Se fue a Nueva York para cumplir sus sueños de ser coreógrafa, a los golpes aprendió hablar inglés y con mucho esfuerzo se convirtió en una excelente bailarina.

Se unió a una banda callejera en donde por un periodo de 3 años, la Gran Manzana pudo ser testigo de su audacia, estrategia y ritmo, al fin y al cabo, latina tenía que ser. En este tiempo participó en muchos shows y por supuesto competencias, en las cuales siempre destacaba, ella se sentía toda una estrella a donde iba trajes brillantes, maquillaje y las cámaras siempre la acompañaban ¡Su sueño se había hecho realidad! ¿qué más podía pedirle a la vida? Pensó, pero siempre hay un bendito, pero.

Bueno ¡les cuento! un martes en la mañana la llaman para informarle que a un familiar muy cercano y querido le habían diagnosticado cáncer terminal, no lo pensó dos veces y se regresó a Argentina. No es necesario dar más detalles, todos sabemos que no podemos imaginarnos lo doloroso que se sentiría estar en su lugar.

Los años pasaron y poco a poco, ese fuego de continuar con el baile se apagó, por mucho tiempo intento reencontrarse a sí misma, hasta que lo logró. Hoy se dedica a entrenar a personas que desean no solo tener una buena figura sino también mantener su salud.

"La torturadora" así le digo, que por cierto me parece una persona ¡increíble!, de esas a las cuales terminas agarrándoles cariño y uno no se explica el porqué. “¿cuándo hacemos una sesión?” me preguntaba en forma de broma antes de empezar la clase. Mi respuesta siempre era “cuando tú quieras”, pero nunca llegábamos a concretar nada, luego de una hora de ejercicio donde una vez que terminas te duele hasta parpadear, nos despedíamos.

Hasta que un sábado en la noche decidimos no darle más vueltas al asunto ¡mañana en la tarde la hacemos! dijimos. La sesión ya estaba pautada ¿el lugar? Su gimnasio, el cual queda al lado de mi casa.

Al llegar estaba muy emocionada, movimos algunas cosas, abrimos todas las ventanas y en medio de una charla me muestra un libro de fotos, en el cual estaba ella en escenarios y en las calles bailando.

“Mira jhoe esto fue en Nueva York, a esto me dedicaba” me comenta, el brillo en sus ojos se notaba y las fotos eran geniales, por un momento me sentí un poco insegura en cuanto a cumplir sus expectativas.

¡La sesión inicio! hicimos unas cuantas fotos simulando ejercicios y luego salimos al frente de su gym y empezó lo divertido, saltar, hacer piruetas ¡ah! y obviamente las risas y las miradas de las personas que pasaban no pudieron faltar. Empezamos a las 15:00pm. Y terminamos 17:00pm.

Ese día paso de ser la “torturadora” a “la torturada”, hizo tantos saltos que quedo agotada, “ya no estoy para estos trotes” dijo entre risas, nos despedimos y antes de irme me dice “¡gracias! hoy me regresaste a mis 20 años” solo pude sonreír y decir “¡gracias a ti por darme la oportunidad!”.

She went to New York to fulfill her dreams of being a choreographer, she learned to speak English and with a lot of effort she became an excellent dancer.

She joined a street band where for a period of 3 years, the Big Apple could witness her audacity, strategy and rhythm, after all, she had to be a Latina. During this time she participated in many shows and of course competitions, in which she always stood out, she felt like a star wherever she went, bright costumes, makeup and cameras always accompanied her. Her dream had come true! What more could she ask from life? She thought, but there's always a blessed but.

Well, I tell you, one Tuesday morning she got a call to inform her that a very close and dear relative had been diagnosed with terminal cancer, she did not think twice and went back to Argentina. There is no need to give more details, we all know that we cannot imagine how painful it would be to be in her place.

The years went by and little by little, that fire to continue dancing was extinguished, for a long time she tried to find herself again, until she succeeded. Today she is dedicated to train people who want not only to have a good figure but also to maintain their health.

The torturer, that's what I call her, who by the way seems to me to be an incredible person, one of those people you end up getting fond of and you can't explain why. "When do we do a session?" she would ask me as a joke before starting the class. My answer was always "whenever you want", but we never got to do anything, after an hour of exercise where once you finish it hurts to blink, we said goodbye.

Until one Saturday night we decided not to give more thought to the matter. The session was already scheduled, the place? Her gym, which is next to my house.

When we arrived she was very excited, we moved some things, opened all the windows and in the middle of a chat she showed me a photo book, in which she was on stage and in the streets dancing.

"Look jhoe this was in New York, this is what I used to do" she comments to me, the sparkle in her eyes was showing and the pictures were great, for a moment I felt a little insecure about meeting her expectations.

The session started! We took a few photos simulating exercises and then we went out in front of his gym and the fun began, jumping, doing pirouettes, ah! and obviously the laughter and the looks of the people who passed by could not be missing.We start at 15:00pm. And we finish at 17:00pm.

That day she went from being the "torturer" to "the tortured", she did so many jumps that she was exhausted, "I'm not for this kind of jogging anymore" she said with laughter, we said goodbye and before leaving she said "thank you! today you took me back to my 20s" I could only smile and say "thank you for giving me the opportunity! .