Expresando sentimientos a un padre maltratador - (short story)
Apreté el volante del Porsche que estaba manejando, era mi más reciente reliquia. Ese auto era todo lo que yo quería, rápido, seguro y llamaba muchísimo la atención. Mi traje estaba completamente impecable pues, mi mujer me lo había mandado a la tintorería hacía dos días. Mi Rolex marcaban las 11 en punto de la mañana y estacioné en la parte más baja de la ciudad. Aquel lugar contrastaba con toda mi riqueza, pero yo había ido con un solo objetivo y lo iba a lograr.
Miré de nuevo mi reloj y ya habían pasado dos minutos, estaba temblando pero la diferencia del hoy y de hace veinte años es que ya no tenía miedo, sólo eran recuerdos, muy malos recuerdos que me llenaba el alma de impotencia y de ira; mis diversos psicólogos me habían dicho que tenía que aprender a soltar el pasado y comenzar el futuro, lo que no entendía es por qué, después de tanto tiempo, aún recordaba aquellos episodios y me afectaba en el presente.
Recibí una llamada de mi mujer a lo cual respondí inmediatamente
—¿Estás bien?, ¿has llegado?— Preguntó con la voz claramente preocupada, ella sabía lo que iba a hacer, ella sabía mis intenciones.
—Sí, ya llegué, sin embargo estoy afuera, no he podido bajar del auto— Confesé ansioso, tragué hondo para morderme el labio inferior.
—Todo va a estar bien, haz lo que tengas que hacer y regresa a mi—
Asentí, aunque ella no podía verme, por lo que a los segundos le respondí ya que estaba esperando mi respuesta.
—Sí, no te preocupes, tengo que hacer esto por mi mismo y por despejar mis demonios—
Mi respuesta la dejó un poco más tranquila y después de una breve plática que consistía ella en decirme lo mucho que me amaba y lo mucho que me apoyaba, decidí que no era tiempo de prolongar lo inevitable, después de todo había viajado dos horas únicamente para poder llegar hasta aquí.
Me bajé del auto para ver a los lados, el vecindario estaba tal cual como lo recordaba pero con algunos cambios; la vieja tienda donde vendían comida llamada “everything, everything” estaba un poco más amplia y habían reemplazado el cartel escrito a mano por una eléctrica de neón, la pequeña plaza que estaba al final de la cuadra, estaba lleno de césped y de columpios que se veían que eran nuevos, las casas estaban con pintura fresca, excepto la vieja casa que desentonaba con todo lo que había alrededor.
Era allí, la casa donde nací y crecí. La casa donde fue testigo de mis gritos, llantos y miedos. Cerré los ojos fuertemente para luego abrirlos y cubrir mis ojos con mis respectivos lentes Ray-Ban. Me acerqué a pasos lentos para golpear la misma puerta donde años atrás había azotado para escapar de mi infierno.
Mi respiración se congeló al ver a un chico de aproximadamente 15 años con la cara aburrida, su vida parecía monótona y complicada. Los ojos de él tenían los mismos que los míos y su estatura era quizás un poco más alta.
—¿si?— Preguntó mientras se cruzaba de brazos
—Quería saber si estaba mi.. el señor John—
—Sí, ya te lo llamo— El chico dejó la puerta abierta y aproveché para entrar a la casa, sabía que no era bienvenido pero tenía que acabar todo de una vez.
El chico enarcó una ceja al ver que había entrado sin su consentimiento y cuando quiso decir algo, la figura masculina detrás de él lo hizo callar.
—Michael…— Susurró impresionado
—Hola John— Saludé en un tono serio. Podía leer su expresión, estaba literalmente sorprendido de verme, los años le habían caído pues ya su cabello era casi blanco y la barba estaba totalmente descuidada. Él se fijó en mi vestuario y luego dirigió su mirada a mi de nuevo.
—Papá, ¿quién es él?— Respiré hondo sabiendo que mis sospechas eran cierta o era mi hermano o era mi medio hermano.
—Es tu hermano— Habló con voz neutral
El chico giró el cuello drásticamente, tanto que pude escuchar los huesos.
—Entonces mamá tenía razón…— Susurró más para él mismo que para los demás, el joven se me acercó para estrechar la mano. —Mucho gusto, soy Christopher—
Le estreché la mano gentilmente, tratando de aferrarme la idea de que esto había sido buena idea.
—Michael—
—Chris, ve a tu cuarto— Ordenó mi padre a lo que él asintió para darse media vuelta y desaparecer por las escaleras. —Me sorprende que estés aquí ¿a qué has..?
No lo dejé terminar la oración cuando lo interrumpí drásticamente
—Vengo aquí a hablar y tú vas a escuchar— Mi mirada fue gélida, fría pero lleno de dolor, tenía que dejar salir todo lo que sentía a la persona que más daño me ha hecho — Por años me he preguntado ¿por qué?, ¿qué tanto te hice desde pequeño para que me odiaras?, me preguntaba una y otra vez en mi habitación, si tenía que mejorar mi conducta, o si tenía que hacer mejor mis tareas para lograr tu aceptación. Pero luego fui creciendo y no era aceptación, era que simplemente me odiabas, lo sabía por la forma de dirigirte a mí, como si yo fuera un bicho raro, cómo si yo no mereciera tus palabras. — Hice una pausa sintiendo como mi voz poco a poco se entrecortaba — Por tú culpa crecí lleno de inseguridades, estuve apunto de acabar con mi vida varias veces en mi adolescencia; era horrible ver como mis compañeros tenían unos padres que se preocupaban por ellos y yo sólo conocía el desprecio por los míos.— A este punto era insostenible aguantar las lágrimas que se hacían presente. —Mis compañeros recibían un abrazo, yo recibía un cachetazo, mis compañeros recibían un beso, yo recibía un correazo, mis amigos recibían amor yo recibía tortura— Me quité las lágrimas con ira y seguí mirándolo a los ojos — Te escribí millones de cartas que nunca me animé a darte pidiéndote que me amaras, que no me pegaras y ahora sé que no hubiese servido de nada.— Hice una pausa para respirar hondo y tratar de calmarme mientras negaba con la cabeza —Y a pesar de todo esto puedo decirte que irme aquella tarde fue la mejor decisión que tuve, mi tía me recibió con los brazos abiertos y me terminó de formar, ella me cuidó y se hizo cargo de mí, pude ir a una universidad gracias a una beca y me gradué, trabajé y pude sacar un postgrado. — Abrí los brazos con una pequeña sonrisa — y no sólo eso, conocí a una mujer con la cual me casé y tengo dos hermosos niños donde ellos sí reciben mi amor y mi cariño, a ellos los abrazo, los beso y los cuido, cosa que nunca tuve contigo, a ellos no le falta ni le faltará nada — Bajé los brazos para meterme las manos en el bolsillo. —Vine aquí buscando una respuesta, pero al verte me doy cuenta que no necesito esa respuesta, porque me doy cuenta que el problema no fui yo, siempre fuiste tú… — Me di vuelta, pero antes de salir por la puerta. —Ah, me olvidaba— Miré hacia atrás para verlo a los ojos —Sé de la muerte de mi madre, no lo siento por ti, lo siento por el pequeño, si es que le permitiste esta vez que se acercara a su hijo porque gracias a ti, ni madre tuve— Respiré hondo para agregar — Y si algo te importa Christopher, dejarás que se acerque a mí para yo poderle ayudar económicamente con lo que necesite. —Saqué una tarjeta de presentación donde estaba mi nombre escrito, yo tenía varias empresas de compra y venta de inmuebles; no quería alardear, pero me iba excesivamente bien. —Gracias por no estar porque me enseñó a lo que realmente necesita un hijo— Dicho esto salí de la casa para ir hacia mi Porsche e ir con una pequeña sonrisa a casa, dejando mis demonios atrás y mirando el futuro con una sonrisa.
Sources: 1, 2
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