Mi mamá siempre tenia la costumbre de comprar lo que eran nuestros útiles escolares como un mes antes de iniciar las clases, que, por lo general, estas comenzaban a mediados de septiembre. Era como que le entregaban la lista de los útiles y de una para el Tijerazo, que era su tienda favorita para adquirirlos y unas que otras del centro, que, por lo habitual eran que si para el uniforme, los zapatos y los bolsos.

A mi me emocionaba mucho, porque nos dejaban escoger aquello que nos llamara la atención, que, si la libreta con las respectivas figuras y el bolso con el color que deseáramos, mientras cumpliera con las reglas del colegio, todo bien. Recuerdo que, mi mamá compraba de más, que si una libreta de más por tipo, una cuadriculaba, doble línea y así sucesivamente; dígame el papel bond, se adquiría el rollo que traía como 50 pliegos, así no se preocuparía por conseguir uno tan tarde cuando lo pidieran, actualmente de acaso 2, uno de repuesto.

Tampoco faltaban las cartulinas ni las etiquetas para marcar todo con nuestro nombre, le gustaba que los colores llevaran que si un teipe de tal color o nuestras iniciales talladas con un exacto. A mí me encantaba cuando ella venia y forraba los cuadernos con papel contact trasparente, ya que me impresionaba que no les quedara ni un solo aire a los cuadernos, aunado que el olor a nuevo es muy atrayente, para mi gusto.

Es bonito recordar todo ello con mi sobrino, que apenas está en preescolar, pero se siente bien pasear por esas tiendas y ver toda variedad de materiales. Mi sobrino todavía no pide aquello que le guste, le da igual, aunado que, en su escuela les piden que los cuadernos vayan forrados de un color en específico, por tal motivo no se va a poner a escoger que es lo que le llama la atención, cuando sea más grande se seguro si va a pedir lo que le guste.