor para que en este momento no importe nada. Supongo que es la soberbia que no nos abandona.
Hoy solo pido a Dios que nos quite esa nube del pecho y la cabeza, que nos haga humildes, que por ahora aprendamos a vivir en otra tierra, aceptar que no estamos en la nuestra, que seamos agradecidos, porque si nuestro corazón no mejora estoy segura que nuestro castigo no cesara, y luego nos estaremos preguntando por que Dios nos abandona.
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