La última fiesta del año.

Trabajó desde las 8 am hasta las 6 pm, atendiendo heridas y curando moretones de pacientes viejos y registrando nuevos pacientes en el hospital. La sonrisa nunca abandonó su rostro inocente y las palabras amables nunca dejaron de aparecer cuando fue necesario.

"Buenos días señora D’Souza. ¿Se ha ido el dolor? ”, Le preguntó con dulzura a uno de los pacientes, comprobando sus fracturas en las piernas y la anciana asintió con una sonrisa flotando por toda la cara arrugada.

"Sharma Ji, ¿no vas a cantar algo para nosotros hoy? Vamos a cantar algo por nosotros. ¡Hoy es el AÑO NUEVO! ”Se dirigió hacia otro paciente en la esquina de la sala.

“Claro, hermana Neeta. ¿Pero se me permite hacer tanto ruido? —Preguntó en voz baja.

"No te preocupes por eso. Me encargaré de eso. "Ella le guiñó un ojo mientras cerraba la puerta de la sala.

Jindagi ek safar hai suhanaa..yaha kal kya ho kisne jaana ..

Una voz baja y frágil hizo eco en la habitación, mientras que los otros se unieron a él pronto.

Había sido un día bastante ocupado para ella, ¡pero cuando no lo es! Su rostro reflejaba el mismo cansancio que proviene de un día agitado habitual. Ella miró perezosamente el reloj. Otros diez minutos para el final. Regresó a la sala de profesores, entregó los informes a la siguiente enfermera de turno y recogió sus pertenencias y su bolso, y salió del hospital con una satisfacción de corazón y alma.

La rutina había estado allí desde el día en que Neeta asumió el trabajo de enfermera en un reputado hospital de la ciudad. Durante los últimos dos años de su vida, ella había estado cuidando a personas enfermas y haciéndoles sonreír. “Juntos, haremos que suceda”. Ella consolaría a las almas magulladas en el hospital.

Y hoy fue la víspera del año nuevo. Ella contrató un taxi en lugar de viajar en autobús. Ella podía permitirse ese lujo en un día especial después de todo. En su camino de regreso a casa, detuvo el taxi por unos minutos y compró un hermoso pastel de fresas con frutas encima. Un regalo especial, para una ocasión especial; ella sonrió para sí misma.

Estaba casi oscuro cuando llegó a casa. Abrió la puerta de su apartamento de dos habitaciones, que estaba oscuro y frío. Neeta encendió la luz y la sensación instantánea de soledad la golpeó de inmediato.

Ella había tenido un novio durante todo un año y lo pasaron muy bien juntos hasta que él la abandonó por otra mujer este verano. No importa. Ella se encogió de hombros y se animó. No voy a arruinar este día especial para nadie.

Pronto, el olor del café recién hecho besó cada rincón de la habitación, de arriba abajo. Se dio una ducha y se puso su nuevo vestido azul.

Durante aproximadamente una hora más o menos, fortaleció su cabello rubio, se puso su mejor perfume y lápiz de labios, usó su rímel, delineador y sombra de ojos recién comprados. Una sandalia de tacón alto adornaba su pie.

Después de decorar sus uñas con una pintura de uñas a juego, miró por última vez su reflejo en el espejo. Perfecto.

Ella lanzó un beso hacia el espejo.

A continuación, colocó la mesa, el pastel entre dos velas perfumadas y encendió su televisor, buscó entre los canales y se conformó con una, que mostraba su comedia favorita.

Se sirvió un poco de café caliente en la taza de café y rezó en su corazón.

¡Gracias Dios! Por la bondad que me otorgaste durante todo el año y rezo lo mismo para el próximo año.

"Feliz año nuevo, Neeta". Se deseó y estaba a punto de cortar el pastel cuando sonó el timbre.

El reloj mostraba las 8 pm.

¿Quién podría ser este a estas horas? Sorprendida con esta inesperada interrupción, abrió la puerta.

Un pobre niño pequeño estaba en la puerta, con la cabeza desnuda y los pies desnudos, cargando un montón de globos de colores. Sus pies y dedos estaban bastante rojos y azules con el frío. Su suéter andrajoso y sus pantalones de algodón, que tenían numerosos parches, no eran de mucha utilidad.

Ah! Pobre alma. Estaba flaco a la emaciación. Sus ojos eran demasiado grandes para su rostro flaco.

Temblando de frío y, probablemente, de hambre, preguntó: "Señora, ¿quiere globos para las decoraciones?"

Echó un vistazo a su lugar solitario y aburrido. No es un lugar ocioso para las celebraciones de Año Nuevo. No importa. ¿Quién me visita de todos modos?

"No, niño, no los necesito", dijo en voz alta.

"Pero, señora, los tengo en todos los colores y todos están a un precio desechable, solo Rupias veinte por diez grandes y rupias diez por diez más pequeños", insistió mientras su voz temblaba con frialdad.

Ella le dio una mirada pensativa.

"Está bien, dime, ¿qué harás con el dinero?", Preguntó juguetonamente.

"Compraré pastelitos para mi abuela", anunció con orgullo. "Ella está allí, sentada debajo del poste de luz". Señaló hacia una esquina de la calle.

Neeta se asomó a la oscuridad exterior. En un rincón de la calle, una anciana se acurrucó en un bulto, tratando de evitar el frío. La anciana era ella misma tan flaca y flaca que se compadecía de ella.

"Hoy es su cumpleaños", dijo melancólicamente. Sus tristes ojos perforaron su corazón. "Si ella no hubiera estado enferma hoy, ya habríamos vendido todos los globos". Sus ojos brillaron una vez más.

"Le había prometido que yo wou
Presenté sus pasteles de taza en su cumpleaños, pero ... ¡Fue un día realmente difícil! "Dijo en voz baja, apenas audible. Su rostro se volvió más sombrío que nunca, ya que el chico parecía encogerse de frío. Neeta se agachó y tomó Un montón de globos de sus manos frías y secas. Cinco minutos después, dos damas, una joven y una mayor, y un niño compartían un delicioso pastel y el café caliente, su último festín del año. La casa estaba llena de diferentes colores de felicidad y alegría. El Año Nuevo los abrazó a todos con un fuerte golpe de galletas.