La mordida del duende.
Una extraña marca en la recién nacida de Abigail Danko, una que no se vio a simple vista, madre, padre y nueva integrante abandonaron el recinto hospitalario en medio del jolgorio por su pequeña y cándida hijita, una niña de hermosas mejillas rosadas, pestañas largas y tez blanca, era la personificación de la perfección, una muñeca de porcelana a quien sus padres adoraban; la espera había sido un suplicio y su llegada fue el cambio de página que tanto necesitan, el refuerzo a este amor, uno que casi sucumnio en el desespero por el anhelo de ser padres.
Llegaron emocionados y temerosos a su hogar, todo esto era nuevo y era lógico entenderlos, allí en la morada se hallaban ambas abuelas, la primera nieta para ambas partes, la emoción apoderada de todos en el inmueble, los admiradores de la belleza de la pequeña Amaranta se emancipaba cuando bostezaba, innumerables sonidos de adoración hacia la pequeña se hicieron presentes, la pequeña infanta pasó de brazos en brazos, se podría pensar que aquella inocente criatura gozaba con la atención proporcionada.
Al estar la familia en calma y ya solos los tres integrantes se vieron sumergidos en su nueva rutina, Abigail cuidadosamente llevó a su bebé al mudador para cambiar el pañal, en medio de ese proceso fue cuando notó un extraño estigma en su bebé, extrañada y asustada llamó desesperadamente a su marido –¡Baltazar….Baltazar, ven aquí rápido!– el hombre en la cocina al escuchar el grito soltó la taza en el piso, los trozos saltaron como si hubiese sido una explosión, llegó raudo y atónito observó la marca en el muslo derecho de su pequeña Amaranta.
Cómo padres primerizos no objetaron en reparos y presurosos acudieron al hospital, el temor los embargaba y en menos de quince minutos estaban ya en la sala de espera, fueron llamados a la brevedad y en medio del descontrol de Abigail el médico de turno no entendía ni media palabra que está propinaba, Baltazar explicó un poco más calmado qué su esposa lo que ocurría, auscultó entonces el médico a la bebé, nada anormal encontraba, para el médico esta marca no era más que una marca de nacimiento, Abigail refuto qué era imposible puesto que aquella extraña marca no la tenía el día anterior, el médico con mirada déspota ante la insistencia de la inexperta madre expresó que habían marcas que salían a los días posteriores al nacimiento, continuó diciendo que quizás hasta saldrían otras marcas en distintos lugares, luego de eso salió del box de atención dejando a los padres solos con su disyuntiva.
No quedó de otra que volver a casa, en su interior Abigail sabía que aquello no era una marca de nacimiento, Baltazar trataba de calmarla insistiendo en que mañana podrían llevarla con un pediatra, por su parte la pequeña Amaranta no presentaba ninguna alteración en su comportamiento, era una bebé normal y sana, lloraba y comía como todos los bebé, pero el presentimiento de su madre era algo que no se iba de su mente.
La noche fue interminable, la bebé en su cuna dormía plácida, su habitación había sido pensada en cada detalle, cortinas, muebles, sábanas y colchas, el color de las paredes y su decoración, paredes lilas con hermosas flores amarillas, una lámpara al lado de la cuna de su pequeña tesoro, ambos padres en su habitación se levantaban cada dos por tres para verificar que todo estaba bien, el sueño los venció y por un par de minutos que parecieron una eternidad los inexpertos padres durmieron en su lecho.
La cortina de la habitación de su hija estaba inmóvil, de pronto una extraña brisa hizo mover el visillo blanco de encajes, una extraña sombra se traslucía por el resplandor de la luna, silenciosos pasos bien pensados, una pequeña presencia de pie frente a la cuna, desde allí observaba obnubilado a lo que ya había marcado un día antes, trepó por la pata de la cuna y se regocijo con la belleza de aquella inocente infante, olió su cabello y se acercó a sus orificios nasales como como si tratase de alimentarse de la vitalidad de la pequeña, se deleito con aquel sublime aroma, caminó despacio hacia la cabecera de la cuna y con sus grotescas manos tocó los delicados cabellos negros de la recién nacida, entonado una extraña canción trenso una diminuta porción de cabello, una tan pequeña que nadie podría notarla.
En medio del llanto de Amaranta tanto madre como padre salieron raudos de su cama para acudir al llamado de su pequeña, allí en la cuna la bebé lloraba en desespero por hambre, sin embargo la pequeña lloraba en parte por aquella misteriosa visita. En la silla mecedora Abigail se sentó a darle de mamar a su pequeña, una conexión inexplicable entre madre e hija, allí mientras le daba de comer a su pequeña le cantaba una canción de cuna, acarició su rostro mientras veía la plácida expresión su expresión, puso su mano en la cabeza de su niña y acariciando sus cabellos sintió algo extraño, se inclinó hacia la luz de la lámpara y allí diminuta casi imperceptible se hallaba la trenza, extrañada pensó en que quizás el rose de la gorrita la había creado, hizo caso omiso a su primera impresión y se quedó en lo lógico o por lo menos en que podría suponerse como tal.
Días venideros en total calma transcurrieron, la marca en el muslo de la pequeña no se disipaba pero la certeza de saberla sana habían quitado los temores de su mente, una familia que ya se había acostumbrado a esta nueva rutina, pañales, leche y demás eran cosas que hacían de forma fluida, la pequeña Amaranta ya tenía quince días de haber llegado a entregar infinita alegría, gozaban al ver sus atisbos de sonrisas, sus sonidos eran como música para ellos y adoraban ver sus hermosos ojos grises.
Se dice que la costumbre baja un tanto el sentido de alerta y esto fue el detonante, la pequeñas Amaranta en su habitación dormía, arriba colgando justo sobre la cuna un hermosos móvil de estrellas, la luna enorme en el firmamento era más grande que otras noches, iluminaba por completo la habitación de la pequeña, mismo acto y distinta noche, aquel diminuto ser entró por la rendija de la ventana, trepó una vez más la cuna qué ya conocía, olió a la bebé que aún dormía, acarició el cabello de la infanta buscando aún la trenza qué le había hecho, susurro algo extraño e imperceptible y acercándose a la cara de la inocente terminó soplando por su nauseabunda boca un extraño humo, allí la bebé sin poder siquiera defenderse o gritar por auxilio se volvió más pequeña que aquel aberrante ser.
Extrañados los padres por no oír el llanto de su pequeña hija fueron a la habitación de su niña, allí la cuna vacía, su ropa en la cuna, la ventana cerrada al igual que la puerta de entrada, Abigail con el gritó atrapado en su garganta y las lágrimas estallando, de pronto al fin su voz explotó tan fuerte que rompió el silencio y así cada ventana de cada casa se iluminaban, Baltazar paralizado observando el escenario sintió un escalofrío gélido en su ser, frenético corrío por el pasillo de la casa buscando a su hija, la cordura se desvanecía por no hallar a su hijita.
De tanto bullicio y gritos aterradores llegó la policía a la vivienda, no dieron con el paradero de la pequeña Amaranta, era como si aquella perfecta niña jamás hubiese existido.
Abigail enloqueció por el dolor y Baltazar en sus desesperación trataba de entender qué pasaba. La enfermera del hospital donde nació la bebé al escuchar la noticia días más tarde comenzó a investigar, sus hallazgos reflejaron que cada cierto tiempo está tragedia volvía a ser experimentada, en sus ansias por saber si esto era real llegó a una antigua funcionaria, esta en sus años de juventud había trabajado en el mismo hospital, en una cita concertada le contó lo siguiente al ir a su casa.
–Años atrás cuando yo era joven y trabajaba en neonatología me percate en que algunos bebés presentaban una extraña marca en su muslo derecho, lejos está la hipótesis de su marca de nacimiento, aquella marca es la mordida del duende, este ser maligno los escoge en la cuna al segundo día de nacido, luego reafirma su marca trenzado una pequeña parte de su cabello y en la noche de la luna más brillante se los lleva, no sé para qué o por cual motivo–.
–Me llamaron loca cuando grite en el cunero qué unos duendes marcaban a los bebés, estas loca dijeron todos, pero la loca no lo estaba y los duendes si gustan del bebé recién nacido lo marcarán para llevárselo a donde nadie jamás pueda hallarlo.–
Luego de confirmar las sospechas aquella enfermera quiso sentirse menos culpable y buscó a los padres, al llegar a la casa de la familia Danko Baltazar abrió la puerta, en la silla mecedora Abigail cargaba la ropa que usaba su pequeña el día del suceso, la enfermera relato los sucesos a los cuales Baltazar no creyó, de forma indolente la sacó de su casa, abigail sollozando decía ¿por qué no pude ver el peligro? Baltazar se abalanzó sobre Abigail para reconfortarla, sabía que Amaranta jamás volvería mientras la desquiciada madre susurraba –estoy condenada a vivir sin mi niña–, las cortinas cerradas en la sala dejaban una lúgubre tenue luz la cual cada vez se volvía aún más grande al igual que la oscuridad de Abigail vivía sin su Amaranta.
English
The bite of the leprechaun.
A strange mark on Abigail Danko's newborn, one that was unseen to the naked eye, mother, father and new arrival left the hospital grounds amidst revelry for their candid little daughter, a girl with beautiful pink cheeks, long eyelashes and white complexion, she was the epitome of perfection, a porcelain doll whom her parents adored; the wait had been an ordeal and her arrival was the page-turner they so desperately needed, the reinforcement of this love, one that almost succumbed to the desperate longing to be parents.
They arrived excited and fearful to their home, all this was new and it was logical to understand them, there in the dwelling were both grandmothers, the first granddaughter for both parties, the emotion seized everyone in the building, the admirers of the beauty of the little Amaranta was emancipated when she yawned, innumerable sounds of adoration towards the little one were present, the little infant passed from arms to arms, one could think that that innocent creature enjoyed the attention provided.
When the family was calm and alone the three members were immersed in their new routine, Abigail carefully took her baby to the changing table to change the diaper, in the middle of this process was when she noticed a strange stigma in her baby, surprised and scared she called desperately to her husband -Baltazar....Baltazar, come here quickly- the man in the kitchen when he heard the shout dropped the cup on the floor, the pieces jumped as if it had been an explosion, he arrived quickly and astonished he observed the mark on the right thigh of his little Amaranta.
As first time parents they did not object and rushed to the hospital, fear overwhelmed them and in less than fifteen minutes they were already in the waiting room, they were called as soon as possible and in the midst of Abigail's lack of control the doctor on duty did not understand a word she was saying, Baltazar explained a little calmer than his wife what was happening, then the doctor examined the baby, he found nothing abnormal, For the doctor this mark was nothing more than a birthmark, Abigail refuted that it was impossible since she did not have that strange mark the day before, the doctor with a despot look before the insistence of the inexperienced mother expressed that there were marks that came out days after the birth, he continued saying that maybe even other marks would come out in different places, after that he left the attention box leaving the parents alone with their disjunctive.
There was no choice but to return home, inside Abigail knew that this was not a birthmark, Baltazar tried to calm her down insisting that tomorrow they could take her to a pediatrician, on the other hand little Amaranta did not present any alteration in her behavior, she was a normal and healthy baby, she cried and ate like all babies, but the presentiment of her mother was something that did not leave her mind.
The night was endless, the baby in her crib slept peacefully, her room had been thought in every detail, curtains, furniture, sheets and bedspreads, the color of the walls and its decoration, lilac walls with beautiful yellow flowers, a lamp next to the crib of their little treasure, both parents in their room got up every two by three to verify that everything was well, sleep overcame them and for a couple of minutes that seemed like an eternity the inexperienced parents slept in their bed.
The curtain of his daughter's room was motionless, suddenly a strange breeze made the white lace curtain move, a strange shadow glimmered in the moonlight, silent steps well thought out, a small presence standing in front of the crib, from there he watched obnubilated what he had already marked a day before, he climbed up the leg of the crib and rejoiced with the beauty of that innocent infant, he smelled her hair and approached her nostrils as if trying to feed on the vitality of the little one, he delighted in that sublime aroma, walked slowly towards the head of the cradle and with his grotesque hands touched the delicate black hair of the newborn, intoned a strange song, he braided a tiny portion of hair, one so small that no one could notice it.
Amidst Amaranta's cries both mother and father rushed out of bed to answer the call of their little one, there in the cradle the baby was crying in desperation for hunger, yet the little one was crying in part because of that mysterious visit. In the rocking chair Abigail sat down to breastfeed her little girl, an inexplicable connection between mother and daughter, there while she fed her little girl she sang her a lullaby, she caressed her face while she saw the placid expression on her face, she put her hand on her little girl's head and stroking her hair she felt something strange, She leaned towards the light of the lamp and there, tiny and almost imperceptible, was the braid. Strangely she thought that perhaps the rose of the beanie had created it, she ignored her first impression and remained in the logical or at least in what could be assumed as such.
The coming days passed in total calm, the mark on the thigh of the little one did not dissipate but the certainty of knowing she was healthy had removed the fears from her mind, a family that had already gotten used to this new routine, diapers, milk and other things were things they did in a fluid way, little Amaranta was already fifteen days old and had arrived to deliver infinite joy, they enjoyed seeing her glimpses of smiles, her sounds were like music to them and they loved to see her beautiful gray eyes.
It is said that habit somewhat lowers the sense of alertness and this was the trigger, little Amaranta was sleeping in her room, above hanging just above the crib a beautiful mobile of stars, the huge moon in the firmament was bigger than other nights, completely illuminated the room of the little one, same act and different night, that tiny being entered through the crack of the window, it climbed once again the cradle that it already knew, it smelled the baby that was still sleeping, it caressed the hair of the infant still looking for the braid it had made, it whispered something strange and imperceptible and getting closer to the face of the innocent ended up blowing through its nauseating mouth a strange smoke, there the baby without even being able to defend herself or scream for help became smaller than that aberrant being.
The parents were surprised not to hear their little daughter's cry and went to her room, where the crib was empty, her clothes in the crib, the window closed as well as the entrance door, Abigail with her scream trapped in her throat and her tears bursting, suddenly at last her voice exploded so loud that it broke the silence and so every window of every house was illuminated, Baltazar paralyzed watching the scene felt a cold shiver in his being, frantic he ran through the corridor of the house looking for his daughter, his sanity was fading because he could not find his little daughter.
From so much noise and terrifying screams, the police arrived at the house, they could not find little Amaranta, it was as if that perfect little girl had never existed.
Abigail went crazy with pain and Baltazar in his desperation tried to understand what was happening. The nurse at the hospital where the baby was born heard the news days later and began to investigate, her findings reflected that every so often this tragedy was experienced again, in her eagerness to know if this was real she reached a former employee, she had worked at the same hospital in her youth, in an appointment she told her the following when she went to her house.
-Years ago when I was young and worked in neonatology I noticed that some babies had a strange mark on their right thigh, far from the hypothesis of their birthmark, that mark is the bite of the goblin, this evil being chooses them in the cradle on the second day of birth, then reaffirms its mark by braiding a small part of their hair and on the night of the brightest moon takes them, I do not know why or for what reason.
-They called me crazy when I shouted in the crib that some goblins were marking the babies, they all said you are crazy, but the crazy one was not, and if the goblins like the newborn baby they will mark it to take it to where no one can ever find it.
After confirming the suspicions that nurse wanted to feel less guilty and looked for the parents, when she arrived at the Danko family's house Baltazar opened the door, in the rocking chair Abigail was carrying the clothes that her little girl was wearing the day of the event, the nurse told the events to which Baltazar did not believe, in an indolent way she took her out of her house, Abigail sobbing said why couldn't I see the danger? Baltazar rushed to Abigail to comfort her, he knew that Amaranta would never return while the unhinged mother whispered -I am condemned to live without my child-, the closed curtains in the living room left a gloomy dim light which each time became even greater as the darkness of Abigail lived without her Amaranta.
Una historia de escalofrios. Los pobres padres quedaron devastados con la tragedia. Muy entretenida tu historia con un toque de leyenda y mucho misterio.
Gracias por compartir tu historia de escalofríos con nosotros.👻
Excelente jueves.
Agradecida por tus palabras, los padres quedaron devastados tal cual expresas, un sin fin de preguntas sin respuestas a abrieron la puerta a la locura.
Amazing story as always @issymarie2 🤗, you left me shocked, I felt Abigail's pain for losing her daughter, I just wish I knew what the elf would do with the babies he takes with him... surely something terrifying 😱. Well done, #sinistermind 🖤.
No se me había ocurrido una historia con la razón del rapto de bebés, es una buena idea para continuar, saber que cosas macabras o quizás no hagan los duendes con los bebés que secuestran.
Agradecida de tu apoyo e idea.
Great job friend!, this story is amazing and I enjoyed it all the way through, I almost came a day late, but I wanted to take the time to read it and enjoy it well. Your awesomeness graces our terrifying community. Thank you for participating, hopefully one day you will present one of these horror stories in video format, it would be interesting...
Hola, agradezco tus palabras ya que sin una motivación a continuar.
Por mucho tiempo e pensando en como hacer una historia en video, quizás llegue el día en que lo logre y desborda toda la imaginación en ello.
Reitero el agradecimiento a tus palabras y apoyo.
Feliz tarde para ti.