¿Quién iba a decirme que ir al médico podía ser tan emocionante? Y es que, más allá de los pinchazos y las esperas, sentir que estoy tomando las riendas de mi salud me hace sentir poderosa. Es como si estuviera invirtiendo en mí misma, en mi futuro. Y eso, amigos, no tiene precio. Recuerdo cuando era más joven y evitaba las citas médicas con todas mis fuerzas. Ahora, cada visita es una oportunidad para conocerme mejor y cuidar de mi cuerpo. Es como una especie de autodescubrimiento, pero en versión médica. La sensación de salir del consultorio con un plan de cuidado o de tratamiento claro, me dan la certeza de estoy haciendo todo lo posible por mi salud, y eso es indescriptible. Es como si me hubieran dado un superpoder: el poder de cuidar de mí misma.
Ser mamá es lo más hermoso del mundo, pero también es agotador. A veces me siento como una superhéroe tratando de hacer todo al mismo tiempo: trabajo, casa, hijos... ¡Y hasta tiempo para mí! Pero he aprendido que si no me cuido yo, no podré cuidar de los demás como se merecen. Es como intentar llenar un vaso vacío. Si yo no estoy llena de energía y positividad, ¿cómo puedo darles eso a los demás? El autocuidado es como recargar las pilas para poder seguir adelante.
Cuidarme no es egoísta, es un acto de amor hacia mí misma y hacia todos los que quiero. Cuando estoy bien, tengo más paciencia, más energía y puedo disfrutar más de los pequeños momentos. Y eso, al final, es lo que realmente importa. Es como cultivar un jardín interior. Si lo riego y lo cuido, florecerá y me dará mucha alegría. Y esa alegría se contagia a las personas que me rodean.
Estoy inmensamente agradecida por todas las personas que me han apoyado en este proceso... Todos ellos me han animado a seguir adelante y me han hecho sentir querida. Es increíble cómo un simple mensaje de aliento puede hacer la diferencia.
Una de las cosas más difíciles que he tenido que aprender es a decir no. A veces queremos complacer a todo el mundo y acabamos agotándonos. Pero es importante establecer límites y priorizar nuestras propias necesidades.
No hay que esperar a alcanzar metas enormes para celebrar. Cada pequeño paso cuenta. Así que hoy quiero celebrar que fui al médico, que hice ejercicio, que me comí una fruta... ¡Cada victoria, por pequeña que sea, es importante!
Nuestra mente es una herramienta poderosa. Si pensamos en positivo y nos enfocamos en nuestros objetivos, estaremos más cerca de alcanzarlos. Así que cada mañana me digo a mí misma: "Hoy va a ser un gran día. Me siento bien, estoy fuerte y puedo con todo en el nombre de Dios".
Cuidarse no es una moda pasajera, es un estilo de vida. Es algo que debemos incorporar a nuestra rutina diaria. Y aunque a veces sea difícil, los beneficios son infinitos.
Espero que mi experiencia pueda servir de inspiración para otras personas. Si yo puedo hacerlo, tú también. Recuerda, eres fuerte, valioso y te mereces lo mejor.
Miro hacia el futuro con ilusión. Sé que todavía me quedan muchos retos por superar, pero estoy dispuesta a enfrentarlos. Con cada paso que doy, me siento más cerca de alcanzar mis sueños. Y eso, amigos, no tiene precio.
Posted Using InLeo Alpha
Es parte del amor a uno mismo, aspecto existencial que a veces no se comprende bien.
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