La frase «pienso, luego existo», de René Descartes, siempre me ha resonado profundamente. Para mí, encapsula la esencia de nuestra existencia consciente. Al reflexionar sobre mis pensamientos, me doy cuenta de que la capacidad de cuestionar, razonar y dudar es lo que fundamenta mi ser. Mi existencia no se define por lo que poseo o por mi entorno, sino por mi capacidad de pensar y comprender el mundo que me rodea. Es lógico que detrás de este proceso se encuentra incrustado el lenguaje que es sencillamente el medio a través del cual me habla a mí mismo.