"The Demon of the Mountain" / "El demonio de la montaña". [ ENG / ESP ]

      Transcurrían días de mucha lluvia en una zona rural, un pueblo casi olvidado, ubicado en aquella montaña alejada del bullicio de la ciudad y con costumbres de antaño, aún no había electricidad y sus habitantes eran contados, al atardecer la oscuridad invadía aquel pueblo y con ella los ruidos ensordecedores de la noche los acompañaban cuál arrullo de canción de cuna.

      Cada día al ir a sus labores de siembra montaña arriba en la serranía en dónde solo se hallaban animales salvajes y cualquier otro peligro que pudiera existir propio de esos parajes el amigo Juan agarraba su herramienta de trabajo, una botella de agua y un crucifijo, se encomendaba a sus santos y a Dios haciéndose una cruz en la frente, ya que desde hace algún tiempo al entrar en esa zona de la montaña se le erizaban los bellos de los brazos, según él por alguna presencia maligna que desesperaba a su perro de caza sin sentido alguno, por ocasiones pensó que era algún animal, pero nunca lograban encontrarlo.

      Al agarrar camino esa madrugada de ese viernes santo, su mujer le dijo con voz temerosa: viejo, no te da miedo seguir sembrando por esa zona tan tenebrosa... él ya le había contado que se sentía con temor porque el ambiente era pesado, pero que era tierra virgen y muy buena para la siembra. Aun así ignoró el comentario de su mujer y emprendió camino, durante el día mientras trabajaba sentía como si alguien lo miraba y entre el ruido de la montaña escuchaba susurros que se confundían con el cantar de las aves, Juan no le daba importancia alguna, de repente empezó a llover y se tornó en un torrencial aguacero que en esas montañas es muy peligroso y mortal.

      En medio de la tempestad Juan Nicolás logro ver una silueta que se desaparecía en los árboles abatidos por la brisa y su perro corrió tras la sombra que se avistaba de manera muy feroz, al perderse en la oscuridad se escuchó un grito espeluznante del animal que silencio todo y la tempestad empeoró, Juan al escuchar cómo pudo corrió machete en mano y tomo el crucifijo lo empuño y se lanzó en la oscuridad de la tormenta con un mal presentimiento a buscar a su perro...

      En ese momento, al llegar muy profundo en la montaña, algo lo elevó y su cuerpo se llenó de escalofríos y sintió una oscuridad que lo paralizó y le susurró al oído… “Soy tu Dueña Juan Nicolás”, se aterrorizó porque recordó que era la misma voz que en su niñez escucho cuando estaba perdido en la montaña en una noche de mucha lluvia y oscuridad, en aquel entonces se le apreció una señora y le dijo toma está luz para que vuelvas a tu casa, niño, pero si me prometes que tu alma será solo para mí, él aceptó inocentemente y solo siguió el sendero que iluminaba la misteriosa luz, eso se borró de su memoria y no lo comento a nadie, hasta ese terrorífico momento que sintió que había perdido esa terrible batalla con la oscuridad.

      Fue allí cuando recordó el crucifijo que empuñaba en su mano y de manera determinada lo apretó en su pecho y lanzó un desgarrador grito diciendo: “No debo lo que no tengo, porque mi vida es de solo de Dios”, sintió un alarido espeluznante que ensordeció todo a su alrededor y un llanto desconsolado que se esfumó entre la oscuridad de la tormenta, al caer al piso consiguió al perro destrozado en mil pedazos y su cabeza empalada en un árbol con un mensaje escrito con sangre: está vez ganaste Juan Nicolás...