Él tiene independencia en la mirada
y en su forma de reír,
a veces, se le escapa un lamento,
pero es capaz de comerse
hasta la estrella más triste
para hacerme sonreír.
Lo he apreciado triste muchas noches,
con el alma rota
y los pies desnudos por la ciudad;
otras veces,
lo veo ser gigante en medio de una tormenta.
Siempre es capitán de su propio naufragio.
Y, su sonrisa, me hace tan débil,
aunque a su lado
siempre me siento una inmortal.
Excelente, buen trabajo!!
Gracias por leerme :)