Cuando un nuevo ser sale al mundo, a la realidad, siempre se asumen riesgos; trátese de los pollitos, de los hijos, de los nuevos empleados, o de los nuevos emprendedores. Lo más sabio en un nuevo emprendedor es que se deje guiar por un coach; lo cual no quiere decir que no vaya a sufrir reveses y aparentes fracasos en el camino, en el nuevo despertar. El síndrome de mamá gallina es aquel que es tóxico y mal enfrentado, se torna dañino para el aprendiz a adulto.
En algunos estudios, se ha evidenciado que es muy frecuente, que las madres o entrenadores sientan invasión por el miedo y el terrible fracaso del emprendimiento o de entregarle un adulto insano a la sociedad. En el crecimiento siempre se tendrán enfrentamientos a situaciones impensables, porque cada aprendiz deberá pasar por sus propios retos que lo van a ayudar a fortalecer sus alas, haciendo la analogía de la metamorfosis.
La reflexión a tener en cuenta es:
-se debe mirar todo temor de enfrente y analizar la mejor estrategia, de acuerdo al proceso y actitudes de cada crío o aprendiz-