Alma [ESP-ENG]

in Literatos3 months ago

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Foto de Harry Quan en Unsplash

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Si he me hubieran dicho que los ojos de Alma eran tan peligrosos, nunca hubiera hecho caso. Una sinfonía de depredación me abrumaba, paralizaba y espantaba. Sucumbía ante mis instintos primitivos y convertí el miedo en placer; el cual se había convertido en una espina, peligrosa y cruel.

Me valía muy poco mi reputación; yo, un escritor oculto entre las sombras, sentenciado sin más remedio a escribir cosas de la vida diaria. Introvertido como criatura que solo sirve en la naturaleza para ser una presa, me mantuve al margen mientras mis palabras pasaban desapercibidas.

Ningún mantra llegó a mover mi destino, excepto en un hecho, que se convirtió en la mancha de mi pecho, como un tatuaje que quedó doliendo por el resto de mi vida. Nunca sospeché de su llegada; fue una sorpresa, que se fue deslizando lentamente hasta ese momento oportuno. Me encontraba en la oficina, cuando de repente, ella y sus ojos aparecieron.


Imagen creada con Bing AI


Para cualquier persona, los ojos de Alma no eran nada especiales; eran pequeños, achinados, oscuros, sin nada particular en su forma y contorno, pero en mi caso, pude detectar un brillo. Algo espectral, maravilloso; que se esfumaba y volvía cada vez que me los topaba frente a frente.

Más valían esos ojos para mí, que su ondulado cabello oscuro, que su pulcra y llamativa sonrisa, que sus pómulos carnosos y redondos. No había nada más importante en el universo de su rostro que esos hermosos ojos. Pude escribir cientos de historias y poemas sobre ellos; desde lo más trivial hasta lo magnífico. Mis letras eran para ellos, aunque no se daban cuenta, esos globos oculares y su brillo especial eran mis musas.

Tanto trataba de toparme con Alma en su oficina, tratando de sacarle alguna conversa o excusa para tratar de relacionar mi trabajo con el mío. Ella, la asistente del jefe de redacción, mientras que yo solo era un simple columnista, el cual no necesitaba estar dentro de la oficina, pero ignoraba aquello solo por estar cerca de los ojos de Alma.

Tan joven era ella, pero de gran espíritu, era difícil discernir una cosa de la otra. Quizás fue peligroso para mí su forma de ver el mundo: una manera muy oportunista y agresiva, cualidad que solo los leones poseen al marcar sus territorios y llevar a las demás criaturas a su juego. Quise ser solo un espectador; un admirador de su rara, pero intensa característica que para mucha gente pasa desapercibida, pero era imposible no observar cada detalle impetuoso de su magnífica presencia; y me refiero a sus ojos, por supuesto.

Una tarde, la llevé a su casa, pero ella quería tomar otro camino hacia un bar. Me rogó y yo accedí, pues el brillo de sus ojos no dejaba de manipularme. El lugar donde decidimos tomar un trago era oscuro y bastante peligroso, en una zona donde los colores tenues se apoderaban del entorno, adornando todo con un filtro tenebroso.

No me sentía seguro allí, y más porque ya era tarde y odiaba frecuentar ese tipo de lugares, pero Alma insistía en que me quedara con ella y fue cuando el resplandor de sus ojos tomó posesión de mí otra vez. No tenía otra opción que quedarme, era como si estuviera encadenado a ella, y, sin embargo, me moría de miedo de que ella me pidiera otra cosa.

Rozando ya la medianoche, afortunadamente ella pidió que nos fuéramos. Suspiré de alivio en ese instante, y rápidamente sujeté las llaves de mi auto, saliendo de allí a fuerzas de aquel lugar. Ella se quedó callada al principio, luego empezó a gemir que quería ir al mirador encima de la colina. Le dije que quería irme a mi casa, que ya estaba bueno por esta noche, pero no quiso escucharme.



Imagen creada por Bing AI


Nuevamente, ese resplandor intentó manipularme. Esos ojos no dejaban de destellar ese brillo. En contra de mi voluntad, comencé a conducir a dirección opuesta hacia mi casa sin ninguna razón. Ella reía de manera macabra, teniéndome a su merced. Empecé a gritar, aullar, cada vez conducía más rápido. Un indigente se atravesó en nuestro camino, haciéndome perder el control y estrellándome a un árbol.

Desperté con el cuerpo adolorido en la camilla de un hospital. Una enfermera se acercó a mí y aproveché la oportunidad para preguntarle sobre Alma. La mujer me miró con la cara arrugada, haciendo énfasis en mis ojos.

—Señor, usted fue el único que vino. No había nadie más que usted —aseguró.

—¿Qué? ¡La chica…! ¡Había una chica conmigo en el auto!

—Le repito que no había más nadie con usted. Necesita calmarse, tal vez está padeciendo los efectos adversos de los anestésicos.

Comencé a alterarme hasta que llegó un doctor a tratarme. Les hablé decenas de veces de Alma, pero nadie me daba una respuesta sobre ella. Mis compañeros de trabajo más cercanos fueron a visitarme, les pregunté sobre Alma y todos me miraron de la misma manera asegurando la inexistencia de esta chica.

¿Cómo? ¡No puede ser! ¿Acaso ella de verdad era real? Pensé hasta que me pusieron de alta en el hospital. Los días siguientes de mi reposo me mantuve paranoico buscando alguna prueba de aquella chica, pero hoy en día estoy dudando; incluso estoy cuestionando si ella se llamaba Alma.

FIN


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ALMA


I would never have listened if I had been told that Alma's eyes were so dangerous. A symphony of predation overwhelmed, paralyzed, and frightened me. I succumbed to my primitive instincts and turned fear into pleasure; which had become a thorn, dangerous and cruel.

My reputation was worth very little to me; I, a writer hidden in the shadows, sentenced with no other choice but to write things of daily life. Introverted as a creature that only serves in nature to be prey, I stood aside while my words went unnoticed.

No mantra came to move my destiny, except for one fact, which became the stain on my chest, like a tattoo left aching for the rest of my life. I never suspected his arrival; it was a surprise, slowly creeping in until that moment. I was in the office when suddenly, she and her eyes appeared.

For any person, Alma's eyes were nothing special; they were small, slanted, and dark, with nothing particular in their shape and contour, but in my case, I could detect a sparkle. Something spectral, marvelous; that vanished and returned every time I came face to face with them.

Those eyes were worth more to me than their wavy dark hair, their neat, striking smile, and their round, fleshy cheekbones. There was nothing more important in the universe of her face than those beautiful eyes. I could write hundreds of stories and poems about them; from the trivial to the magnificent. My lyrics were for them, though they didn't realize it, those eyeballs and their special glow were my muses.

So I tried to run into Alma in her office, trying to get some conversation or excuse out of her to try to relate my work to mine. She, was the assistant to the editor-in-chief, while I was just a simple columnist, who didn't need to be inside the office, but I ignored that just to be near Alma's eyes.

So young she was, but with a great spirit, it was difficult to discern one from the other. Perhaps her way of seeing the world was dangerous to me: a very opportunistic and aggressive way, a quality that only lions possess in marking their territories and bringing other creatures into their game. I wanted to be just a spectator; an admirer of her rare, but intense characteristic that for many people goes unnoticed, but it was impossible not to observe every impetuous detail of her magnificent presence; and I mean her eyes, of course.

One afternoon, I took her home, but she wanted to take another way to a bar. She begged me and I agreed, as the sparkle in her eyes kept manipulating me. The place where we decided to have a drink was dark and quite dangerous, in an area where faint colors took over the surroundings, adorning everything with a gloomy filter.

I didn't feel safe there, and more so because it was already late and I hated to frequent those kinds of places, but Alma insisted that I stay with her and that's when the glow in her eyes took possession of me again. I had no choice but to stay, it was as if I were chained to her, and yet I was scared to death that she would ask me otherwise.

As midnight approached, she thankfully asked to leave. I sighed with relief at that moment, and quickly grabbed my car keys, and forced my way out of the place. She was quiet at first, then started moaning that she wanted to go to the overlook on top of the hill. I told her I wanted to go home, that I was done for the night, but she wouldn't listen.

Again, that glare tried to manipulate me. Those eyes kept flashing that glow. Against my will, I started driving in the opposite direction towards my house for no reason. She was laughing in a macabre way, holding me at her mercy. I started screaming, howling, driving faster and faster. A homeless man crossed our path, making me lose control and crashing me into a tree.

I woke up with my body in pain on a hospital gurney. A nurse approached me and I took the opportunity to ask her about Alma. The woman looked at me with a wrinkled face, emphasizing my eyes.

-Sir, you were the only one who came. There was no one else but you,” she assured me.

-What? The girl...! There was a girl with me in the car!

-I repeat, there was no one else with you. You need to calm down, maybe you are suffering from the adverse effects of the anesthetics.

I started to get upset until a doctor came to treat me. I told them dozens of times about Alma, but no one would give me an answer about her. My closest co-workers came to visit me, I asked them about Alma and they all looked at me the same way, assuring me that this girl did not exist.

How? It can't be! Was she really real? I thought until I was discharged from the hospital. During the following days of my rest, I kept paranoid looking for some proof of that girl, but nowadays I am doubting; I am even questioning if her name was Alma.

THE END

Texto traducido con Deepl | Text translated with Deepl

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Que gran historia

Muchas gracias, saludos.