El paraguas de Juanita
le hace jugar con la brisa
y también con su sonrisa.
Es una carpa gigante,
mágica y singular
que le empuja a imaginar
mientras su cuerpo desliza
por los charquitos que pisa
y los sortea al brincar.
Cuando la llovizna arrecia,
Juanita empieza a cantar.
Sabe que puede bailar
porque el paraguas la cubre
y sin temor ella sube
hasta el cielo su entonar.
Las nubes la ven danzar
pasearse sin parpadear
y la invitan a volar
con su paraguas de flores.
Destellos multicolores
la hacen revolotear
Pero tiene que bajar
para llegar limpia y seca
a la casa donde espera
su madre para abrazar.
Juanita sigue su curso
Va ligerito a su casa
con su paraguas se tapa
para proseguir su andar.
No hay más que tararer
hay que llegar al regazo
de quien le hace los trazos
a la pequeña Juanita
para que no haya llovizna
que le impida soñar.
Muy pintoresco y cálido tu poema
Saludos he leído varias de tus publicaciones, y te recomiendo que puedas ver el siguiente podcast, a mí me ayudo mucho, https://peakd.com/hive-110011/@eddiespino/hdwahvnp