Cada vez que se acerca diciembre comienza en las redes sociales un flujo constante de imágenes, publicaciones y artículos que tratan las similitudes entre Jesús y Horus, cuanto se parecen sus historias y como Jesús no es más que otra deidad solar -un imaginario que representa al Sol radiante en lo alto-. Lamentablemente estas similitudes -como que Horus nació un 25 de diciembre de una virgen o que fue crucificado para luego resucitar- no solo son falsas, sino que muestran un total desconocimiento sobre el concepto de Jesús, ¿por qué?, simple, Jesús no es una deidad solar, ni siquiera es una deidad celestial, Jesús es una deidad ctónica.
Para los griegos existe el concepto de deidades ctónicas -del griego antiguo χθόνιος khthónios, que hace referencia a lo que pertenece a la tierra, lo que es parte de ella-, estas deidades referencian al inframundo, lo que existe bajo nuestros pies, en interior de la tierra, el lugar donde enterramos a nuestros muertos, pero también donde los arboles tienen sus raíces. De esta forma, debajo de nuestros pies está la muerte, la fertilidad y la vida. Por eso las deidades ctónicas son a la vez dioses de la abundancia y de la tumba.
A menudo las deidades ctónicas son parte de Las deidades de vida, muerte y resurrección -en realidad estas últimas son parte de las deidades ctónicas- puesto tienen poderes tanto sobre la vida, la abundancia, la salud y la naturaleza, como sobre la muerte y la resurrección. Un ejemplo bastante popular de una deidad ctónica es Asclepio, el portador de las serpientes, dios de la medicina para los griegos, se dice que ejercía poder sobre la naturaleza y las plantas medicinales, podia sanar e incluso resucitar a los muertos. Asclepio poseía dos redomas llenas de sangre de Gorgona, con las que le era posible envenenar o realizar curaciones. La sangre es un elemento recurrente en las deidades de la tierra.
Aclepio no es un caso raro, la mitología griega esta llena de deidades ctónicas: Gea, Deméter y Perséfone, cada representación de la fertilidad madre e hija a la vez -padre e hijo a la vez- pertenece a esta categoría.
Para los griegos pese a la abundancia de deidades terrestres, pocas figuras ctónicas son más importantes -y a la vez la más parecida a Jesús- que Dioniso, señor del vino, los misterios -todo culto a una deidad ctónica se basa en misterios- la abundancia, la comida, la vida, la muerte y la resurrección. Las similitudes entre Jesús y Dioniso son bastante evidentes, para el siglo XIX ya Hölderlin escribía sobre esas semejanzas. Ya para los siglos XX y XXI son obvios los imaginarios que comparten tanto el culto a Jesús como el culto a Dioniso, Hengel por ejemplo estudia el simbolismo y la importancia del vino en ambas creencias. Wick por su parte señala que Jesús es una especie de "Nuevo Dioniso" y esto se evidencia en la transformación del agua en vino en la bodas de Caná. Incluso Powell afirma que la noción cristiana de la transustanciación -el pan transformado en el cuerpo de cristo y el vino transformado en su sangre- proviene del culto a Dioniso que al ser un dios de la fertilidad tiene como carne el trigo de la tierra y como sangre el vino.
Pero no es solo una cuestión simbólica, también es algo de narrativas en Las Bacantes Dioniso comparece ante el rey Penteo acusado de atribuirse divinidad, esta escena es idéntica a la de Jesús siendo interrogado por Pilato.
Por otro lado, no intento decir que Jesús es una deidad de la fertilidad solo porque se parece a Dioniso, las similitudes son solo consecuencia de que Jesús sea una deidad de la fertilidad. Jesús es considerado una deidad ctónica por la forma como es retratado en el Nuevo Testamento, sus características son comunes entre los dioses fértiles: Un ser emocional, que disfruta de la vida y sus placeres, un fiestero, un glotón. Pondré algunos ejemplos del evangelio de Mateo y de Lucas:
Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: "Mirad, un hombre glotón y bebedor de vino, amigo de recaudadores de impuestos y de pecadores. Pero la sabiduría se justifica por sus hechos."
Mateo 11:19
Ha venido el Hijo del Hombre, que come y bebe, y decís: "Mirad, un hombre glotón y bebedor de vino, amigo de recaudadores de impuestos y de pecadores.…
Lucas 7:34
Y cuando vieron esto, los fariseos dijeron a sus discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los recaudadores de impuestos y pecadores?
Mateo 9:11
y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este recibe a los pecadores y come con ellos.
Lucas 15:2
Y sucedió que estando El sentado a la mesa en la casa, he aquí, muchos recaudadores de impuestos y pecadores llegaron y se sentaron a la mesa con Jesús y sus discípulos.…
Mateo 9:10
Pero Jesús no solo es retratado como una deidad de abundancia, por sus actitudes y maneras, sino que sus milagros -muestras de su poder y genuina divinidad- son actos que estas relacionados con la fertilidad, la vida y la muerte: Veinticuatro curaciones -sanar leprosos, ciegos y paralíticos-, diez milagros sobre la naturaleza y la abundancia -multiplicar los panes, los peces y multiplicar la pesca- y cuatro resurrecciones -dominio sobre la vida y muerte-. Parece que el dominio de Jesús como deidad se centra en el ámbito natural, lo fértil, lo abundante, lo vivo, lo visceral, en pocas palabras el dominio de la vida y la muerte -la tumba y la abundancia-.
Jesús como entidad ctónica no es algo meramente mitológico, sino que al ser el mito una interpretación de nuestro inconsciente que nos hace su artífice, para ser cierto el Jesús ctónico, deben haber estructuras inconscientes que lo comprueben. Entonces entra Jung, para él las deidades ctónicas simbolizan las profundidades materiales del Sí-mismo -Selbst- nuestra naturaleza interior, los impulsos terrestres -terrenales- inconscientes. Y es el Cristo -hombre y divino a la vez- el símbolo más desarrollado y diferenciado del Sí-mismo.
Los griegos tenían dos palabras diferentes para vida "Bios" que se refiere a la vida de un individuo, el proceso vital y "Zoé" la vida misma, atemporal e ininterrumpida, la vida eterna indiferenciada, que existe más allá de los individuos. Zoé tomá diferentes formas, como Hades -final de la vida, la tumba- o como Dioniso -la fertilidad- por ejemplo. Jesús encarna ese mismo concepto, podríamos concluir con que Jesús es Zoé.
¿Qué significa todo esto?, que Jesús como deidad, pese a que identificamos al Padre -Dios- con deidades celestiales como Zeus, Ra u Odin, está más relacionado con deidades con cuernos o deidades de la fertilidad masculina como Pan, Cernunnos, Dioniso, Lono u Osiris, que con Horus.
Así que ya sabes, si quieres buscar a Jesús entre los egipcios -gente de kemet- asociarlo con Horus o con Ran es un gran error, es más acertado asociarlo con Osiris o con Geb.
Su publicación me ha encantado, le felicito por su redacción y mas aun, por los conocimientos recopilados y explayados en la misma. ¡Que tenga muy buenas noches y muchísimo éxito!
Bueno... Qué ganas tienen algunos de echar a perder la fe, la paz y el gozo de otros... Me imagino que usted es un ser bastante oscuro y vacío...
Jesús no es ninguna de estas cosas, y el mero hecho de que usted siga respirando es blasfemo... Blasfemia contra el Espíritu Santo (único pecado que no se perdona)... Yo en su lugar me retractaría de cada idiotez de estas cuanto antes...
Jesús es el Camino, la Verdad, la Vida; es la Estrella de la Mañana, el Sol de Justicia... Jesús es la Resurrección y la Vida. Jesús es Emmanuel; es el Dios Más Alto Entre Nosotros... No puedo hacer suficiente énfasis por este medio.
La verdad me da bastante lástima la gente que escribe este tipo de sinsentidos... Es que no entiendo qué sentido puede alguien así verle a la vida... De todas formas le deseo bendiciones, pero sobre todo revelación y Luz de lo Alto, para hacer a un lado las tinieblas que lo rodean... Lo siento mucho por usted.
Ciertamente, la eterna comparación con Horus usualmente sale de los intereses de tratar de desprestigiar de mala manera al cristianismo.
Perfectamente elaborado tu punto, y muy acertado. No lo había visto de esa manera, al menos la naturaleza ctonica de la figura de Cristo; y en efecto, es fascinante ese entrejuego de papeles.