La depresión y sus consecuencias en la salud cardiovascular.
Un gusto en saludar a mis lectores consecuentes y a mis siempre queridos pacientes. En este entrega que muy amablemente semana a semana me permite @theartemis, he querido profundizar en un aspecto que muchas veces puede pasar desapercibida en la consulta diaria y que no es por ello menos importante. Se trata del aspecto emocional de los pacientes en la consulta de cardiología, y nos dedicaremos solo a un aspecto de ello, específicamente de la depresión.
La importancia de la depresión como tema de hoy no es algo fortuito, esto ha comenzado a ser un tema de debate cada vez mayor en la cardiología y la medicina general no solo por la mortalidad que genera en suicidios a nivel mundial en los países más industrializados sino por aquellos que desencadenan esta patología en relación con las enfermedades cardiovasculares. Ya en el año 2017 la organización mundial de la salud se propone a dedicar una campaña para llamar a la reflexión sobre este asunto durante todo este año y sentar las bases para generar las acciones necesarias en los sistemas de salud.
La depresión muchas veces suele aparecer posterior a algún hecho desencadenante como el desempleo, pérdida de algún ser querido o simplemente la aparición de alguna circunstancia de salud que limite su desempeño habitual de forma reversible o irreversible como es el caso de las enfermedades cardíacas y cerebrovasculares que son la causa de mortalidad y morbilidad más frecuente en nuestros países.
Algunos de los síntomas que nos ayudaría en el comienzo del diagnóstico de un síndrome depresivo podrían involucrar:
- Fatiga o falta de energía para las actividades cotidianas.
- trastornos del ciclo sueño-vigilia. (dormir de día y estar despierto de noche)
- Pérdida del apetito.
- Disminución de la capacidad de concentración.
Numerosos estudios ya han relacionado a los estados depresivos con la enfermedad cardiovascular como un factor de riesgo más, pues es habitual ver como hay relación con el aumento del consumo de tabaco, alcohol, disminución de la actividad física y por la tanto un aumento de peso acompañado de abandono del tratamiento médico de algunas comorbilidades como la hipertensión arterial y la diabetes mellitus involucrados muchas veces como los predecesores de enfermedades como el infarto agudo del miocardio y el accidente cerebrovascular.
Esta relación se demostró de forma estadisticamente significativa por varios trabajos que incluyen pacientes depresivos del Intermountain Medical Center Heart Institute de Salt Lake City (Utah, EEUU) y que han sido presentados a la comunidad médica en la reuniónes anuales del American College of Cardiology (ACC) desde 2017. Aquí se afirma que la depresión es el mayor predictor de muerte en diez años tras el diagnóstico de una enfermedad coronaria, llegando a duplicar las probabilidades de fallecimiento en comparación con los pacientes cardiovasculares sin este trastorno mental.
Accidente cerebrovascular.
La incidencia de accidentes cerebrovasculares es mayor casi dos veces mas en aquellos pacientes identificados con síntomas graves de depresión que en aquellos con solo síntomas leves. Esta probabilidad esta enmarcada a partir del diagnóstico hasta 10 años después si no se corrige rápidamente este estado mental. Inclusive las probabilidades de muerte y de limitaciones durante el periodo de rehabilitación son mayores si la depresión ha persistido y no ha sido tratada. Por ello se justifica que los fármacos antidepresivos sean empleados sin ninguna limitación.
Infarto del miocardio.
Los trastornos depresivos también parecen tener relación con la incidencia de infartos del miocardio. Los pacientes en los que se determinan antecedentes de depresión severa tienen más de cuatro veces la probabilidad de sufrir un infarto del miocardio que las personas sin historial de depresión, y los niveles elevados de síntomas depresivos están relacionados con un mayor riesgo de infarto.
Aproximadamente una de cada seis personas que han tenido un infarto del miocardio desarrollan síntomas de depresión severa, y por lo menos el doble experimentan síntomas depresivos. Los pacientes que han tenido un infarto del miocardio y que también se hallan deprimidos tienen más morbilidad asociada y complicaciones cardíacas, por lo tanto un mayor riesgo de morir que los pacientes no deprimidos.
Es muy probable que las personas que padecen de depresión después de un infarto del miocardio no se adhieran al estilo de vida y a los cambios de conducta que son recomendados, lo que aumenta posiblemente su riesgo de problemas cardíacos subsecuentes. Esto es realmente lamentable ya que se ha determinado que la rehabilitación cardíaca mejora los síntomas depresivos y este tipo de pacientes no cumplen con dicha rehabilitación. Sin embargo, el uso de una clase específica de medicamentos antidepresivos llamados inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (SSRI, por sus siglas en ingIés) además de su efecto beneficioso para la depresión, ejercer efecto de antiagregación plaquetaria que protegen contra otro infarto. Además este grupo de antidepresivos son menos peligrosos en el caso de una sobredosis, y tienen menos probabilidades de inducir arritmias que otras clases de medicamentos antidepresivos.
El tratamiento antidepresivo y otras alternativas.
El tratamiento en el caso de estados depresivos en el contexto de enfermedad cardiovascular se sustenta sobre dos pilares fundamentales, la psicoterapia y la terapia farmacológica. Más recientemente comienza a recomendarse la realización de actividad física diseñada para cada caso particular y con el acompañamiento grupal de individuos en condiciones similares.
Antes que cualquier tratamiento farmacológico debe existir un diagnóstico adecuado por un médico especializado en psiquiatría que mantenga una asociación de relación médica con el equipo multidiscliplinario que trata a estos pacientes. Los cambios del estilo de vida que incluyan el ejercicio físico parecen ser primordiales de forma inicial.
Aunque hemos dado un avance importante en reconocer que la depresión representa un factor de riesgo cardiovascular, aún tenemos mucho camino por recorrer en relación con entender los beneficios de su tratamiento. Aún no existe una evidencia firme en relación a la terapia conductual y la sertralina (fármaco antidepresivo) como opciones que realmente sean eficaces.
Espero que sea útil lo que aquí les escribí. Toda la información que obtuve esta resumida en mis redes sociales. Las imágenes son de dominio público. Si te gustó, déjame tu comentario o tu voto, sería un gusto saber que he llegado a muchas personas y haber ayudado en algo a tu salud.
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