Cuando vi la imagen de los dos terneros, me recordé de la primera vez que vi a las vacas y toros en persona. Eso fue cuando era niño, y la experiencia fue bien interesante, ya que la misma la viví en el Estado Apure, en un hato de un amigo de mi papá. Yo tenía unos 6 o 7 años, cuando vi, como marcaban a las vacas, y des parasitaban a las cabras, el día que llegamos al hato.

Fue un momento muy impactante para mí, ya que siendo un niño de ciudad, jamás había visto los animales de manera tan cercana. Y cuando vi, cómo marcaban el ganado, me acordé de la serie de Bonanza, que era lo más cercano, que había estado de un hato ganadero, y eso era a través de una pantalla de televisión.

Después de esa experiencia, casi no vi vacas, becerros, ni animales de corral de manera cercana por mucho tiempo. La mayoría de las veces que veía a las vacas era en las carreteras, cuando uno viajaba al interior del país, y de se veían los animales en los enormes potreros que se divisaban desde la carretera.

Pero, la vida da muchas vueltas, y después, en la década de los noventa, tuve la oportunidad de estar como misionero seglar capuchino en la Sierra de Perijá, en el Estado Zulia, y en la misión de Kawanayen en el Estado Bolívar.

Y en ambas misiones había ganadería, y trato constante con los animales. Peor donde más contacto tuve con el ganado, y donde veía a los becerros de manera constante, era en la Misión del Tukuko. Ya que la misión, era autosustentable, y vivía de la venta de la leche.

Así, que en las mañanas, después de los laudes, todos íbamos a realizar diferentes labores en la misión. En mi caso particular, yo tenía asignada la bodega. En ella se vendía comida, dulces, pan, mortadelas, atún, y otros alimentos para las personas de la comunidad, al mismo precio de costo.

Recuerdo mucho, eso, ya que mi abuela era comerciante, y cuando yo era pequeño, ella me explicaba, que el dinero del negocio se dividía en el dinero de la inversión para comprar mercancía. Y luego, con la inversión que se hacía, se compraba la mercancía y se vendía, y de la venta de la mercancía se obtenían las ganancias, y de ahí se sacaba el dinero, para invertir de nuevo, luego los costos de funcionamiento, y después quedaba la ganancia neta.

Y esa ganancia se dividía, en un 25% de ahorro para cualquier necesidad o contingencia con el negocio, otro 25% de ahorro personal, para tener estabilidad económica para el futuro. Y el otro 50% era para la vida y los gastos del mes. Y que pasara lo que pasara, siempre debía ahorrar los porcentajes del negocio y personales.

Yo intenté hacer eso, pero en la misión era imposible, ya que la mentalidad, no era hacer negocios, sino solventar los problemas de abastecimiento de las comunidades indígenas y criollas, que vivían en el área.

Y Fray Mateo, se encargaba de la producción de leche, y de los potreros. Yo solía visitar a Fray Mateo a su oficina, y en más de una ocasión, tuve la oportunidad de estar con él y con los trabajadores, que eran casi todos indígenas Yukpas y también había dos campesinos colombianos, en los potreros.

Y ahí, en los potreros, vi situaciones interesantes, como la recolección de las grandes cantidades de estiércol, que luego de la recolección se esparcía en los otros porteros, por donde ya habían pasado las vacas a alimentarse y por las siembras que se realizaban en la comunidad.

También aprendí a ordeñar las vacas, y ayudé en dos ocasiones a una veterinaria a vacunar a unas vacas, lo que en realidad me pareció bastante interesante. Y finalmente, tuve la oportunidad de observar, como la veterinaria, realizaba los procesos de inseminación artificial.

Así que realmente, el ver esta imagen de los dos becerros, me trajo grandes y agradables recuerdos, de una etapa bastante bonita de mi juventud.

Muchas gracias por leerme.

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