Dicen que no hay tarea más difícil para un escritor que escribir sobre sí mismo porque el hablar de ti, incluso como carta de presentación, involucra muchos aspectos emocionales que simples palabras no son capaces de expresar. Pero haciendo el intento de plasmar lo que soy en una hoja, hago mi introducción…
Yo soy Aura Grimán, futura ingeniero civil por elección y escritora por vocación. Difícilmente puedo continuar hablando de mi sin exponer con mejor detalle estas dos vertientes porque son estas dos profesiones un resumen claro de lo que soy, dos polos opuesto dentro de un mismo ser.
Nací con el talento para escribir, desde muy pequeña lo entendí. Yo no sé expresarme verbalmente, tengo problemas para decir lo que pienso, no porque sienta miedo o temor, sino porque al explicar las cosas que pasan por mi cabeza, las personas no comprenden lo que intento decir o en el peor de los casos, las palabras que salen de mi boca no son exactamente las que deseo y el significado de esas palabras termina siendo complemente distinto a la idea que quiero exponer pero cuando escribo es diferente, puedo fácilmente desplegar mis ideas y sentimientos, en la mayoría de los casos de una manera mucho más extensa y detallada de lo que inclusive yo misma espero, por eso prefiero siempre el escribir que el hablar.
Escribir es mi talento. Siempre destaque con cada escrito y desde niña mi mayor deseo ha sido tener un libro que lleve mi nombre, sin embargo, al llegar el momento de tomar la decisión de elegir mi profesión, mi camino fue diferente.
Ingeniero civil en un futuro cercano es el punto en el que me encuentro ahora, un camino que decidí recorrer hace mucho tiempo. La lógica no parece encajar para encontrar conexión entre la literatura y la ingeniería pero de alguna manera dentro de mí complejo ser, ambas parecen acoplarse perfectamente una con la otra.
He vivido muchos momentos de frustración, estrés y sobre todo depresión dentro mí carrera como ingeniero pero a pesar de eso he descubierto con el tiempo que hay cosas que realmente amo y disfruto de esta carrera y en muchas ocasiones me he encontrado a mí misma, sintiéndome completamente feliz dentro de esta profesión porque siento que combina conmigo e incluso la formación que me han inculcado dentro de la universidad, se ha convertido en gran parte de lo que soy.
Cuando eres ingeniero o en mi caso, estudiante de ingeniería, ves el mundo de una manera distinta, entre cálculos, análisis, organización, planificación, eficiencia, rapidez, practicidad y fortaleza en toma de decisiones y es ahí donde se encuentra gran parte de mi personalidad. Yo soy una persona que planifica, calcula y analiza en detalle casi cada aspecto de su vida, en ocasiones mucho más de lo que debería, lo que hace que a veces me estanque en mis emociones. Soy rápida, práctica y eficiente en mis tareas y cuando me toca tomar una decisión, a pesar de en ocasiones puedo tardarme en analizar los diferentes escenarios, no siento miedo de tomarla si considero es la correcta pero a pesar de todo esto, no deseo dedicar mi vida a la ingeniería civil.
Soy una persona muy compleja porque a diferencia de la mayoría, no puedo definirme con pocas etiquetas. Sé realmente quien soy, me conozco muy bien, mis defectos y virtudes y es por ello que generalmente puedo controlar con facilidad gran parte de los aspectos que involucran mi vida y puedo encontrar fácilmente los errores y fallas en mis actos, por eso sé que estos, en la mayoría de los casos están relacionados a la falta de control en mis emociones.
Mi profesión de escritora me permite expresar todos esos sentimientos que no sé controlar en mi vida diaria. Generalmente mi estado emocional es neutro y existen muy pocas cosas o personas que pueden cambiarlo pero cuando ocurre, mi estado emocional es extremo, cualquier sentimiento es en un nivel que no sé controlar y las decisiones que tomo, las cosas que digo o hago en esos momentos no suelen ir acorde a mí y tienden a dañar o manchar todo aquello que tanto esfuerzo me costó planificar o hacer pero al volver a mi estado neutro, mi mente vuelve a ser racional y en muchos casos puedo encontrar solución a las cosas que hice mal mientras mi estado emocional me definió, pero lograr controlar esa emoción sentida y peor aún, dejar ir el sentimiento vivido, sobre todo si fue causado por alguna persona a quien aprecio, es algo que no he terminado de aprender a hacer.
Mi personalidad de escritora es lo que me diferencia de la mayoría de los ingenieros porque mi mente no funciona de manera cuadrada, no puedo ver el mundo solamente entre hojas de cálculo y planificación e incluso, yo misma me niego a hacerlo porque las alegrías más grandes de mi vida se han producido cuando dejo libre esa otra parte de mí, esa que no se preocupa demasiado por las cosas, quien a pesar de ser sociable, disfruta de la soledad y ama la sensación de paz y libertad que ésta trae consigo, la que le gusta viajar y no sentirse amarrada a nada, la que huye de la vida común y monótona, la que desea con toda su alma no terminar pasando el resto de su vida trabajando en una oficina en un horario establecido y para alguien más. Soy una persona de espíritu libre e independiente a pesar de que mi formación académica es de una profesión cerrada y cuadrada pero es donde esta termina, mi otra profesión nace porque la ingeniería civil a pesar de sus maravillas es mi carrera para “pagar facturas”, la que me representa y revela cada aspecto de mí, es mi yo escritora.
Mis obras son el reflejo de mi aprendizaje, en ellas expreso lo que siento, lo que creo, lo que anhelo, lo que sueño, lo que vivo y agradezco cada oportunidad que se me presenta para compartir ese pedazo de mí y me enorgullece estar donde estoy, las cosas que he vivido y las decisiones buenas o malas que he tomado porque es lo que me hace ser quien soy, una ingeniosa soñadora sin remedio.
A.R.Grimán
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