Al pensar en el título de este artículo fue inevitable recordar la frase de la ex candidata presidencial que se hizo célebre pidiendo ayuda a una moderadora en el desarrollo de una entrevista por un canal reconocido en Venezuela hace unos años atrás. Sin embargo, este no es el tema en cuestión, les hablaré del ingenio del venezolano para trasladarse de un lugar a otro.
Debo mencionar que a mi madre Eddy Peña le fue diagnosticado en el mes de diciembre del 2017 un Ca de Mama izquierda, desde entonces los meses siguientes transcurrieron entre la operación y la aplicación de las quimioterapias y ahora estamos en los trámites para las radioterapias, tratamiento que no hacen en Mérida desde hace varios años, razón que nos lleva a salir del estado. Por esta razón debió hacerse una hematología y dependiendo de los resultados colocar vacunas para subir valores como glóbulos blancos, hemoglobina o plaquetas.
Día domingo en la mañana decididas a salir para realizar la hematología la realidad no ha cambiado y es que no hay transporte público, entonces para no perder tiempo bajamos desde casa unas cuadras caminando, con paso lento, para que Mamá pueda caminar sin sentir cansancio, pues no han transcurrido ocho días desde la aplicación de su quinta quimioterapia. Bueno, a sacar el dedito, cinco carros pasaron se fijaban en el cabello inexistente de mi Madre y seguían, cabe destacar que carros con solo el conductor. Así pasaron aproximadamente veinte minutos, hasta que un señor muy amable, de esos que te dicen - buenos días, ¿cómo están? Pasen adelante - esa cordialidad que no sé si por razón del caos se ha perdido. Nos hizo el favor y nos llevó al centro de salud. Gracias Señor, mil gracias.
Con ánimo de vencedoras tras conseguir la cola cancelamos la hematología con algo de inquietud porque sabíamos que de regreso era la misma historia, pedir cola, y se preguntarán ¿por qué no pagar un taxi? Por la sencilla razón de que la carrera mínima esta en quinientos mil bolívares y no, no teníamos esa cantidad de efectivo. Lo cierto es que, caminamos un buen trecho esperando que un bus como por arte de magia pasará, pero no. Mi Mamita me dijo - vamos a sentarnos a esperar- y entonces a pedir cola. La misma historia, pasan los carros y ni te miran o con morbo ven la cabeza sin cabellos de mi madre. Pero ella solo pensaba en llegar y hacer un buen café y comer pan campesino.
Y como por arte de magia un ex compañero de trabajo pasó y abrió su boca para decir ¿A dónde necesitan que las lleve? Gracias querido Héctor por el gran favor. Ya en casa y con un buen café criollo sin azúcar decidí escribir nuevamente sobre el transporte y es que es inevitable darle tanta vuelta al asunto en el caso de Mérida, que no hay repuestos, que la tarifa del pasaje es muy baja según transportistas. Pero señores es que hay muy pocas unidades operativas y las que hay son cuestionadas por ir al Puerto Santander a llevar efectivo o trasladar personas que optan por cruzar la frontera y comprar alimentos. A fin de cuentas la realidad es que la gente se despojó de la pena, se despojó de la comodidad, se despojó de cuidar su piel por la sencilla razón de que el sol es inclemente al mediodía y rogar porque no llueva porque comprar paraguas o sombrillas es al igual que otras cosas inaccesibles.
Despojados de muchas cosas solo queda sacar el dedo y pedir la cola, hay quien se atreve a llevarte, otros no, ¿por temor a la inseguridad? Es una razón válida, obviamente. Otros en camiones te llevan de pie y peor que una sardinita en lata. Así que ya saben, a sacar el dedo, porque lo de sacar la pierna es probable que no funcione, y esto rememorando la película de Sexo en la Ciudad donde Carry le funcionó … pero en Abudabí.
Hasta chao.
Que triste es ver como otras naciones evolucionan y mejoran su calidad de vida mientras que nosotros vamos en retroceso.