Durante el mundial 1978, todos los seguidores del fútbol alrededor del mundo se enteraron de la particular manera que tenían los argentinos de recibir a sus equipos al salir a la cancha para disputar un encuentro.
Miles, millones de papelitos cortados de cualquier manera eran arrojados desde las tribunas apenas los fanáticos recibían señales que su equipo favorito estaba por salir al campo de juego; una lluvia de recortes de diarios, revistas, rollos de máquinas de calcular, serpentinas o cualquier pedazo de papel que se encontrara a la mano, eran llevados por los simpatizantes a la cancha y arrojados como una especie de ritual o celebración inicial de la fiesta que el partido de fútbol representaba para ellos.
Por supuesto se tildó esa costumbre de antiestética, poco práctica y hasta molesta para los jugadores y encargados de repartir justicia debido a que la demarcación del campo de juego se veía obstaculizada por ese colchón que quedaba como residuo de tales festejos.
Lo que no sabían los espectadores de otras partes del mundo, es que esa forma de recibir al equipo favorito antes del inicio de las acciones era una costumbre de muchísimos años, desde la década de 1930, cuando comenzó esa curiosa forma de recibimiento sin que nadie sepa a ciencia cierta qué o quién la motivó.
Y no era el único evento deportivo en el cual se recibía a los favoritos arrojando papeles, recuerdo que en la fórmula uno, cuando corría Carlos Alberto Reutemann, yo mismo he sido testigo presencial de esa locura, simpática, pero locura al fin, ya que esos papeles podían llegar a ingresar en las tomas de aire y alojarse en los radiadores de los vehículos y provocar un recalentamiento que perjudicara el motor, ni que decir si uno de esos residuos obstaculizara la visión de un piloto. Por suerte nunca ocurrió.
Acallada la excitación provocada por el título mundial obtenido por nuestra selección nacional, comenzó una guerra interna por eliminar esa costumbre tan arraigada y representativa del fútbol vernáculo. En principio se trató de morigerar las consecuencias dejando que la gente continuara lanzando los papeles, pero se incluyeron enormes sopladoras que recorrían todo el perímetro del campo de juego para correr la alfombra multicolor y dejar al descubierto las líneas demarcatorias, esenciales para impartir justicia de la mejor manera. Pero no funcionó, se demoraba tiempo en quitar los molestos papeles y para peor, un viento que nunca faltaba podía volver a traerlos desde los costados donde se los acumulaba.
Pero también hubo entusiastas defensores de la simpática costumbre, Caloi, un dibujante y humorista de gran éxito por aquellos años, inició una extensa y jovial guerra a favor de los papelitos en los estadios y desde su personaje Clemente, un bicho de identificación imposible, una especie de ave, pero sin brazos y con el cuerpo barrado era el encargado de divertir desde la página más leída del diario Clarín, la de los chistes e historietas, a todos los lectores que también en esa época se contaban por decenas de miles. Hasta una tira en TV tuvo Clemente y no faltó la canción oficial donde destacaba su predilección por arrojar papeles en las canchas de fútbol.
Clemente fue uno de los abanderados de las hinchadas argentinas que deseaban continuar con la tradición de arrojar papeles ante la salida de sus equipos favoritos.
Pero la vida es cambio y finalmente la costumbre de arrojar papeles cambió para siempre, ya no se arrojan desde las tribunas, ahora hay fuegos artificiales y bombas de humo, todo se homogeneizó y se copiaron costumbres de otras partes. Clemente perdió la batalla.
También el diario Clarín cambió, ya casi nadie compra el periódico en papel, ahora hay suscripciones a la edición digital y la página de las historietas tiene otras historias, otros personajes. Caloi falleció en el año 2012 aunque Clemente tiene su estatua en el paseo de la historieta, en el barrio porteño de San Telmo, su presentación muestra una tribuna con el sentado en el medio con la camiseta de la selección nacional, a sus espaldas dibujados en la pared, infinidad de papelitos volando hacia el campo de juego. Perdió la batalla, pero no la guerra, no al menos la del recuerdo eterno.
Throw little pieces of paper
During the 1978 World Cup, all football fans worldwide learned how Argentines greeted their teams when they came onto the field to play a match.
Thousands, millions of pieces of paper cut in any way were thrown from the stands as soon as the fans received the signal that their favorite team was about to come out onto the field; a shower of newspaper clippings, magazines, calculator rolls, streamers or any piece of paper that was at hand was taken by the supporters to the field and thrown as a kind of ritual or initial celebration of the party that the football match represented for them.
Of course, this custom was branded unsightly, impractical, and even annoying for the players and those in charge of dispensing justice because the mattress that remained as a residue of such celebrations hindered the marking of the field.
What spectators in other parts of the world did not know was that this curious form of welcome to the favorite team before the start of the action has been a custom for many years, since the 1930s, when it began. Nobody knows for sure what or who motivated it.
And it was not the only sporting event where the favorites were welcomed by throwing papers. I remember that in Formula One, when Carlos Alberto Reutemann was racing, I was an eyewitness to this madness, nice, but madness nonetheless, since these papers could end up in the air intakes and lodge in the radiators of the vehicles and cause overheating that would damage the engine, not to mention if one of these residues obstructed the vision of a pilot. Luckily, it never happened.
Once the excitement caused by the world title obtained by our national team died down, an internal war began to eliminate this custom so deep-rooted and representative of local football. Initially, the consequences were mitigated by letting people continue throwing the papers. Still, huge blowers were added that went around the entire perimeter of the playing field to move the multicolored carpet and expose the demarcation lines, essential for administering justice in the best possible way. But it didn't work, it took time to remove the annoying papers, and, to make matters worse, a wind that was always present could bring them back from the sides where they had accumulated.
But there were also enthusiastic defenders of the nice custom. Caloi, a very successful cartoonist and humorist in those years, started an extensive and jovial war in favor of the little pieces of paper in the stadiums and, through his character Clemente, an impossible-to-identify creature, a kind of bird, but without arms and with a barred body, was in charge of entertaining all the readers, who at that time also numbered in the tens of thousands, from the most read page of the newspaper Clarín, the one with jokes and cartoons. Clemente even had a TV strip and there was also an official song about his preference for throwing papers on football fields.
Clemente was one of the standard-bearers of the Argentine fans who wanted to continue the tradition of throwing papers at the start of their favorite teams.
But life changed and finally, the custom of throwing papers changed forever, they were no longer thrown from the stands, now there were fireworks and smoke bombs, everything became homogenous and customs were copied from other places. Clemente lost the battle.
The Clarín newspaper also changed, almost no one buys the paper in paper anymore, now there are subscriptions to the digital edition and the comics page has other stories and other characters. Caloi died in 2012 although Clemente has his statue in the comics walk, in the Buenos Aires neighborhood of San Telmo, his presentation shows a stand with him sitting in the middle wearing the national team shirt, behind him drawn on the wall, countless pieces of paper flying towards the playing field. He lost the battle, but not the war, at least not the one of eternal memory.
Héctor Gugliermo
@hosgug
Hola, recuerdo era como una lluvia de confeti de todos colores lo veía por la tv y le decía a mis amigos que era como un cumpleaños del fútbol. Toda tradición tiene seguidores y detractores hay que llegar a un punto donde no se afecte a nadie. Gracias por compartir.
Gracias a ti por la lectura y tus comentarios.
Saludos @juliom
Con usted siempre se aprende algo nuevo. Si que veía cuando era más chico, y en la tv cubana asomaban algún cachito de fútbol argentino, aquellos papelitos, pero nunca pensé que eran recortes de periódicos confeccionados por la misma gente, sino que creí que era algo proveniente desde la misma logística de estadio.
Muchas gracias @alto96.
Como mencioné, es una costumbre que nadie sabe con exactitud como y donde comenzó.
Saludos
¡Felicitaciones!
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Atentamente
El equipo de curación del PROYECTO ENTROPÍA
Gracias @entropia !
Gracias estimado amigo por traernos historias que van más allá del puro enfrentamiento deportivo y nos alimenta el alma con conocimiento de hechos que tienen que ver con la cultura y tradiciones de los pueblos y el deporte. Feliz semana @hosgug. Salud y saludos.
Gracias amigo @tonyes, un gran abrazo.
Que historia más interesante, esto también se practicó en Catalunya, pero un tiempo en señal de protesta por el pase de Figo al Madrid, sin dudas a pesar de ser algo negativo es bastante curioso
Así es, era una costumbre simpática, aunque como dices, con consecuencias desagradables para el juego.
Saludos @sadiel0102