A veces que algo este mal, también significa que está bien...

El rechazo... El rechazo es el peor sentimiento que he experimentado hasta ahora.
Le ofrecí todo lo que nunca nadie iba a ofrecerle jamás, me preocupe por él, lo apoye, perdone todas y cada una de sus fallas, ame cada defecto e imperfección que su alma poseía y no le fue suficiente, enamorarse es un arma mortal.

Al principio estuve mal. No comprendía que había de malo en mí o porque yo no le bastaba y no le era suficiente, y uno tras un pensamiento iban acumulándose en mi cabeza y no cesaban. Pasaba noches sin poder dormir, no dejaba de pensar en él y el qué estaría haciendo, si estaría pensando en mi o no, llore, pase mis días en cama, perdí el apetito y desaparecí del mundo a mi alrededor, comencé a leer de nuevo con más frecuencia, puesto que la realidad de todo es que tras cada libro que leía era una distracción más de mi triste y absurdo presente. No todos sabían lo que me pasaba y aquellas personas de las que estaban al tanto, nunca lograrían comprenderme, era algo con lo que solo yo podía estar.

Pasaron semanas... Meses y meses, entonces las personas a mi alrededor, de esas de las que me había alejado comenzaron a preocuparse por mí y yo solo quería que todo parara, quería dejar de sentir el corazón tan pequeñito e inexistente, quería volver a ser yo misma y recuperar todos y cada uno de mis frágiles trocitos de corazón, pero aun no era el momento.

Pasaron libros y libros por mis manos y cada uno de ellos me hacía sentir mejor, recupere mi apetito y comencé a dormir de nuevo, pero aún seguía doliendo y comencé a aceptar que estaba bien sentirse así, que somos seres humanos y sentimos cosas y eso no tiene nada de malo, comencé a recuperarme y estaba más cerca de ser yo misma de lo que estuve antes.

Un día termine de leer uno de mis libros y me sentí realmente feliz por como termino la historia, ese día acepte totalmente lo que me había pasado, comprendí que no podemos controlarlo todo y que son cosas que inevitablemente suceden.

Lo cierto era, que para mí, él era mi mundo, tenía todo para hacerme feliz y solo decidió destruirme, por eso el amor siempre será un arma de doble filo.

Ese día me sentí más viva que nunca, no podía dejar de pensar que habían muchas cosas por las cuales sentirse y estar mal y esa solo era una muy diminuta razón y que no tenía más ninguna por la cual sentirme como lo estaba haciendo, que habían muchas personas que me amaban y brindaban el cariño que era más que suficiente y realmente me apoyaban en todo, desde ese día fui recogiendo cada pequeño trocito de lo que quedo de mí y me fui reconstruyendo. Ese día lo supere, ese día dejo de doler y se convirtió en uno de los mejores días que había tenido ya en muchísimo tiempo.

Luego de meses volví a verlo, venia de vuelta a casa y él estaba en la acera opuesta a la mía, lo reconocí de inmediato, llevaba un tiempo corto preguntándome que haría si lo volvía a ver y allí estábamos, a tan solo una acera de distancias, y solo sentí tristeza. Se veía perdido, que había perdido el rumbo. Y me puso algo triste, perdió el brillo que tenía.
Entendí que no todos pueden ser salvados, él tenía un brillo encantador, a mi parecer poseía todo aquello que lo hacía único, y que se perdiera así mismo solo me dio tristeza por él. Aprendí que no todas las almas perdidas están destinadas a la salvación. Algunas simplemente no quieren ser salvadas y mientras el perdió su brillo, yo conseguí encontrar el mío y brillar cada día más.

Por eso que algo este mal, también puede significar que está bien. La vida tiene su propio curso. ¿Vale?