Me gusta creer que hay personas
que aún creen el amor,
no en el supuesto amor de ahora,
ese que necesita adornarse
con fotos en el facebook,
sino aquel que se lustre con detalles;
con inteligencia, con palabras, y hasta con perversión.
Aquel en el que una caricia
vale más que un mensaje de texto,
aquel que no necesita
contonearse ante los demás,
porque en silencio se siente perfecto;
invulnerable, eterno.
Me gusta creer que aún existen personas
que se entretienen mirando la lluvia caer,
que aman el olor del café por las mañanas,
que prefieren un buen libro,
que se deleitan con una gran poesía,
con una buena película,
que se quedan asombrados
mirando los crepúsculos
del atardecer;
aquellas que prefieren el aroma de las flores
a un perfume de Chanel.
Aquellas que no necesitan
fingir quienes no son
para sentirse aceptadas,
que no temen al qué dirán,
que se sienten libres para crear,
que demuestran carácter,
pero también expresan fragilidad.
Me gusta imaginar
que aún existen esas personas,
que el mundo no puede estar solo
hecho de vanidades,
y de conceptos absurdos
de moralidad.
Quiero pensar que aún existen
hombres y mujeres
capaces de pensar por sí solos,
de crear mundos diferentes,
de amar sin límites, sin tabú;
de soñar, de asombrarse de pequeñas cosas,
de maravillarse por la naturaleza.
Personas que no necesitan de una cara bonita
para sentirse bellos,
la belleza es solo una interpretación de cada quien,
porque para mí la belleza de un ser humano,
surge del alma, de quien es;
de su esencia, de su humildad,
de la energía de que está hecho.
Me gusta crear imaginando,
pensando que todo lo imaginado
en algún otro universo puede ser real,
que quizás existan los extraterrestres,
o una vida eterna después de la muerte.
Creo sobre todas las cosas,
que existe un poder supremo,
una fuerza descomunal
que nos protege,
y a veces nos obsequia milagros.
A veces imagino un mundo
donde el piso esta hecho de algodón,
donde los humanos tienen alas
y los animales hablan,
donde no existan poderes
que nos sometan,
ni guerras que nos dividan;
donde las estrellas
estén al alcance de las manos de un niño,
donde no exista el hambre,
pero si la justicia.
No me canso de imaginar,
ni de crear.
Lloro, río, sueño,
pero jamás me canso
de hacerlo.
Charlo con el vacío
con mi conciencia;
trato de hacer entrar en razón
a mis locuras,
desato mis enredos
que de por si son muchos.
Me colmo de placeres,
invento mil historias.
Dejo al descubierto mis fantasías,
pero prefiero todo esto,
a permanecer en la estupidez,
de aquel que no imagina, cree, ni hace,
que el mundo sea un lugar distinto.
Ahora yo estoy tocando el paraíso, imaginando...
Autor: Nathascha Maldonado
Imagen creada por inteligencia artificial en Canva
VERSION INGLES
I like to believe that there are people
who still believe in love,
not in the supposed love of today,
the one that needs to be adorned
with photos on Facebook,
but the one that is polished with details;
with intelligence, with words, and even with perversion.
The one in which a caress
is worth more than a text message,
the one who does not need
to strut in front of others,
because in silence he feels perfect;
invulnerable, eternal.
I like to believe that there are still people
who amuse themselves watching the rain fall,
who love the smell of coffee in the morning,
who prefer a good book,
who delight in great poetry,
with a good movie,
who are amazed
watching the sunsets
of the evening;
those who prefer the aroma of flowers
to a Chanel perfume.
Those who do not need to
pretend who they are not
to feel accepted,
who are not afraid of what others will say,
who feel free to create,
who show character,
but also express fragility.
I like to imagine
that these people still exist,
that the world cannot be made only
of vanities,
and absurd concepts
of morality.
I want to think that there are still
men and women
capable of thinking for themselves,
of creating different worlds,
of loving without limits, without taboo;
of dreaming, of being amazed by small things,
of marveling at nature.
People who do not need a pretty face
to feel beautiful,
beauty is only an interpretation of each person,
because for me the beauty of a human being,
arises from the soul, from who they are;
from their essence, from their humility,
from the energy they are made of.
I like to create by imagining,
thinking that everything imagined
in some other universe could be real,
that perhaps there are aliens,
or an eternal life after death.
Above all, I believe
that there is a supreme power,
a tremendous force
that protects us,
and sometimes gives us miracles.
Sometimes I imagine a world
where the floor is made of cotton,
where humans have wings
and animals talk,
where there are no powers
that subdue us,
nor wars that divide us;
where the stars
are within reach of a child's hands,
where there is no hunger,
but there is justice.
I never tire of imagining,
or creating.
I cry, I laugh, I dream,
but I never tire
of doing it.
I chat with the void
with my conscience;
I try to reason
with my madness,
I untie my tangles
which are many in themselves.
I fill myself with pleasures,
I invent a thousand stories.
I lay bare my fantasies,
but I prefer all this,
to remaining in the stupidity,
of those who do not imagine, believe, or make,
that the world is a different place.
Now I am touching paradise, imagining...
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