En todos los juegos hay reglas, que dirigen y hacen sanas las acciones de los participantes. Ejecutar una acción que va en contra de las reglas puede descalificar o expulsar a un miembro de un equipo que rompe las reglas. A los ojos de Dios la familia califica como un equipo ganador, siempre y cuando todos sus miembros se ajusten y alineen a los principios, reglas y mandamientos que Dios establece para calificar como un equipo ganador. La familia como equipo está compuesta por el padre, la madre y los hijos. La primera regla de unidad la establece Dios para los cónyuges, a quienes el Señor ordena que una vez que se separen de sus padres, los dos serán "una sola carne". En el matrimonio, el hombre y la mujer forman un solo cuerpo. Jugar en el equipo familiar implica que tanto el marido como la mujer deben mantener una estricta fidelidad entre sí. Si la fidelidad se rompe y alguno de los dos comete adulterio, la familia deja de ser un equipo y queda descalificada a los ojos de Dios y de su palabra, que son las reglas generales que dan las pautas al matrimonio y a la familia. En este sentido, jugar en el equipo familiar condiciona a los padres a permanecer como un solo cuerpo, como manda el Señor.

24 Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. "Génesis 2: 24"