CÓMO CURÉ DEL CÁNCER DE GARGANTA

in Literatos4 years ago


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Hubo una época en mi juventud en la cual me mareaba de la nada unas veces y en otras directamente perdía el sentido. Después de diversos exámenes médicos se encontró que tenía cáncer de garganta.

Vivo en un pequeño pueblo del estado Aragua: Villa de Cura, a unas cinco horas en bus de Caracas, la capital. Lugar donde - en el Hospital Padre Machado - fui referida para realizarme las respectivas sesiones de quimioterapia.


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Debía viajar a Caracas saliendo de casa a las 3 de la madrugada para poder llegar a tiempo. A Dios gracias en esa época no había la inseguridad que reina actualmente y salir de casa a esa hora solo entrañaba el riesgo de que se le apareciera a uno un espanto.

Después de varias sesiones de quimioterapia los médicos informaron a mi familia que en lugar de mejorar estaba empeorando, que me quedaba poco tiempo de vida, que fueran preparando las cosas en el cementerio y la funeraria.

Dijeron que me hiciera la última quimio, luego, como recurso extremo, me operarían en una intervención riesgosa de por sí y con las mínimas probabilidades de resultar exitosa.


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Me levanté a las 2 de la mañana para salir hacia Caracas a las tres. Iría sola, como casi siempre, a pesar de que se sabía que la quimioterapia me producía vómitos, mareos, fuertes malestares... pero mi hermana, la única que podría haberme acompañado, como la había hecho en diversas oportunidades, estaba cuidando a mi abuela quien estaba en el hospital donde llevaba recluida hacía una semana por fuertes problemas cardíacos.

Mi mamá había puesto en lugar especial un cuadrito que tenía del Dr. José Gregorio Hernández,"El Médico de los Pobres", le había encendido una velita, colocado a su lado un vaso con agua y le había rezado al doctor que echara allí, en esa agua, el remedio que yo necesitaba para sanar.


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Todo esto lo supe después, ahora, en la premura de la salida, mamá sólo me dijo: "Tómate esto antes de irte". Obediente me tomé el vaso que me daba, con un líquido transparente que percibí olía como a esencia de rosas y que cuando terminé de tomar me dejó una huella aceitosa alrededor de los labios:

"Mamá ¿Para qué me diste a tomar ese aceite perfumado?"

"Mmm, es sólo agua, hija ¡Vàyase rapidito que se le va a hacer tarde!"

Salí de casa a tomar el bus para Caracas, pero esa mañana no me hicieron la quimio, la última quimio, ya que al examinarme los doctores se encontraron con qué el cáncer ¡No aparecía por parte alguna! ¡Estaba completamente sana! Me mandaron hacer una catajarria de exámenes para encontrarse con que estaba sana, completamente sana. Al volver a casa conté mi historia, mi mamá contó la suya y así supimos que Dios me había sanado por la intercesión del Dr. José Gregorio Hernández.

Esa es mi historia y por eso le tengo tanta fe al Dr. José Gregorio Hernández, "El Médico de los Pobres". Hace más de veinte años que los médicos me dieron solo días de vida, pero en eso, como en todo, la última palabra la tiene el supremo Creador.


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