¡Sí podemos vencer…! Yes we can win...!

in Humanitas17 hours ago

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En psicología el concepto de “indefensión aprendida” nos permite entender muchos comportamientos, no solo de animales sino también de humanos. Los ejemplos más ilustrativos son los del elefante y las aves en cautiverio.

Cuando los elefantes están pequeños sus entrenadores los amarran con una cadena a una estaca. El pequeño elefante forcejea, pero aún su fuerza no es suficiente para zafarse de su atadura . La estaca lo mantiene atado y con cada intento de soltarse su frustración aumenta.

Con el paso de los años el elefante deja de forcejear, ha asumido que la cadena y la estaca forman parte de su vida. La frustración lo ha derrotado totalmente, no puede imaginar que ahora su fuerza es mucho mayor y que probablemente si lo intentara de nuevo pudiera reventar la estaca que lo separa de la libertad.

En el caso de las aves ocurre igual. Desde pichones son colocados en sus jaulas, cada intento de vuelo se estrella contra la estructura de metal. El ave va asociando el vuelo con el dolor. Con el paso del tiempo olvida cómo volar. Ha aprendido que su mundo se encuentra dentro de la jaula, y así le dejemos la puerta abierta no se atreverá a explorar lo que está fuera y mucho menos intentará volar de nuevo…

Los venezolanos llevamos veinticinco años recibiendo lecciones parecidas a las del elefante bebé y a las aves en cautiverio.

Desde su llegada al poder el régimen chavista ha sido sistemático en eso. Por todos los medios posibles ha ido creando y reforzando una narrativa de la invencibilidad. Ha logrado convencer a unos cuantos de que no hay remedio, que hay que aceptarlos, que debemos acostumbrarnos a su manera de gobernar basada en la corrupción, el robo al dinero público, la inmoralidad y la ineficacia.

Muchas veces los venezolanos se han rebelado contra esa realidad, pero hasta ahora todos los intentos han sido vanos. A lo largo de los años son muchos los fracasos vividos, y con cada uno de ellos la frustración ha minado el ánimo de la gente. Millones se han agotado en el camino y se han marchado a buscar nuevos destinos, lo que por cierto es totalmente legítimo.

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Pero por diferentes motivos otros hemos decidido quedarnos aún en contra de las circunstancias que hacen miserable la vida aquí, aún en contra del riesgo que significa existir sometidos a un régimen que no cree en la libertad individual, ni en la libertad de pensamiento, ni en las creencias de cada quien.

Hay algo poderoso que nos sigue atando a esta tierra que nos vio nacer. Quizá sea la esperanza por vivir de una manera distinta, más fraterna, más humana, más apegada a la ética y la moralidad…

El caso es que seguimos aquí y aunque parezca mentira la gran mayoría de nuestra gente sigue sin resignarse a la invitación del chavismo de vivir en el oprobio. Sin embargo, guardar ese sentimiento en el corazón no es suficiente para que las cosas terminen de cambiar…

Viví toda mi infancia en un barrio del Oeste de Caracas y tuve la oportunidad de ser testigo de algunos episodios que me sirvieron para tomar conciencia de lo potente que puede ser la unidad y el poder de decisión.

Como suele suceder, en esos barrios la mayoría de los que viven son gente honorable y trabajadora, pero ocasionalmente surge algún malviviente que rompe las reglas y busca la forma de imponerse a los demás, en el lenguaje cotidiano se conocen como “guapos de barrio”.

Uno de esos fue el Willy, era un muchacho como de dieciocho años, siempre andaba armando con un revolver treinta y ocho de seis tiros en el tambor. El Willy, se metía a robar en las casas, rompía a capricho los parabrisas de los vehículos, manoseaba a las muchachas en plena calle…. Hacía lo que le daba la gana.

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Una tarde veníamos con mi madre de la escuela, tendría yo como nueve años… Antes de llegar a nuestra casa un grupo como de cuarenta personas se había congregado en la calle.

Alguien nos informó que el Willy había golpeado a un muchacho para quitarle la bicicleta. Quizá cegado por su prepotencia no calculó, o no le interesó, que fuese la hora en que la gente regresaba del trabajo.

En el momento del suceso cuatro hombres que vieron lo que pasaban le reclamaron al Willy, la respuesta de este fue mostrar el arma que llevaba en el cinto.

Otros que venían atrás se sumaron a los primeros . De pronto se había formado un grupo de hombres y mujeres, jóvenes y ancianos. Todos estaban encarando al Willy, todos le exigían que dejara en paz al muchacho y le devolviera la bicicleta.

De pronto el Willy, sacó el arma y disparó dos tiros al aire. El pequeño grupo no se movió. Los gritos aumentaron. En eso el Willy apunto hacia la gente y disparó dos veces…, dos cuerpos cayeron y la sangre comenzó a mojar el asfalto.

Pero nadie retrocedió. Por el contrario, la multitud enfurecida se abalanzó hacia el Willy, quien emprendió rápidamente la huída. Saltando por encima de las platabandas se perdió de vista y más nunca volvió, ese día terminaron sus atropellos. Por fortuna los dos heridos de bala se recuperaron…

Es probable que sin ese gesto que hicieron los primeros cuatro, enfrentado al malhechor, los demás no se hubiesen animado y las tropelías del Willi se hubiesen extendido mucho tiempo más.

En los próximos días los venezolanos estamos convocados, una vez más, a hacer valer nuestro derecho a vivir en libertad. Será inevitable luchar contra la frustración. será duró encontrar de nuevo el ánimo para avanzar…

Pero pensemos que ya no somos el elefante bebé y que la estaca no tiene la misma fuerza de años atrás. La estaca se ve carcomida, muy debilitada, partida en muchas partes… Quizá ahora sí lo podamos lograr.

En los movimientos sociales cualquier pequeño gesto puede ser suficiente para elevar el ánimo colectivo. Dar el primer paso siempre es importante, lo puede dar usted, yo, o cualquiera de nosotros, eso es lo de menos, lo relevante es darlo…. Con el favor de Dios nos irá bien…

Gracias por tu tiempo.

Fuente de imágenes. I II III.

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In psychology, the concept of "learned helplessness" allows us to understand many behaviors. This concept applies to humans and animals. The most illustrative examples are those of elephants and birds in captivity.

When elephants are small, their trainers tie them with a chain to a stake. The little elephant struggles, but even his strength is not enough to break free from his restraint. The stake keeps him tied and with each attempt to break free his frustration increases.

As the years go by, the elephant stops struggling, he has assumed that the chain and the stake are part of his life. Frustration has totally defeated him, he cannot imagine that now his strength is much greater and that probably if he tried again he could burst the stake that separates him from freedom.

The same thing happens with birds. Since chicks are placed in their cages, each attempt at flight crashes against the metal structure. The bird associates flight with pain. Over time it forgets how to fly. It has learned that its world is inside the cage, and even if we leave the door open, it will not dare to explore what is outside, much less try to fly again...

We Venezuelans have been receiving lessons similar to those of the baby elephant and the birds in captivity for twenty-five years.

Since its arrival to power, the Chavista regime has been systematic in this. By all possible means it has been creating and reinforcing a narrative of invincibility. It has managed to convince a few that there is no remedy, that we must accept them, that we must get used to their way of governing based on corruption, theft of public money, immorality and inefficiency.

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Many times Venezuelans have rebelled against this reality, but so far all attempts have been in vain. Throughout the years there have been many failures, and with each one of them frustration has undermined people's spirits. Millions have decided that they can't cope with it and have left to look for new destinations, which by the way is totally legitimate.

But for different reasons others of us have decided to stay, even against the circumstances that make life here miserable, even against the risk of being subjected to a regime that does not believe in individual freedom, nor in freedom of thought, nor in the beliefs of each one of us.

There is something powerful that continues to tie us to this land where we were born. Perhaps it is the hope to live in a different way, more fraternal, more humane, more attached to ethics and morality....

The fact is that we are still here and although it may seem a lie, the great majority of our people are still not resigned to the invitation of Chavismo to live in opprobrium. However, keeping that feeling in our hearts is not enough to make things change...

I lived all my childhood in a neighborhood in the West of Caracas and I had the opportunity to witness some episodes that helped me to become aware of how powerful unity and the power of decision can be.

As it usually happens, in those neighborhoods most of those who live there are honorable and hardworking people, but occasionally there is a bad guy who breaks the rules and looks for a way to impose himself on others, in everyday language they are known as "guapos de barrio".

One of those was Willy, he was a boy of about eighteen years old, always armed with a thirty-eight revolver with six shots in the barrel. El Willy used to steal from houses, break car windshields at will, grope girls in the middle of the street ..... He did whatever he wanted.

One afternoon we were coming home from school with my mother, I was about nine years old... Before arriving at our house, a group of about forty people had gathered in the street.

Someone informed us that the Willy had beaten a boy to take his bicycle. Perhaps blinded by his arrogance he did not calculate, or did not care, that it was the time when people were returning from work.

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At the time of the incident, four men who saw what was happening complained to Willy. Willy's response was to show the gun in his belt.

Others who came behind joined the first group. Suddenly a group of men and women, young and old, had formed. They were all confronting the Willy, all demanding that he leave the boy alone and give him back his bicycle.

Suddenly the Willy pulled out his gun and fired two shots into the air. The small group did not move. The screams increased. Then the Willy pointed the gun at the people and fired twice..., two bodies fell and blood began to soak the asphalt.

But no one backed down. On the contrary, the enraged crowd rushed towards the Willy, who quickly fled. He jumped over the sidewalks and disappeared from sight, never to return. Fortunately, the two wounded men recovered....

It is probable that without this gesture made by the first four, confronting the evildoer, the others would not have been encouraged and the outrages of Willi would have extended much longer.

In the coming days, Venezuelans are summoned, once again, to assert our right to live in freedom. It will be inevitable to fight against frustration. It will be hard to find the courage to move forward again...

But let us think that we are no longer the baby elephant and that the stake does not have the same strength of years ago. The stake is decayed, very weakened, broken in many parts... Maybe now we can make it.

In social movements, any small gesture can be enough to raise the collective spirit. Taking the first step is always important, you, I, or any of us can take it, that is the least important thing, what is important is to take it ..... With God's favor, we will do well...

Thank you for your time.

Translated with DeepL.com (free version).

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Todos tus comentarios son bienvenidos en este sitio. Los leeré con gusto y dedicación.

Hasta una próxima entrega. Gracias.


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Las fotos, la edición digital y los Gifs son de mi autoría.




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Sort:  

Dios quiera que los milagros existan... Esperemos que esta vez aún exista un suspiro de fe.
Saludos Irvin siempre es lindo leerte.

Me ha gustado mucho tu reflexión. Ojalá esta vez nos vaya bien 🙏🇻🇪
Saludos y cuídense!

No perdamos la fe y la esperanza de un cambio 🙏🏽

 16 hours ago  

Tu reflexión, mi estimado amigo @irvinc, es poderosa y conmovedora. La analogía de la “indefensión aprendida” con los elefantes y las aves en cautiverio es muy acertada para describir la situación en Venezuela. Es admirable que hayas encontrado la fuerza para emigrar y dejar el miedo atrás, diciéndote a ti mismo “si se puede”.

Entiendo tu tristeza por la pasividad de tu gente querida en Venezuela, pero también comprendo el miedo que enfrentan al desafiar a un régimen armado y opresivo. La historia del Willy en tu barrio es un claro ejemplo de cómo la unidad y el poder de decisión pueden marcar la diferencia.

Es importante recordar que, aunque la frustración y los fracasos hayan minado el ánimo de muchos, siempre hay esperanza. La estaca que nos ataca puede estar debilitada, y con pequeños gestos y pasos valientes, podemos avanzar hacia un futuro mejor.

Tu determinación y esperanza son inspiradoras. Sigue adelante, y con el favor de Dios, las cosas mejorarán.