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En el pueblo de Hassan a las afueras del Amorphis, un pequeñuelo se encontraba sentado posando su cabeza sobre sus rodillas, llevaba la cabeza gacha hacia el suelo, estaba observando con ojos entrecerrados el polvo del suelo que se levantaba por el viento que arremolinado en las esquinas del callejón donde solía pasar las noches, sus tripas rugían desde ya un par de horas, aún estaba pensando si valía la pena el esfuerzo, la manzana de uno de los vendedores del mercader se veía demasiado apetecible como para ignorarla, tenía que decidirse pronto, todos empezarían pronto a levantar sus tiendas para finalizar su día de mercado, parecía no tener muchas opciones, el niño saborea sus labios resecos y luego los aprieta suavemente aumentándoles la presión,
— No hay manera — , pensaba para sí mismo, sabía que debía pasar a la acción.
Una persona con túnica marrón similar a la de un monje cruzaba por todo el mercado, no parecía tener intención de comprar algo, solo parecía transitar por el lugar de forma anónima, llevaba la capucha puesta, hasta que una ráfaga de viento sopló fuertemente y se la arrebato de su cabeza, dejando su rostro al descubierto, se trataba de un hombre mayor de una cabellera larga y blanca, el hombre al estar expuesto, varias personas se acercaron a saludarlo con gran atención y forma muy amable empezaron a ofrecerle un poco de lo que tuvieran en su canasto de comida; el hombre por sus gestos, parecía no estar muy a gusto recibiendo regalías, intentaba no recibirlas, pero las personas insistían y uno hasta le dejo una canastita pequeña para que fuese recogiendo todo lo que los demás, le habían ya brindado; - No hay manera – pensó para sus adentros aquel hombre, mientras seguía caminando por los alrededores del lugar, esta vez buscando una tienda en específico, necesitaba ver a alguien antes de volver de donde ha venido.
Aquel pequeñuelo que una vez estaba sentado, se levantó del suelo de un tirón, para pegarse a la pared y echar un vistazo fuera del callejón de manera furtiva; disimuladamente asoma su cabeza para ver todo el mercado; hay suficientes personas alrededor como para pasar desapercibido, el niño aprieta el puño, y para sus adentros piensa, —Todo está dispuesto— seguidamente fija su atención en el puesto del mercader más cercano, mientras desenvaina lentamente la daga que escondía bajo sus harapos raídos, iba esquivando personas para llegar a dicha tienda, aprovechando que el vendedor estaba distraído hablando muy cómodamente con lo que parecía un comerciante ambulante, y justo cuando estaba por pegar el asalto, observo que una mujer que llevaba una armadura gris salió de la nada, lo observaba fijamente con una sonrisa pícara en su semblante, estaba tocando las manzanas cual gato juega con una hebra de tela, dando a entender, que se había anticipado a sus intenciones, el pequeño se frenó quedando a media carga, al darse cuenta de la situación, intento disimular su arma blanca, sin embargo se quedó perplejo al ver la belleza de la mujer, de tés blanca pálida, ojos verdes penetrantes y orejas puntiagudas, -Una Elfa- reconoció internamente, apretó los dientes fuerte, pues sabía que llevaba las de perder, la mujer parecía una especie de guerrera, no podía hacer nada contra ella, sin embargo, en su rostro se dibujaría una expresión de sorpresa, cuando de pronto la Elfa, hace rodar una de las manzanas lo suficientemente fuerte como para que empezara a rodar hasta muy cerca de su alcance, la Elfa, le hizo una seña de complicidad – Shhhhhh… - llevándose un dedo a sus labios para cubrirlo mientras sonreía amablemente, el pequeñuelo no terminaba de asimilar lo que había sucedido, se había quedado congelado, solo observando a la Elfa y a la manzana que estaba ya suspendida en caída libre, pero al tocar el suelo, el mercader se da cuenta de un movimiento extraño en una de las piezas de exhibición, y hecha un ojo por el costado de aquella persona con quien hablaba, el vendedor en seguida salió de la barra, y lo que encontró fue que un niño había tomado una manzana de su tienda, el hombre encolerizado empezó a bufar y le grito, -¡Devuelve mi manzana mocoso ladronzuelo!-, en seguida que el chiquillo escucho el grito, se congelo de nuevo, pero en lo que noto que aquel toro iracundo se le iba para encima, arranco a correr con todo lo que le podían dar sus piernitas flácidas y maltrechas, el vendedor embravecido ya iba echarse a correr tras de ladroncillo, pero el hombre con quien hablaba, lo tomo del hombro con la suficiente presencia como para frenarlo, y este se volvió a verlo, - ¡P- pero…Hazzhare! - , el hombre que llevaba una túnica marrón como la de los monjes, descubre su cabeza, y deja ver su rostro, mientras niega con la cabeza dejando que su cabellera blanca se mueva ligeramente con el ademán.
— No lograras nada con eso Rhami, déjalo ir, es un niño, además tiene toda la pinta de vivir en las calles- Al tiempo que decía esto, de su canasto tomo tres manzanas, y las coloco en el exhibidor – ¿Ves?, no ha pasado nada, y lo adicional es lo que te debo-.
El vendedor optó una expresión de vergüenza y le responde – Hazzhare….tu no me debes nada, lo sabes – entonces el hombre de túnica y cabellera blanca le sonríe amablemente disponiéndose a retirarse de la tienda, mientras que observa las huellas que el pequeño había dejado en la arena mientras huía despavorido del sitio.
— Que raro, por un momento, escuche la voz de…no, deben ser mis ideas, supongo que me he desacostumbrado a estar rodeado de tantas personas, debió de ser eso — el hombre se da media vuelta para continuar con su camino por donde ha venido.
El niño aun corría a toda máquina pensando que venían tras de él, sin embargo, al faltarle demasiado el aliento, miro hacia atrás de reojo y se percató que había dejado atrás la plaza del mercado, además de que nadie le seguía, entonces decidió frenar en seco, para tomar una bocanada de aire y quitar el sudor de su frente; respiraba aún muy agitado de la carrera que se había pegado, así que estaba con las manos en sus rodillas contorneando su cuerpo para encontrar recuperar más rápido el aliento, mientras lo hacía, estaba pensando que rayos fue lo que ocurrió allá, se había quedado congelado, no por la presencia del vendedor iracundo, pues ya estaba un poco acostumbrado a que le persiguieran por robar o por quitarle lo poco que tenían los demás que vivían en las calles, se había quedado allí sin más, debido a que luego de recoger la manzana del suelo, la Elfa, ya no estaba por ninguna parte, y en cambio había aparecido el tipo en fracción de segundos como si ella nunca hubiese estado ahí, de hecho, estuvo a punto de gritarle al mercader que —Esa mujer— le había dado la manzana, por que básicamente, eso fue lo que había pasado, pero como no la vio por ninguna parte, debió echar a correr para evitar una paliza segura; alzo la mano y dio un pequeño golpe a su rodilla, se sentía un poco frustrado, nunca le había gustado que le dijeran ladrón, pero a veces era cuestión de sobrevivencia, además el ultimo pedazo de pan prefirió compartirlo con un perrito que también vivía en las calles, por supuesto, no se arrepentía de haberlo hecho, prefería no ver un animalito sufrir tanto por hambre, y por ello, se quedó sin su última migaja de comida.
Pasaron las horas y el chiquillo ya se había refugiado en otro callejón, ya era de noche, la temperatura había bajado considerablemente y el chico que estaba sentado en el suelo temblando del frio, en eso, escucha que alguien desde el fondo llama su atención.
— Psst! Hey!— otro pequeñuelo de aspecto extraño estaba al extremo del corredor haciéndole una seña hacia el fondo de callejón, y pues como todo niño, sintió curiosidad acerca de lo que le estaban indicando con eso, así que se dirigió hacia donde le habían señalado, y al parecer un borrachín había olvidado su chaqueta de piel de lobo, así que la tomo y se hizo de ella, luego puso su vista hacia al otro chico que le había ayudado a encontrarla, y le dijo:
–¡Gracias!, pero ¿por qué no la tomaste tú?;
— Tú la necesitas más — le respondió aquel niño, mientras de la penumbra desaparecía lentamente entre las sombras del callejón.
El chiquillo ahora con la chaqueta de piel puesta no sentía tanto frio, así que pudo pasar una noche un poco menos penosa en la oscuridad del callejón.
A la mañana siguiente, lo despierta algo que choca suavemente contra su nariz, pues estaba acostado en el suelo, y eso al parecer vino de rodada justo hacia él, al abrir los ojos, se da cuenta que es una manzana, así que en seguida se levanta como loco, pensando en huir, pero en lugar de eso, ve a la Elfa del día anterior, tapándose la boca suavemente para disimular la risa, el chico ha dibujado una expresión de disgusto en su rostro, y justo cuando iba a hablarle, la Elfa le hace nuevamente la señal de –Shhhh!- con el dedo en la boca y luego un ademan, para que coma la manzana, el chico la observa no muy convencido, y le da un mordisco a la manzana a regañadientes, la Elfa nuevamente le hace una seña, pero esta vez para que le siga, el chiquillo, no entiende de que va esta mujer, pero, le ha ayudado a conseguir algo de comida, asi que quizás puede que le consiga un poco más, así que, se dispone a seguirla, pero se cubre el rostro con la cabeza del lobo que tiene el abrigo para evitar que alguien le reconozca, si es que le llegan a pillar o por si era una trampa.
La Elfa comenzó a caminar, alejándose del mercado y luego del pueblo, el chico había estado contado las horas con el sol, pues llevaban rato andando, y no tenía ni una idea hacia donde iban, sin embargo, en el trayecto se dio cuenta que el entorno empezó a cambiar, se comenzaban a ver pequeños arboles con hojas y ramas secas, poco a poco, se fue asomando una vegetación un poco más verdosa, hasta que de pronto se abrió ante él, una especie de bosque frondoso, que jamás había visto en sus andares como vagabundo. Paso a paso se iban adentrando en el bosque, hasta que a la vista se presentó, un árbol de roble gigante, que debido a su gran tamaño debía de tener no solo siglos, sino milenios encima, era impresionante semejante elemento de la naturaleza; La Elfa se detiene pero el chico sigue caminando y antes de que tropezara con ella, le chasquea los dedos para que vuelva a enfocarse en ella, seguidamente la Elfa, nuevamente le hace señas al niño para que se acerque a tocar el árbol, y chiquillo ni corto ni perezoso, sonrió, y se adelantó para hacerlo, sin embargo, al estar mas cerca del árbol, se sorprendio debido a que tenia una gran puerta de madera, asi que no solo era un árbol, sino, una casa, el hogar de alguien, se quedó perplejo por un momento, pero al cabo de unos minutos, se escuchó un estruendo dentro del árbol, donde parecía como si alguien estuviese teniendo problemas, en vista de esto, la elfa le hace señas al chiquillo para que se aparte de la puerta y se esconda en otro árbol de por ahí cerca, el niño un poco nervioso asienta su cabeza y se hecha a correr detrás de uno de los árboles más delgados frente al roble, para poder ver que es lo que iba a suceder.
Al cabo de unos segundos, un sonido de madera crujiendo se escucha saliendo del roble, y desde dentro de él, la puerta se agrieta para abrirse de un portazo, de donde sale aventado un hombre con indumentarias negras totalmente cubierto de pies a cabezas, parecía un ladron mercenario, luego del marco agrietado de la puerta, sale un hombre de mediana adultez, de cabello largo y blanco, apenas lo detallo, se dio cuenta que era un Elfo al igual que la mujer que lo dirigió hasta ese sitio, él niño le propino una mirada interrogativa y sarcástica a la Elfa, mientas esta solo le guiño un ojo; El hombre que se había asomado por la puerta llevaba una sotana marrón y cordón blanco alrededor de su cintura, empezó una charla en voz alta, decía parsimoniosamente:
— ¿Cuántas veces tendré que repetírselo?,!He dicho que estoy retirado!, dejen de estar probándome, !o se las verán muy mal! —
El niño vio con asombro a este hombre de cabello blanco, pues el ladrón se volvió a abalanzar sobre él para atacarlo, y el hombre de indumentarias de monje lo único que hizo fue mover su mano derecha hacia su pecho, y en un parpadeo de ojos, desapareció entre las hojas y lo único que se pudo ver fue un destello azul que le caía encima al ladrón con una patada giratoria de la nada, seguido de un anuncio en voz alto para el ladrón:
— Estas de suerte, porque estoy de humor, te dejare vivir esta vez, ¡vuelve por dónde has venido!, y dile a tu jefe que si quiere un poco de mí, ¡que me busque personalmente!—
Acto seguido dejo caer un polvo negro de su manga sobre el ladrón, y esto abrió un vórtice de viento negro debajo de su cuerpo que hizo que el ladrón se esfumara en una humareda oscura.
El hombre no se había dado cuenta de la presencia del niño sino hasta ese momento, y momentos después, algo preocupado le pregunta:
— ¡Tu muchacho! ¿Que haces aquí? Ese tipo vino contigo o te tenía secuestrado?!, ¿estás bien?.
— Estoy bien señor — responde el niño para continuar explicandole al hombre — No he venido con ese otro, pero si ge venido por ella- responde mientras señala a la Elfa, que se encuentra a unos metros frente a él.
El Hombre de cabello blanco confundido le responde — No veo nada ahí chico, ¿te habras golpeado la cabeza o es que estas delirando?—
El chiquillo con cara de disgusto le responde un no rotundo, y empieza a decirle que la Elfa tiene un mensaje para él, y le anuncia, - Disculpe señor, pero ELLA, me dice que le de este mensaje:
“Estas oxidado anciano, espero no se te haya olvidado tu promesa, la que has hiciste con nosotros, los Elfos, tú ya sabes que este día habría de llegar, escrito en pergaminos para ti estaba, ESA misión ha llegado a ti, Kayn Hazzhare, del fuego azul.”
El hombre a quien la elfa ha dejado en descubierto, se descoloca un poco, y le pregunta al niño algo nervioso, acerca de como sabe su nombre, y si es una trampa o si lo están espiando, el niño antes de responder, ve a la Elfa, que solo le guiña un ojo y desaparece en un soplido del viento, sin embargo, con ese soplido de viento, Hazzhare el hombre de cabello blanco, escucho claramente desde sus propios oídos.
— “No necesitas volver a verme viejo obstinado, tan solo escucharme, te dije que volvería en el viento algún día”
Hazzhare sorprendido, con un resoplido, dice:
— Niniel Elanor!- no he olvidado mi promesa, un hombre como yo cumple sus palabras… - Susurra al viento el hombre de cabello blanco.
— Entonces ha llegado el momento- piensa Hazzhare para sus adentros mientras observa al chiquillo de arriba abajo, seguidamente, le pregunta:
— ¡Hey chico! No me has dicho tu nombre, ¿Cuál es?
— Me llamo Sahir, señor… - Responde por fin el niño un poco extrañado de todo y con algo de pena.
— Bien, Sahir tengo dos noticias, la primera, es que no te has golpeado la cabeza, y la segunda, es que estas de suerte porque estoy de buen humor, he preparado una carne de antílope recientemente que ha quedado para chuparse los dedos, y tengo algo de ropa para que te cambies esos harapos que das pena, están allá dentro en el armario de mi roble, ¡ve allí y pruébatelas mocoso!
— ¡Si señor Hazzhare!. – la mirada del niño brilla y pega una carrera hacia el árbol de roble haciendo caso a la orden de aquel hombre.
— Al parecer, el camino, aunque se retuerza o se bifurque, siempre llegara al mismo lugar, son 500 caminos para 1 solo destino, ¿No es así, Elfos ancianos?... – Reflexiona Hazzhare observando una hoja caer de su roble directo a su mano.
A partir de este día el chiquillo Sahir Seer, se convierte en discípulo y protegido de Hazzhare Kayn “El Elfo del Fuego Azul”.
Así es como comienza esta historia, este cuento corto de un bardo, 𓂀𝔹𝕃𝕌𝔼 𝔸ℝ𝕄𝕆ℝ𓂀
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¡CONTINUARÁ!...
𝔄𝔱𝔱𝔢:
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𝔍.𝔭 W𝔬𝔩𝔣𝔢𝔫𝔰𝔱𝔢𝔦𝔫
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Nota del escritor:
Si te ha gustado mi post:
𓂀 𝔹𝕃𝕌𝔼 𝔸ℝ𝕄𝕆ℝ 𓂀 (༺ƈʊɛռȶօֆ ƈօʀȶօֆ ɖɛ ʊռ ɮǟʀɖօ #2 (༺ǟ ɮǟʀɖ'ֆ ֆɦօʀȶ ȶǟʟɛ༻): Entonces te encantara ver los demás que te has perdido, pues este es el segundo capítulo, de una seguidilla de historias bardicas que han de venir, por tanto, te invito a que no te pierdes de ninguna, ve a mi blog, viaja hasta mi mundo "El Psyche", y checa los demás capítulos de la saga de los cuentos cortos de un bardo! Writer's Cut:
If you liked my post 𓂀 𝔹𝕃𝕌𝔼 𝔸ℝ𝕄𝕆ℝ 𓂀 (༺ǟ ɮǟʀɖ'ֆ ֆɦօʀȶ ȶǟʟɛ༻ #2) Then you'll love to see the others you've missed, as this is the second chapter, of a string of many to come, so I invite you not to miss any, go to my blog, travel to my world "The Psyche", and check out the other chapters of this short tales bardic saga!
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