Escrito por mi mamá.
Mi primer encuentro con el eneagrama no fue algo intrascendente; con medio siglo de existencia, cabría esperar que a estas alturas de mi vida, con una educación medianamente regular (aunque mi ego se empeñe en otra cosa), nadie me viniera con cuentos chinos. Pero para mi mayor sorpresa, caí hipnotizada y se apoderó de mí, una inmensa curiosidad por conocer esta herramienta. Curiosidad plenamente justificada, una vez que supe los rasgos definitorios de mi eneatipo.
Me preguntaba cómo era posible que a estas alturas de mi vida no supiera que existían causas que originaban las respuestas automaticas de mi comportamiento, y que sus orígenes se ubicaban en las heridas de la infancia, el concepto real de ego, la naturaleza y esencia espiritual que habita en cada ser humano, los eneatipos, los instintos y componentes básicos de la psique humana. En fin sabía una que otra cosa de contabilidad y de derecho, pero ni pizca de mí misma.
Ahora bien, ustedes se preguntarán, ¿qué tanta alharaca con el fulano eneagrama? Pues, comencemos por el principio: La palabra eneagrama deriva del griego ennéa = nueve + gramma = signo significa figura de nueve puntas. En estas nueve puntas están representados los 9 tipos de personalidad fundamentales de la naturaleza humana, y cómo se relacionan entre sí.
Cada persona tiene un patrón de personalidad representado en alguno de los nueve tipos del eneagrama (eneatipo). Una vez que descubres a qué eneatipo perteneces es cuando esta poderosa herramienta de desarrollo personal, empieza a contarte lo que no sabías de tí.
"La mayoría de la gente vive esperando 'grandes eventos' que den sentido a su vida, pero en realidad sólo existe uno: conocerse a sí mismo, autodescifrarse por completo."Dario Salas Sommer.