leyendas de hidalgo

in #hystory6 years ago

Leyendas “LA HECHICERA”

Dícese que por el pueblo de Omitlán de Juárez, muy cerca de Velasco, colindante con Real del Monte, había dos amigas inseparables desde la infancia, estaban en la secundaria. Laura era hija de un hacendado muy rico, era muy vanidosa. La otra se llamaba Berta, la hija de un minero muy pobre, pero era toda dulzura. Cuando Laura hacía travesuras le echaba la culpa a Berta.
• ¿Quién rompió el vidrio?

•    Fue Berta, maestra, pero no le vaya a decir que yo le dije.

En una ocasión fueron a excursión a una presa cercana, organizada por los maestros de la escuela. Laura se llevó con engaños a nadar a su amiga
• Ven, métete al agua.

    No  nadar.

    Está muy bajito, no seas miedosa.

La muchacha se metió y cayó a un hoyo profundo. Apenas le quedaban fuerzas para gritar.
• ¡Auxilio, auxilio!

Se sumía en las aguas, y salía manoteando desesperada, mientras que su amiga Laura reía discretamente.
• Ja, ja, ja. ¡Qué re bueno!

Uno de los maestros dio la voz de alarma
• Berta, se ahoga, sálvenla por favor.

Al escuchar los gritos desesperados, un pastor que estaba cerca se lanzó al agua, sacándola. La llevó a la orilla y la hicieron reaccionar. El maestro se dio cuenta y llamó a Laura
• ¡Tú fuiste la culpable de esto!

    No, profesor, le dije que no se metiera, pero no me hizo caso.

Al día siguiente, en la escuela las separaron de lugar; a Berta la pasaron una banca de adelante y a Laura en la fila de atrás, eso hizo crecer la envidia en la mente enfermiza de Laura, que aprovechaba cualquier descuido del mentor para hacerle un mal. Pasaron los meses, y Berta ya no pudo seguir estudiando por falta de dinero. Se dedicó a sus quehaceres domésticos de su casa. Laura no quiso seguir estudiando por caprichosa. Se dedicó a pasear por los pueblos cercanos, viniendo muchas veces a Pachuca, informándose de las vidas de las personas y difundiéndolas. Por andar de chismosa, los muchachos no se fijaban en ella. En cambio, a Berta le sobraban pretendientes. Un día su papá le dijo
• Hija, quiero que vayas a Pachuca, con tu tía, ahí aprenderás un oficio, mi hermana es modista.

•    Como tú lo dispongas, papacito.

La joven se fue, y al año regresó y se dedicó a confeccionar bonitos vestidos para las muchachas y señoras del pueblo. Les gustaba cómo cosía, y la llenaban de elogios.
• Me quedó perfecto.

•    Eres una magnifica modista.

Todo el éxito de la muchacha, era por su carácter y habilidad, que avivaron la envidia de Laura. La odiaba cada día más
• Maldita creída, pero un día me las vas a pagar.

José, el hermano de Laura, se enamoró perdidamente de Berta, se hicieron novios y hablaron sobre el casamiento.
• Sí, mi amor, es hora de hablar sobre el casamiento, le diré a mis padres que vayamos a pedirte y nos casamos dentro de un mes.

•    Me parece muy bien. Dile a tu hermana Laura, que ella será la madrina.

Al día siguiente, José habló con su hermana Laura
• Hermana, quiero pedirte un favor.

•    Dime, José.

•    Me voy a casar con Berta, y queremos que seas la madrina.

•    ¡Qué! Madrina de esa imbécil. Estás loco, eres un idiota. ¡Cómo te vas a casar con esa pobretona!

•    ¿Qué te pasa, Laura? Si siempre has sido tu amiga.

•    Nunca he sido amiga de esa idiota.

Salió muy enojada, y se metió a buscar a la hechicera del pueblo para pedirle que le hiciera un trabajo negro a Berta.
• Quiero que esa boda no se realice, le pago lo que pida, esa mujer me cae muy mal. Si la puede matar, es mejor, y le pago el doble.

Tráeme una fotografía de ella, y un pedazo de vestido, y me encargo de todo.

La hechicera comenzó a hacer velaciones, rodeando el retrato de velas negras, clavándole alfileres en la parte de su cabeza; el vestido lo fue a enterrar en el panteón. A los pocos días, Berta enfermo.
• Por Dios, mamá, no aguanto el dolor de cabeza, parece que la abren en dos.

Los que no podían entender eran los padres de Berta. Es que amanecía con moretones en todo el cuerpo, como si la golpearan. La muchacha estaba muy débil, y decidieron llevarla con el médico. Así lo hicieron, y el doctor les dijo
• La verdad, señores, no sé qué le pasa a su hija, ya le mandé a hacer todos los análisis, y no le encuentro nada; pero, sin embargo, la veo muy mal. Pensaba que los moretones eran por un problema circulatorio, pero no.

Pasaron los días, y Berta se sentía muy mal. Cada día se iba consumiendo, más y más. La hechicera había hecho que José se alejara de ella. Los terribles dolores de cabeza la estaban volviendo loca.
• ¡Ayy! Ya no aguanto más.

Lloraba desesperada por los dolores que se escuchan a la calle. Un día pasó por ahí una vecina, y al verla le dijo a su mamá
• Pobre muchacha, se ve que está sufriendo mucho; llévenla con un curandero, de lo contrario, morirá. Ella no está enferma, es un daño que le están haciendo es un trabajo negro. A la salida del pueblo de Velasco, hay una choza; pregunten por Chencho, le dicen que van de parte de Juana, pero dense prisa, o la muchacha no aguantará.

Los papás de Berta se espantaron mucho. Vendieron varios animales para llevar el dinero suficiente, y buscar al brujo Chencho. Cuando lo encontraron, les dijo
• A la muchacha le queda muy poco tiempo de vida, pásenla por aquí, rápido.

El brujo se durmió, poniéndose en trance, y con un ramo de pirú preparado con flores y un clavel rojo, la limpió; lo sacudía en un bracero de lumbre; luego, la limpió con un huevo, lo rompió y lo echó en un vaso con agua, le echó loción y le rezó muchas oraciones. Les dijo
• Una mujer envidiosa le está haciendo el mal. Su retrato lo tiene clavado con alfileres, le retiró a su prometido por siempre, la hechicera que le hizo el trabajo se convierte en vaca, y por las noches la golpea con los cuernos, por eso amanece con moretones en todo el cuerpo, pero ésta será la última que haga. Consigan gruesos garrotes, que vengan con ustedes hombres para platicar conmigo y darle instrucciones, qué es lo que van a hacer.

Berta y sus padres regresaron a su casa y hablaron con vecinos y familiares para que fueran a ver al brujo. Aceptaron con gusto, pues apreciaban mucho a Berta. Y el brujo les dijo
• A la medianoche, una mujer va a entrar por la ventana del cuarto de Berta, al pie de su cama se va a convertir en vaca, con sus cuernos va a querer atacar a la muchacha, nosotros nos vamos a esconder en el cuarto de junto y cuando la vaca comience a golpearla, ustedes le pegan fuerte con sus garrotes. Yo le tiraré los polvos en los ojos, si logramos vencer a la vaca, la muchacha se salvó, pero si la vaca logra escaparse, entonces Berta morirá. Así que su vida está en nuestras manos.

Así lo hicieron, y estuvieron en espera que llegara la mujer. Cuando entró por la ventana y se convirtió en vaca, los hombres comenzaron a golpearla; quiso huir, pero el brujo le echó los polvos en los ojos, eso la detuvo. Afuera de la casa, los hombres siguieron golpeándola hasta que la vaca cayó al suelo, transformándose en la hechicera. Era una mujer vieja, que sangraba por los golpes, y antes de morir, le dijo al brujo
• Me ganaste, pero buscaré la forma de regresar y vengarme de todos.

Al morir la hechicera, gritaron de alegría. Habían vencido el mal. Berta sanó por completo de todos sus males, y volvió a ser la chica más bondadosa de todo el pueblo. Laura enloqueció y se aventó a un voladero. Cuenta la leyenda que todas las noches, sopla muy fuerte el viento y se escucha un grito desgarrador el alma de laura que no encuentra descanso eterno.