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La Tregua de Navidad
Por primera vez en mucho tiempo las sirenas dejan de sonar, los estallidos se silencian y las balas dejan de ser la principal causa de muerte y desolación, dentro de la Jerusalén ocupada se vive una tenue paz y las bondades de la tregua han alcanzado el corazón de la ciudad amurallada de Belén, esta última es mi hogar, acá nací y he crecido al ritmo de un conflicto bélico que pareciera no tener fin, poco a poco el autodenominado pueblo de Dios nos ha ido cercando y limitando en nuestra movilidad, mientras que la resistencia en sus constantes diatribas ha hecho que vivir en esta zona se convierta en una realidad difícil y arriesgada.
La tregua de Navidad dura escasos días, pero con ella la gracia de la alegría y la paz pareciera inundar cada rato rincón de esta maltrecha ciudad, por un lado, la Basílica de la Natividad se viste con sus mejores galas, mientras que el repique de sus campanas nos preparan para ese acontecimiento tan importante que constituye el nacimiento del verdadero hijo de Dios. Mientras que sobre la misma cuadra, la increíble mezquita de Omár anuncia desde su minarete el momento indicado para asistir a la oración, con la finalidad de dar gracias por el nacimiento de un profeta cuyo legado ha trascendido a través del tiempo y el espacio.
Sin darme cuenta allí parado en medio de la plaza las puertas del muro judío se han abierto, y en un hecho increíble e inédito podemos desplazarnos libremente a través de una tierra que según muchos huele a santidad, pero que en realidad ha absorbido enormes cantidades de sangre y ha sido testigo de las luchas más encarnizadas lideradas por los poderes más egoístas y estériles.
Quise correr, pero instintivamente el temor me obligó a caminar de manera bastante calmada, al acercarme uno de los puntos de control, me fijé que ya no había guardias, todo el mundo cruzaba de un lado a otro trayendo consigo muchas bolsas y diversos objetos, de un momento a otro la ciudad comenzó a brillar con luz propia, de nuevo Se podrían percibir la sonrisa sobre el rostro maltratado de un pueblo que ha estado mucho tiempo sumergido en el fragor de la guerra.
En un abrazo de hermandad incomprensión, judíos, cristianos y musulmanes estábamos recibiendo la bendición navideña en una ciudad que volvía a ser libre y a estar unida, los asuntos políticos parecen disiparse por una noche, la cúpula de hierro se convertiría en un enorme espacio diseñado para generar los más bellos e impresionantes fuegos artificiales, son estos cohetes de alegría y paz los que iluminarían la noche de israelíes, palestinos y libanesas por igual.
La Navidad es el momento ideal para dejar de lado las rencillas y peleas, tomarse un respiro e intentar encontrar un punto medio con aquellos que nos discrepan, para de esta manera poder seguir avanzando por una sociedad más humana y comprensiva. Tal vez lo vivido el día de hoy fue solo un sueño, una ilusión a una utopía, pero por algún momento se sintió todo muy real, pero a pesar de todo ello sigo teniendo la esperanza de que en algún momento de mi vida podré disfrutar de una Navidad en donde no hagan falta las treguas y los armisticios, en donde pudiéramos caminar por una Belén tranquila e inclusiva, en donde no existe el miedo, no suenen las sirenas ella desapareció para siempre el fantasma de la guerra.
The Christmas Truce
For the first time in a long time the sirens stop sounding, the explosions are silenced and the bullets are no longer the main cause of death and desolation, inside occupied Jerusalem there is a tenuous peace and the goodness of the truce has reached the heart of the walled city of Bethlehem, the latter is my home, Here I was born and have grown up to the rhythm of a war that seems to have no end, little by little the self-styled people of God has been encircling us and limiting our mobility, while the resistance in its constant diatribes has made living in this area a difficult and risky reality.
The Christmas truce lasts a few days, but with it the grace of joy and peace seems to flood every corner of this battered city, on the one hand, the Basilica of the Nativity is dressed in its best clothes, while the ringing of its bells prepare us for that important event that is the birth of the true son of God. While on the same block, the incredible mosque of Omar announces from its minaret the right time to attend the prayer, in order to give thanks for the birth of a prophet whose legacy has transcended through time and space.
Without realizing it, standing there in the middle of the square, the gates of the Jewish wall have opened, and in an incredible and unprecedented event we can move freely through a land that according to many smells of holiness, but in reality has absorbed enormous amounts of blood and has witnessed the fiercest struggles led by the most selfish and sterile powers.
I wanted to run, but instinctively fear forced me to walk quite calmly, as I approached one of the checkpoints, I noticed that there were no guards, everyone was crossing from one side to another bringing with them many bags and various objects, from one moment to another the city began to shine with its own light, again you could perceive the smile on the battered face of a people who have long been immersed in the heat of war.
In an embrace of brotherhood incomprehension, Jews, Christians and Muslims were receiving the Christmas blessing in a city that was once again free and united, political issues seem to dissipate for a night, the iron dome would become a huge space designed to generate the most beautiful and impressive fireworks, it is these rockets of joy and peace that would illuminate the night of Israelis, Palestinians and Lebanese alike.
Christmas is the ideal time to put aside quarrels and fights, take a break and try to find a middle ground with those who disagree with us, so that we can continue to move forward for a more humane and understanding society. Perhaps what I experienced today was just a dream, an illusion to a utopia, but for a moment it all felt very real, but despite all this I still have the hope that at some point in my life I can enjoy a Christmas where truces and armistices are not needed, where we could walk through a quiet and inclusive Bethlehem, where there is no fear, no sirens sound, where the ghost of war disappeared forever.
@melinda010100 Thank you very much!
My pleasure!
!INDEED
@tipu curate 4
@jesuspsoto Gracias!!!
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