En mi casa materna nunca hemos tenido hora fija para disfrutarlo. Nos da igual que sea en el desayuno, en el almuerzo o en la cena. Los acompañantes pueden variar ¡eso sí, hay un ingrediente que no puede faltar!
En la mañana, con arepa y suero es la combinación ideal.
A mediodía, con arroz y ensalada bien lo sabemos disfrutar…
O en la noche, con papas fritas y queso en cuadritos que no pueden faltar.
Sus combinaciones pueden variar y para todos los gustos hay. Pero para los chicharrones de cochino frito, el orégano fresco, no puede faltar.
En un caldero a fuego medio, trozos de lomo cochino y sal son suficientes para comenzar a cocinar. Luego, cuatro dientes de ajos machacados y bajar el fuego, recomienda mi mamá.
Cuando añadimos un poco de aceite onotado se empiezan a fritar y un provocativo olor comienzan a emanar. Llega la hora de agregar el ingrediente que no puede faltar, el orégano fresco.
Ya olor debe haber invadido toda la casa y un poco más allá. Se acerca la hora de decidir con qué lo vas a acompañar…
El lomo de cochino o cerdo se considera con menos grasa y calorías que la de pollo o res, según estudios realizados por una universidad latinoamericana.
El cochino frito es uno de mis platos preferidos. Desde niña recuerdo que mi mamá se esmeraba en prepararlo, en bastante cantidad, previendo la llegada imprevista de algún familiar, amigo o vecino que siempre era bienvenido para saborear el plato rico.
Una de sinvergüenzuras preferidas.
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