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Un campista llamado Marcelo –Historias de amor-
¡Hola a todos en Hive! de parte de @electrodo de Margarita para el mundo.
Un saludo a todos los poetas y escritores existentes en esta comunidad.
Este escrito trata de la vida y sus enseñanzas. Aquí les dejo unas líneas que deseo compartir con ustedes espero de corazón les guste.[Una vez más pido mil disculpas me es un poco complicado y difícil publicar por el teléfono.]
Era la primera semana en el campamento y, como siempre, todos estábamos trabajando duro. La mayoría de los consejeros más jóvenes estaban "animando" a los campistas en las distintas actividades. Este era el tercer año de Marcelo y el mío en este campamento. El pelo rubio de Marcelo se balanceaba hacia arriba y hacia abajo con sus enérgicos movimientos mientras se movía entre los campistas. Le miraban como un líder y respondían a sus instrucciones con presteza y cumplimiento. Sonreí, como siempre, sabiendo que Marcelo estaba estableciendo la relación que será la columna vertebral de su clase en la universidad el próximo otoño. Se estaba divirtiendo mucho, y aunque él no sabía de mis sentimientos, siempre estuve a su lado como aquella fan enamorada, aplaudía todos sus logros y secaba sus lagrimas con mis manos en los días malos, preferí ser la amiga en la cercanía que la amante en la distancia.
Marcelo y yo hemos sido amigos desde la escuela secundaria. Nos veíamos trabajando en el campamento de verano casi todos los veranos. A lo largo de los años, los dos nos hicimos más competentes en nuestro trabajo y en la creación de una relación con nuestros campistas. En un momento dado, nuestros caminos se separaron durante unas semanas y dejamos de lado nuestras respectivas terapias de campistas para reunirnos con un chico nuevo que trabajaba en el campamento. Aunque hablábamos por teléfono con frecuencia, aunque el dedicado a sus cosas y yo a las mías, no nos vimos en persona durante varias semanas. Cuando lo hicimos, sabíamos que la cierta cercanía que habíamos desarrollado rápidamente durante nuestras llamadas telefónicas sería difícil de recuperar en persona. Era como tener dos años y medio más, o estar dos años y medio separados. Cuando nos reunimos, hablamos de los viejos tiempos. Nos dimos cuenta de que por fin habíamos llegado a un punto en nuestras relaciones personales en el que podíamos dejarnos llevar (por decirlo de alguna manera). Nos sentíamos cómodos con lo que pasara en el futuro. Nos sentíamos cómodos con la amistad que habíamos conocido durante los últimos cuatro años. Estábamos cómodos siendo los amigos que somos ahora, y eso era suficiente, aunque mi amor siguiera intacto, solo en reposo, dormido como un dragón legendario con una fuerza implacable, que dolía y quemaba como el fuego ardiente del infierno.
Marcelo y yo sacamos lo mejor de la situación. Estábamos lo suficientemente cerca como para poder relacionarnos entre nosotros más eficazmente que con los otros consejeros del campamento y los niños. Era una situación interesante. Los otros consejeros y yo no teníamos nada en común ya que todos estaban todavía en la escuela. Marcelo era el más joven y menos experimentado de los consejeros y tenía menos relación con los campistas que yo. Sin embargo, él y yo congeniamos, y los otros consejeros tuvieron que lidiar con el hecho de ser "percibidos" (aunque no era cierto) como si estuvieran fuera. Cuando el tercer consejero regresó al campamento nos alegramos por él, y volvimos a nuestras vidas (que habían cambiado un poco) sin demasiada dificultad.
Caminando por el bosque en el camino que los niños habían despejado en el sendero principal del campamento, Marcelo y yo hablamos de los viejos tiempos. Recordamos todos los momentos divertidos que habíamos tenido en los últimos cuatro años. En realidad, pensábamos que el otro consejero era un buen tipo, pero no encajaba del todo en nuestro grupo y nos alegrábamos de que sus dos semanas estuvieran a punto de terminar, para poder volver a nuestra antigua forma de hacer las cosas.
En este primer día de campamento de verano acabamos llevando a nuestros campistas de excursión, y estábamos al final de la misma cuando empezó a llover.
"¿Recuerdas la tormenta que nos cayó en la primera caminata de nuestro primer verano como consejeros?" recordó Marcelo.
"¿Recuerdas la primera vez que llevamos a los niños de excursión y el chaparrón que cayó?". -le dije. "Esta era mi oportunidad de invitarte a salir. Había un refugio de roca a mitad de camino y nos refugiamos allí porque teníamos que hacerlo. Al llegar allí nos dimos cuenta de que la lluvia entraba de costado en el refugio y estábamos empapados. Nos pusimos a hablar, y si no hubiera sido por la lluvia habríamos sido totalmente desgraciados".
"Excepto que ahora los dos estamos mojados de todos modos", -dijo Marcelo. "Los dos podemos ver cómo es un chaparrón".- Marcelo hizo un gesto con la mano y me tiró del codo para que me metiera más en el refugio. "Además, todos los efectos de la lluvia, el sol y los relámpagos se amplificaron en un ambiente al aire libre y fue como una tormenta eléctrica muy romántica. Pensé que te gustaría".
Miré a Marcelo y luego miré a los otros que nos habían alcanzado en el camino. "Nunca he oído que un consejero de campamento sea invitado a salir por un campista", -dije.
Marcelo se encogió de hombros y sonrió. "Bueno, hubo una vez en la que estábamos todos en el mismo lugar...", -dijo. Señaló con la cabeza en dirección a los otros consejeros y a los niños. "Todos habíamos parado para tomar un respiro".
Miré a Marcelo para ver si podía percibir algún cambio en su expresión, pero sus ojos seguían cerrados. Le leí, y él me leyó y mis ojos se abrieron de par en par, creo que por primera vez logro verme como mujer y de no ser por la llegada de los otros al refugio creo que mi sueño de años se hubiese materializado.
Y bueno mi gente por acá retomando mi blog luego de unos días de ausencia por motivos personales, espero me disculpen y la historia de Marcelo les guste, se les quiere un mundo su amigo @electrodo.
Bendiciones a todos en este día @electrodo.
Me despido dándole las gracias por aceptarme como uno de ustedes y esto es solo un abre boca de tantas cosas y anécdotas que les pudiera contar de mis días, hay quien dice que si me pusiera a contar mi vida pudiera escribir un libro que tengo más historias que condorito, jejeje….
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