Recuerdo de tu propio aliento

Hay días en los que solo te colmas de las muchas cosas que en algún momento fueron y son importantes para ti, esos representativos fragmentos de tu vida... con todas las personas que hoy ocupan un lugar específico en tu corazón, ese montón de minutos y horas al lado de quienes por alguna razón creyeron en ti, lloraron contigo, rieron a carcajadas de las cosas más absurdas e increíbles del mundo, esas promesas de hermandad que si bien el tiempo va nublando es incapaz de desaparecerlas del todo.

Porque si, las vidas que llegan a la tuya no lo hacen por casualidad, ¡eso no existe! lo único que realmente existe es la causalidad de lo ocurrido, la gente que llega a nuestra vida, esa que logra que derrames algunas lágrimas de tristeza y felicidad, esa capaz de brindarte sonrisas verdaderas, esa que alienta tu confianza en las personas con un alto calibre de HUMANIDAD.

El quienes somos, no es solo por la convicción que podamos tener, es también gracias a todas aquellas personas que de alguna forma fueron partícipes y causantes de nuestra firmeza, pasión y talento. Es egoísta pensar que el triunfo que podamos obtener en cualquier cosa que hagamos en la vida se resume a la narciza postura de creer que nuestras acciones son las únicas que cuentan para llegar a donde queremos, cada escena y persona con la que nos topamos es la pizca de impulso para lograr saborear la satisfacción del éxito.

(Por esa gente, GRACIAS por ser parte del recuerdo de mi propio aliento)

Al fin al cabo, ¿que significa vivir si no tienes recuerdos que hagan más transparente y pura tu propia convicción?

Att. AndersongTrocel: En busca de lo que somos.