Siempre se nos ha enseñado que la familia es un pilar fundamental en la sociedad, y no hay error en esto. La familia es el núcleo que enseña los buenos principios de la vida, en ella aprendemos el respeto, el servicio, la honestidad y por sobre todo el amor. Una verdadera familia basa sus enseñanzas en estos y en otros principios que la protegen.
No debemos olvidar que los hijos llegan a ser lo que son cuando un padre y una madre les enseñan a hacer lo bueno, no podemos descartar que Dios está siempre presente en las familias que se esfuerzan por hacer el bien. Permítanme citar unas palabras de LA FAMILIA una proclamación para el mundo de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días: “Por designio divino, el padre debe presidir la familia con amor y rectitud y es responsable de proveer las cosas necesarias de la vida para su familia y de proporcionarle protección. La madre es principalmente responsable del cuidado de sus hijos. En estas sagradas responsabilidades, el padre y la madre, como compañeros iguales, están obligados a ayudarse el uno al otro”.
