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CUARTA PARTE

HEBEFRENIA

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Estimado Dr. Álvaro Siniestro, lamento la manera tan informal de comunicarme con usted, pero no se me ocurrió otra forma de transmitirle este mensaje. Mi hijastra, Marta Saavedra, será ingresada al hospital psiquiátrico de Tristán, donde usted realiza sus maravillosos trabajos. Desde que ella presenció el suicidio de su madre; la que fue mi esposa, su condición mental se agravó. Nunca fue la misma desde entonces, y siento que esto de internarla es una reacción de mi cobardía.

Me siento tan impotente, doctor, no sé qué hacer al respecto, por eso le escribo esta carta con la esperanza de que usted pueda ayudar a mi pobre niña. Sé que usted ha hecho cosas increíbles con otros enfermos mentales en el pasado, por eso pongo mi entera confianza en usted. Asimismo, yo, único tutor legal de Marta Saavedra, la pongo a su entera disposición con el anhelo de que pueda curarla de su terrible enfermedad.

Sin más que agregar, me despido.

Diego Josué Arrieta.

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—¿¡Qué están haciendo!? ¡Deténganla! ¿¡Cómo es posible que una chica pequeña y frágil sea más fuerte que ustedes dos!? —Nos gritaba el doctor Siniestro a Raúl y a mí.

En ese momento no podía explicar lo que pasaba. Sentía que estaba enfrentando a una mole de piedra que emitía aullidos estridentes que apuñalaban mis oídos. Mientras Raúl y yo estábamos afanados, utilizando todas nuestras fuerzas para detener a la chica, el doctor Siniestro aprovechó y le inyectó un sedante que en solo segundos la puso a dormir de nuevo.

—¡Ya está! Espero que se quede así por un buen rato —Jadeó el doctor.

—Ella… ella jamás había hecho eso… —Aseveró Raúl con la voz temblorosa.

—Es claro que es un efecto adverso del Neuroparásito —explicó el doctor—, debemos hacerle unos análisis antes de que despierte.

—Doctor, acaba de usar un sedante muy potente con ella, ¡pudo haberle causado un paro cardiaco! —Le reclamé al doctor indignado, luego revisé el pulso vital de Marta —¡Está desacelerando!

—Inyéctale una dosis norepinefrina y luego vigila su pulso, debemos mantenerla estable, ¡no podemos perderla! —Dijo el doctor antes de marcharse de la sala quirúrgica.

Raúl y yo quedamos pasmados ante la frialdad en como el doctor tomaba el asunto, me invadió el miedo de nuevo, pero no para petrificarme. Le inyecté la norepinefrina a Marta y esperé a que surtiera efecto.

—¿De verdad crees que ustedes están haciendo bien? —Me preguntó Raúl preocupado, mirándome directamente a los ojos.

—Lo que acaba de pasar fue muy… muy impactante, pero todavía creo en el doctor y lo que estamos haciendo. No voy a dejar que Marta muera, nuestro objetivo es curarla.

Pude detectar la duda en los ojos de Raúl, pues no me sentía muy seguro de mis palabras, muy en el fondo tenía esa pequeña inquietud de que las probabilidades de que el proyecto saliera mal fueran muy altas, pero decidí omitirlo y continuar.

Al revisar el pulso de Marta nuevamente, me alivié de que ya se estaba estabilizado, luego la preparé con la ayuda de Raúl para someterla al encefalograma. Cuando terminé, el doctor Siniestro apareció para comenzar el procedimiento, los resultados me sorprendieron considerablemente.

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—¡Es increíble! —exclamé— Su actividad cerebral está tomando una dirección diferente desde la última semana que se le hizo el estudio, ¿cree que se deba al Neuroparásito?

—No tengo duda —replicó el doctor en un tono muy serio—, pero no cantemos victoria todavía y estar atentos a cualquier reacción que pueda haber, mientras tanto, Raúl, te necesito para las siguientes pruebas, si esto resulta exitoso, tú también saldrás muy beneficiado.

El doctor Siniestro colocó su mano afable sobre el hombro de Raúl. Él se veía contento, pero podía percibir que, en el fondo, él se estaba muy incómodo con todo aquello. En ese momento debió sentir que le entregaba su alma al diablo, pero no dijo nada en absoluto, solo asintió con la cabeza y esperó las nuevas instrucciones del doctor, igual que yo.

Luego de varias horas, Marta finalmente despertó y acudimos a ella inmediatamente. El doctor revisó sus pupilas con una linterna, después fue por su pulso. Ella reveló que estaba estable y no había ninguna anomalía con sus signos vitales.

—¿Qué… qué pasó? —Susurró Marta.

—Nada, querida, solo te desmayaste —le aseguró el doctor Siniestro—, pero ahora se ve que estás bien. Toma, bébete este suero, hará que tus plaquetas se normalicen.

—Me duele mucho la cabeza… —Manifestó Marta después de haber tomado el suero y colocando la mano en su sien.

—Es normal, sufriste un colapso, pero no te preocupes estamos aquí para cuidarte —dijo el doctor mientras acariciaba la cabeza de Marta, luego fijó la mirada en mí— Romano, hablemos un momento en la oficina. Raúl, quiero que te quedes cuidando a la chica y avísame si ocurre algo.

Rápidamente, el doctor Siniestro y yo nos fuimos de allí, una vez dentro de su oficina, me sujetó de los hombros y me miró tan alarmantemente que sentí mucho pánico.

—Dime, Romano, ¿has visto lo mismo que yo? ¡Dime que sí! ¡Estoy ansioso por lo que vendrá!

—¿De qué está hablando?

—Hablo de que, si no has visto algo diferente en Marta, pienso que el Neuroparásito está haciendo bien su trabajo.

—Doctor, solo han pasado unos minutos desde que ella despertó, los resultados en el encefalograma y estudios físicos incipientes no van a determinar si el proyecto ha sido todo un éxito.

—Tienes razón, en parte —dijo el doctor colocando su mano en la barbilla—, pero esto es un avance. Ahora más que nunca debemos afincarnos al empirismo. Si Marta de aquí a un mes demuestra una absoluta mejoría, estoy listo para presentarla ante la junta ejecutiva de Apolo. Necesito que redactes un informe nuevo con todo lo que ha pasado, debemos tener todo preparado.

—¿Usted cree que sea prudente ahora? La pobre Marta ha tenido un colapso completo, no sabemos si puede haber otros efectos catastróficos.

Aunque le dijera que fuésemos precavidos y le mostrase el panorama caótico que estaba ante nosotros, el doctor Siniestro ignoraba todos mis argumentos. Estaba tan empecinado en lograr su objetivo lo más pronto posible, que dejaba de lado a la razón. Intenté hacerlo recapacitar utilizando sus emociones como herramienta, pero fue inútil.

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—Doctor, ¿recuerda la carta que le dejó el padrastro de Marta? Después de que usted la recibió, dijo que la convertiría en una persona sana y que eso lo había inspirado para realizar este proyecto. ¿Todavía sigue manteniendo ese sentimiento o solo lo hace por orgullo?

Mi pregunta hizo que el doctor Siniestro diera una carcajada estrepitosa que me dejó completamente desencajado.

—Romano, ¿piensas que esto no lo hago para ayudar a Marta? No… tú piensas que lo hago porque tengo miedo. Que tengo terror al fracaso después de haber forjado una trayectoria intachable, pues sí, tengo pavor, pero no por eso voy a detenerme, y estoy dispuesto a correr el riesgo para que este proyecto salga a flote.

Me quedé con las palabras en la boca después de escuchar su respuesta.

—Ah, y apresúrate con ese informe, no queremos que esa mujer de auditoría vuelva a aparecer por aquí —Ordenó antes de salir por la puerta.

Pasaron casi dos semanas después de que le inyectamos el Neuroparásito a Marta y ella parecía mostrar resultados muy favorables. Los análisis que le hacíamos parecían concordar perfectamente con su nuevo comportamiento. Los síntomas de la esquizofrenia desorganizada que ella padecía, se desvanecían paulatinamente a medida que transcurrían los días. Ya no decía cosas incoherentes y expresaba un léxico ordenado al hablar, tampoco sintió necesidad de lastimarse, de hecho, el mismo Raúl aseguró que Marta estaba comiendo de manera habitual y sin necesidad de arrojar la comida al suelo.

Su monitoreo fue 24/7. Nos turnábamos para observarla y hacerle estudios. El doctor Siniestro estaba cada vez más contento y a cada rato se le salía la emocionante idea de querer presentar a Marta ante la junta directiva de Apolo. A pesar de los buenos resultados que se estaban obteniendo, todavía tenía mis dudas, así que decidí presentarlas ante el doctor Siniestro en su oficina.

—Doctor, sé que me va a decir lo mismo de la otra vez, pero no puedo contenerme más. Hacer todo esto a espaldas del director del hospital, precipitar las cosas, no me está dando buena espina. Pienso en mi carrera, en mi futuro, siento que algo malo va a pasar.

El doctor se levantó súbitamente de su asiento y, antes de decir una palabra, Raúl irrumpió en la oficina con el rostro empañado de horror.

—¡Deben venir pronto! ¡Es Marta!

Nos miramos por un instante y salimos disparados con Raúl a la habitación donde se hallaba la chica. No nos quiso decir nada durante el trayecto, quería que lo viéramos con nuestros propios ojos, y, lo que vimos, fue demasiado difícil para mí digerirlo. Encontramos el cuarto violentamente desordenado, el cadáver de una enfermera a un lado y la palabra “padrastro” escrita con sangre en la pared.

CONTINUARÁ...

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PART FOUR

HEBEFRENIA

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Dear Dr. Alvaro Siniestro, I am sorry for the informal communication with you, but I could not think of any other way to convey this message to you. My stepdaughter, Marta Saavedra, will be admitted to the psychiatric hospital of Tristan, where you do your wonderful work. Since she witnessed the suicide of her mother, my former wife, her mental condition has worsened. She has never been the same since, and I feel that committing her is a reaction to my cowardice.

I feel so helpless, doctor, I don't know what to do about it, so I am writing you this letter in the hope that you can help my poor child. I know you have done amazing things with other mentally ill people in the past, so I put my complete trust in you. Likewise, I, the only legal guardian of Marta Saavedra, place her at your entire disposal with the hope that you will be able to cure her of her terrible illness.

Without further ado, I bid you farewell.

Diego Josué Arrieta.

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-What are you doing? Stop her! How is it possible that a small and fragile girl can be stronger than you two? -Dr. Siniestro shouted at Raul and me.

At that moment I could not explain what was happening. I felt like I was facing a mass of stone that emitted shrill howls that stabbed my ears. While Raul and I were busy, using all our strength to stop the girl, Dr. Siniestro took advantage and injected her with a sedative that in just seconds put her back to sleep.

-That's it! I hope she stays like that for a while,” gasped the doctor.

-She... she had never done that before...” Raul said with a trembling voice.

-It is an adverse effect of the Neuroparasite,” explained the doctor, ”we must do some tests before she wakes up.

-Doctor, you just used a very strong sedative on her, it could have caused a cardiac arrest! -I complained to the doctor indignantly, and then I checked Marta's vital pulse -She was slowing down!

-Inject her with a dose of norepinephrine and then watch her pulse, we must keep her stable, we can't lose her! -Said the doctor before leaving the surgical room.

Raul and I were stunned at the coldness in how the doctor took the matter, I was overcome with fear again, but not to petrify me. I injected Marta with norepinephrine and waited for it to take effect.

-Do you think you guys are doing well? -Raul asked me worriedly, looking me straight in the eyes.

-What just happened was very... very shocking, but I still believe in the doctor and what we are doing. I'm not going to let Marta die, our goal is to cure her.

I could detect the doubt in Raul's eyes, as I did not feel very sure of my words, deep down I had that small concern that the chances of the project going wrong were very high, but I decided to omit it and continue.

As I checked Marta's pulse again, I was relieved that it was stabilizing, and then I prepared with Raul's help to submit her to the EEG. When I finished, Dr. Siniestro appeared to begin the procedure, the results surprised me considerably.

-It's incredible! -I exclaimed, “Her brain activity is taking a different direction since the last week she was tested, do you think it is due to the Neuroparasite?

-I have no doubt,” replied the doctor in a very serious tone, ”but let's not sing victory yet and be attentive to any reaction there may be, meanwhile, Raul, I need you for the following tests if this is successful, you will also benefit a lot.

Dr. Sinestro placed his affable hand on Raul's shoulder. He looked happy, but I could sense that, deep down, he was very uncomfortable with it all. At that moment he must have felt like he was giving his soul to the devil, but he didn't say anything at all, just nodded and waited for the doctor's new instructions, just like me.

After several hours, Martha finally woke up and we went to her immediately. The doctor checked her pupils with a flashlight, then went for her pulse. She revealed that she was stable and there was no abnormality with her vital signs.

-What... what happened? -Martha whispered.

-Nothing, my dear, you just fainted,” Dr. Siniestro assured her, ”but you look fine now. Here, drink this serum, it will make your platelets normalize.

-My head hurts a lot...” Marta said after taking the serum and placing her hand on her temple.

-It's normal, you suffered a collapse, but don't worry, we are here to take care of you,” said the doctor while he caressed Marta's head, then he fixed his gaze on me, ”Romano, let's talk for a moment in the office. Raul, I want you to stay taking care of the girl and let me know if anything happens.

Quickly, Dr. Siniestro and I left there, once inside his office, he grabbed me by the shoulders and looked at me so alarmingly that I felt very panicky.

-Tell me, Romano, did you see what I saw? Tell me, yes, I'm anxious about what's coming!

-What are you talking about?

-I'm talking about, if you haven't seen something different in Marta, I think the Neuroparasite is doing its job well.

-Doctor, it's only been a few minutes since she woke up, the results in the encephalogram and incipient physical studies are not going to determine if the project has been a success.

-You are right, in part,” said the doctor, placing his hand on his chin, ”but this is progress. Now, more than ever, we have to stick to empiricism. If Marta shows absolute improvement a month from now, I'm ready to present her to the Apollo executive board. I need you to write a new report with everything that has happened, we must have everything ready.

-Do you think it's wise now? Poor Marta has had a complete breakdown, we don't know if there may be other catastrophic effects.

Even if I told him to be cautious and showed him the chaotic panorama that was before us, Dr. Siniestro ignored all my arguments. He was so intent on achieving his goal as soon as possible, that he was ignoring reason. I tried to bring him to his senses by using his emotions as a tool but to no avail.

-Doctor, do you remember the letter that Marta's stepfather left you? After you received it, he said that he would make her a healthy person and that inspired you to do this project. Do you still hold that sentiment or are you just doing it out of pride?

My question made Dr. Siniestro give a resounding laugh that left me completely unhinged.

-Romano, do you think I'm not doing this to help Marta? No... you think I'm doing it because I'm afraid. I'm terrified of failure after having forged an impeccable trajectory, well, yes, I'm terrified, but that doesn't mean I'm going to stop, and I'm willing to take the risk to make this project succeed.

I was left with the words in my mouth after hearing his answer.

-Oh, and hurry up with that report, we don't want that audit woman to show up here again,” he ordered before walking out the door.

Almost two weeks passed after we injected Marta with the Neuroparasite and she seemed to show very favorable results. The tests we were giving her seemed to agree perfectly with her new behavior. The symptoms of the disorganized schizophrenia she was suffering from were gradually fading away as the days went by. She no longer said incoherent things and expressed an orderly lexicon when speaking, nor did she feel the need to hurt herself; in fact, Raul himself assured her that Marta was eating in a habitual manner and without the need to throw food on the floor.

Her monitoring was 24/7. We took turns observing her and doing studies. Dr. Siniestro was getting happier and happier and now and then he would come up with the exciting idea of wanting to present Marta to Apollo's board of directors. Despite the good results that were being obtained, I still had my doubts, so I decided to present them to Dr. Siniestro in his office.

-Doctor, I know you are going to tell me the same thing as last time, but I can't hold back any longer. Doing all this behind the hospital director's back, and rushing things is not looking good for me. I think about my career and my future, I feel something bad is going to happen.

The doctor suddenly got up from his seat and, before he could say a word, Raul burst into the office with his face clouded with horror.

-They must come soon! It's Marta!

We looked at each other for a moment and rushed with Raul to the room where the girl was. He didn't want to tell us anything on the way, he wanted us to see it with our own eyes, and what we saw was too difficult for me to digest. We found the room in a violent mess, the corpse of a nurse on one side and the word “stepfather” written in blood on the wall.

TO BE CONTINUED...

Texto traducido con Deepl | Text translated with Deepl

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