Replanteamiento del pensamiento sobre el fin de los tiempos

in Humanitas5 hours ago

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Saludos amigos, el día de hoy quiero comentarles un poco sobre mi reflexión del Evangelio del día de ayer en la misa dominical (Cfr. Mc 13,24-32), ya que es un tema que puede causar temor y miedo, pero que desde la teología en realidad es muy hermoso aunque parezca contradictorio. Es el tema del final de los tiempos. Uno de mis teólogos preferidos, el teólogo y filósofo Von Balthasar, habla o replantea la reflexión sobre estas realidades que se conocen como realidades últimas o, técnicamente, escatología. Lo replantea desde un punto de vista diferente.

Exactamente, en una entrevista dice que él quisiera reelaborar la escatología, que no considere tanto como realidad última el destino del hombre, sino la misma realidad divina. ¿Qué quiere decir esto? Que cuando hablamos de los últimos tiempos, debemos dejarnos iluminar por el mensaje de Dios, más aún, para los que somos cristianos, por la vida y el testimonio, y las palabras del mismo Jesucristo. Puesto que ya allí tenemos muchísimo que aprender, en efecto, tomando un pasaje del Nuevo Testamento, de San Pablo, no se trata de que tengamos un temor al final por un juicio castigador, sino que nos abramos con confianza a este final porque, sobre todo, lo último con lo cual nos vamos a encontrar al final del camino de la vida es con el amor misericordioso, compasivo y comprensivo del Señor ( Cfr. Romanos 8,1; Filipenses 1,6; 1Tes 1,10, etc ).

Uno de los temas respecto a los últimos tiempos es cuándo será. El Señor dice en el Evangelio que no debemos preocuparnos por eso, porque nadie sabe ni el día ni la hora. Entonces, ¿de qué debemos preocuparnos más bien? En primer lugar, por revestirnos de buenas obras, ya que en otra parte Él también nos dice que al final de la vida se nos va a examinar del amor. ¿Cuál fue el bien que hicimos? ¿Y esto por qué? Porque si seguimos a alguien que pasó haciendo el bien, precisamente la pregunta que nos van a hacer al final es si ese seguimiento fue auténtico, si hicimos el bien tal y cual Él nos enseñó, con sus palabras y con su vida. Revestirnos de buenas obras es como presentarnos al juicio final y estar vestidos con estas buenas obras o, al contrario, encontrarnos desnudos porque no hicimos nada de bien a los demás y, todo al contrario, fuimos partícipes y artífices del mal.

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Otro tema referente al final de los tiempos y que es muy interesante también es: ¿cuáles serán los signos? Repito lo que decía al principio, la escatología, las realidades últimas, hay que verlas desde Dios. Es allí donde viene el planteamiento de Von Balthasar donde el signo definitivo último es el mismo Jesucristo, de tal manera que el final de los tiempos puede llegar después de Jesucristo en cualquier momento, porque Él es el signo que estábamos esperando, ya que en Él Dios nos ha mostrado todo su plan de salvación para la humanidad.

Es por ello que no son las tribulaciones, desde el punto de vista histórico que pasamos, como guerras, catástrofes, epidemias, las que marcan el final, no, ya el final de los tiempos fue marcado por Jesucristo y es por ello que en cualquier momento puede llegar. Uniendo con el primer punto desarrollado anteriormente se trata, por lo tanto, de siempre vivir en buenas obras hacia los demás, la humanidad entera y la creación, porque no sabemos cuándo la hermana muerte, como decía San Francisco de Asís, tocará la puerta.

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Finalmente, hay otro tema que ha llevado mucho debate realmente y es: ¿qué nos espera al final? ¿La salvación o la condenación? Y este es un tema que debemos tratarlo con mucha delicadeza, ya que al final vamos a hacer suposiciones o conjeturas. No obstante, este teólogo que he citado plantea algo interesante y es la esperanza en la salvación de todos. Se basa en argumentos bíblicos donde se expresa realmente que Dios quiere la salvación de todos (1 Timoteo 2,4), pero no solamente eso, sino un basamento teológico de que fuimos creados a imagen de Dios, somos su obra y el artista que es Dios no va a querer que su obra fracase.

Ahora bien, la conjetura o la esperanza se basa también en que no sabemos cómo va a responder la libertad del ser humano. Ahora esperamos que esta libertad se pueda abrir al amor de Dios que siempre, hasta el final, da oportunidad al ser humano para volver a Él. Esto también se explica de la siguiente manera, y es que realidades como el infierno, el purgatorio y el cielo existen luego de Jesucristo, son realidades postcristianas literalmente en ese sentido. ¿Por qué? Porque al final, entonces, el infierno es rechazar a Jesús de Nazaret, su mensaje, su vida, su ser para nosotros, se trata de un rechazo total y consciente. El cielo será aceptarlo totalmente, abrir nuestro corazón y nuestra vida y llevar y operar ese mensaje de vida y salvación que Él nos dejó. Y el purgatorio es esta apertura pero que nos falta purificarnos para totalmente gozar de esa fiesta eterna, pero al final todo se centra en este signo último que la historia de la salvación nos ha dado que es Jesús de Nazareth.

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Somos familia católica, a excepción de mi hermana, que se volvió evangélica, y una de las cosas que más cree, es que la salvación sólo se logra por fe, por lo cual suele abstenerse de ayudar a cualquier persona, a menos que sea parte de su círculo de amigos.
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