La metáfora del alma platónica. Fuente.
El arte, similar a la ciencia, es una disciplina que se ocupa de interpretar el mundo. En un inicio, textos sagrados, filosóficos y culturales de todo tipo eran aderezados con verso y metáfora, posteriormente, con el renacimiento y el auge de la razón y la ciencia, la forma poética ha sufrido la deposición hacia un uso meramente literario.
En la metáfora persiste un conflicto entre B (imagen, vehículo) y A (tenor). El lector ostenta la labor de buscar las semejanzas entre ambos elementos para encontrar A, el concepto al que refiere en realidad la metáfora. Es una necesidad proactiva de desplazamiento hacia el tenor, mediante la significación lingüística o los referentes que tenga el lector, a los que aluda B. Ante la obligatoriedad de desplazamiento es imposible mantenerse pasivo, (por ello lo denominé "proactivo"), más bien, se abre un proceso de análisis dónde habrá que buscar y seleccionar ciertos rasgos sémicos, y relegar otros para llevarse a cabo.
La resolución del tropo (aparente incoherencia entre los conceptos) conlleva un aprendizaje significativo por obligar al lector al procesamiento de significados. De hecho, mientras más ambigua sea la metáfora, más análisis le exige al lector, lo que conlleva a finalmente afianzar sólidamente los conocimientos que aquella metáfora le ha transmitido. La conceptualización es trascendida para abrir paso a un proceso creativo (“Algunas metáforas nos permiten ver
aspectos de la realidad que la creación de la metáfora ayuda a construir”, decía Aristóteles)
La virtud de la metáfora también yace en el desarrollo de la subjetividad del lector, pues la metáfora libra al texto de todo tipo de parcialidades presentes en el discurso que pueda presentar un docente o un político, los cuales terminan por enajenar al lector al dejarlo en una actitud pasiva. Para el estudiante persiste una actitud sumisa, mientras que para el docente es una actitud coactiva, ésto ocurre debido a que entre la consigna y su realización no existe otra cosa más que, quizás, la aclaración de la consigna.
La complejidad semántica de la metáfora y su atractivo estético contribuirían significativamente al interés (gracias a su factor creativo) y, de la mano, al fundamento cognoscitivo del estudiante. La ruptura de la expectativa (la lógica) crea un estado de alerta que desencadena una situación placentera: desde una tensión inicial por la transgresión cometida hasta una distensión por el hallazgo del atributo sobre el que se construye el sentido.
El (re)descubrimiento del concepto mediante la participación subjetiva es lo que origina el interés del lector gracias a la desautomatización del lenguaje; el lenguaje artístico implica la trascendencia a un lenguaje desvaído y automatizado que genera un aprendizaje repetitivo en lugar de un aprendizaje significativo. Ésto ocurre por el desinterés producido por las palabras en sí mismas, otorgándonos una visión desvaída y automatizada del mundo.
Lo que aquí presenté fue un resumen aunado a algunas divagaciones propias; un ensayo sobre el artículo "Metáfora, Cognición y Competencia Literaria" de Luis Sánchez Corral
Excelente post, en el cual uno siente que aprende. No todos pueden comprender de manera pedagogica la explicación de como se construye o interpreta una métafora. Tu explicación fue de lo simple a un lenguaje más complejo. Sólo aconsejaría llegar a más lectores con un lenguaje más pedagógico, de resto, excelente artículo.
Muy buen artículo, agradecido por haberlo compartido. Es una inteligente perspectiva, explicada con las palabras más pulcras y exactas. Compartir es expandir.
Excelente ensayo.
Muchas gracias por el reconocimiento