"El pasillo equivocado." Narrativa corta/The wrong Aisle. Short narrative (ESP/ENG)

in Literatoslast month

“Es mejor ser un testigo callado que un héroe fingido porque lo que te robas hoy, te delata mañana.”

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El pasillo equivocado.

Trabajo cerca de este supermercado, así que pasar por aquí antes de ir a casa es casi una rutina. Hoy no es diferente: leche, pan y algo adicional como frutos secos. Pero mientras reviso las cajas de cereales en el pasillo 4, un ruido seco me saca de mis pensamientos. Una lata de maíz dulce rueda por el piso, chocando contra mis pies.

Levanto la vista y los veo. Dos hombres, vestidos con ropa oscura, metiendo productos a toda prisa sus mochilas. Uno es delgado, con la mirada inquieta, como un ratón en una trampa; el otro, robusto, con los ojos duros como el concreto. Me quedo petrificado, mi respiración suena fuerte, como si estuviera amplificada en mi cabeza. No me noten, no me noten, repito mentalmente.

Agarro una caja de cereal al azar y finjo leer los ingredientes. Mis manos tiemblan. Mientras tanto, ellos avanzan como sombras, metiendo más cosas en los morrales de cueros. Entonces, un guardia aparece en el extremo del pasillo. Es joven, novato quizá por su extraño comportamiento, camina distraído.

El hombre robusto se mueve rápido, colocándose entre el guardia y el tipo delgado. Saca algo de su chaqueta. No alcanzo a verlo bien, pero el brillo metálico me lo confirma: es un cuchillo.

Mi corazón parece explotar. Quiero gritar, correr, hacer algo, pero mis piernas están pegadas al piso. Mientras ellos discuten, retrocedo lentamente hacia la esquina del pasillo, rezando para no llamar la atención. Y ahí lo veo. Justo a mi lado, una de esas cámaras de seguridad en la pared, parpadeando con su luz roja.

Sin pensarlo dos veces, levanto la caja de cereal y la señalo con una sonrisa torcida, como si fuera parte de una broma interna. La cámara me sigue. Espero que alguien en la sala de monitoreo entiendan el mensaje.

De repente, una voz por los altavoces retumba: - Señores del pasillo 4, por favor deténganse. Hay cámaras vigilándolos.- Los hombres me miran fijamente. Por un segundo creo que estoy muerto, pero, para mi sorpresa, ambos dejan caer las mochilas y salen corriendo.

Me quedo ahí, temblando, con la caja de cereal aún en la mano. A partir de lo sucedido en este pasillo, comienzo a dejar de lado los pequeños artículos que suelo meter en los bolsillos; no quiero aparecer en las cámaras de vigilancia que hasta este momento había ignorado. Nadie me agradece ni me pregunta nada, pero está bien. No quiero ser el héroe y, mucho menos, el delincuente.

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Jorge Rodríguez Medina(@siondaba)


Gracias por leer. Hasta la próxima.


English Version

*"It's better to be a silent witness than a fake hero because what you steal today will betray you tomorrow.”

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The Wrong Aisle.

I work near this supermarket, so stopping by before heading home is almost a routine. Today is no different: milk, bread, and something extra like nuts. But while I’m scanning the cereal boxes in aisle 4, a sudden noise pulls me out of my thoughts. A can of sweet corn rolls across the floor, bumping against my feet.

I look up and see them. Two men, dressed in dark clothes, stuffing products hurriedly into their backpacks. One is thin, his gaze restless, like a trapped rat; the other is stocky, with eyes as hard as concrete. I freeze, my breathing loud, as if amplified inside my head. Don’t notice me, don’t notice me, I repeat in my mind.

I grab a random box of cereal and pretend to read the ingredients. My hands tremble. Meanwhile, they move like shadows, cramming more items into their leather backpacks. Then, at the end of the aisle, a security guard appears. He’s young, maybe a rookie judging by his odd behavior, walking absentmindedly.

The stocky man reacts quickly, placing himself between the guard and the thin guy. He pulls something from his jacket. I can’t see it clearly, but the metallic gleam confirms it: it’s a knife.

My heart feels like it’s about to burst. I want to scream, to run, to do something, but my legs are glued to the floor. While they argue, I slowly back away toward the corner of the aisle, praying I don’t draw attention. Then I see it. Right next to me, one of those security cameras on the wall, its red light blinking.

Without thinking twice, I lift the cereal box and point at it with a crooked smile, as if part of some inside joke. The camera follows me. I hope someone in the monitoring room understands the message.

Suddenly, a voice booms over the loudspeakers - Gentlemen in aisle 4, please stop. You are being watched by cameras.- The men turn to look at me. For a second, I think I’m done for, but to my surprise, they drop their backpacks and take off running.

I stand there, trembling, still holding the cereal box in my hand. After what happened in this aisle, I decide to stop pocketing the small items I used to take; I don’t want to show up on the security cameras I had ignored until now. No one thanks me or asks anything, but that’s fine. I don’t want to be the hero, let alone the thief.

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Jorge Rodríguez Medina(@siondaba)


Thank you for your visit and reading. Until next time.



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Saludos a los integrantes de @es-literatos. Siempre agradezco su excelente apoyo. Mil gracias

Que buena historia, me gustó mucho. Me sorprendio un poco el final, pero son cosas que pasan.
Saludos @siondaba 🎄