El mes de diciembre siempre trae una energía diferente. En cada familia es una de las fechas más esperadas por todos, así sean motivos distintos.

Y una de las actividades favoritas antes del gran día es poder decorar la casa, según las preferencias de cada vivienda. Ya sea armar un nacimiento, decorar el árbol de Navidad, llenar la casa de luces, guirnaldas y tantos adornos que uno puede encontrar prácticamente desde que termina Halloween donde las tiendas ponen en oferta todo lo referente a la Navidad y se olvidan del mes de noviembre.

Sea cual sea la forma o cantidad de decorar en nuestras casas, esta pequeña actividad nos empieza a llenar del espíritu navideño. Ese espíritu que da calidez al corazón y anticipa lo que tanto esperamos. Además de brindar una excelente manera de pasar tiempo con nuestros hijos.

Como mencioné anteriormente, cada quien anhelan este día por razones distintas. Los más pequeños esperan con ansias los regalos que recibirán en NocheBuena o los dulces y los deliciosos platillos que comerán hasta saciarse y tendrán para repetir por algunos días más.

Los más grandes disfrutamos principalmente la alegría de estar reunidos en familia. Si algún miembro está alejado por algún motivo, esta fecha es propicia para regresar y compartir alegría con sus seres queridos.

Incluso algunos traen sus propios adornos para terminar de decorar el árbol o el nacimiento. Es una especie de pago que se tiene que hacer antes de compartir la mesa.

Pero sin tomar en cuenta que tan ostentosas sean las decoraciones, lo importante es dejar de lado nuestras diferencias y olvidar, aunque sea por un momento todos los problemas que nos aquejan. Y que al observar cada rostro reunido en nuestro hogar, podamos ver que el espíritu navideño sigue y seguirá presente otro año más.