Como ser humano nos vemos sumergidos en una serie de roles que muchos de ellos son esquematizados por estereotipos de la sociedad, ser niño o niña, ser estudiante, ser ciudadano, ser hija(o), hermana(o), madre, padre, esposa(o) , ser amiga o amigo y todo eso protagonizados por comportamiento que en muchas oportunidades conllevan ha ataduras y cicatrices, así mismo como aprendizajes y momentos maravilloso, sin embargo la sociedad no le da mayor importancia a priorizar la autenticidad, la felicidad y a resaltar eso que te hace único, con las cosas buenas y malas, motivarnos día a día a conseguir esa felicidad debería ser una regla universal instaurada principalmente por la familia y la sociedad, para que con el tiempo seamos capaces de ver nuestra línea de vida lo más satisfactoria y plena posible, es por eso que llego el momento de llenarnos de momentos que nos nutra de felicidad y eso sencillamente lo podemos comenzar a vivir con el simple hecho de aprender a valorar las cosas más simple, el sonido de la lluvia, un buen atardecer, una fotografía, una música etc., y es ahí donde te darás cuentas que no necesitas demasiado para sonreír, es fin no necesitas demasiado para ser feliz.