Hasta que las ganas se apoderen de ti y deje de ser una obligación.
Las ganas no nos las quitan, se desvanecen a la par que nuestras ilusiones cuando dejamos de regarlas o dejamos que la decepción las marchite.
Recibir mas restas que sumas, pueden llevarnos a una invasión de sensaciones desagradables y a dejar de hacer progresivamente cosas que nos gustan perdiendo así fuentes de placer en nuestro dia a dia.
Cuando tenemos ganas la vida fluye mejor pero cuando no, no puedes esperar a que regresen por sí solas, pues no se han ido, se han dormido por falta de ilusión y acción.
A veces hay que invertir el orden y pasar a la acción para que se despierte la ilusión.
Así que obligate a hacer lo que te gusta y es bueno para ti, hasta que las ganas se apoderen de ti y deje de ser una ilusión.