Hablamos en el post anterior de los principales rasgos acerca de la concepción de la poesía y del poeta en Rilke. Este post lo dedicaré a abordar parte de esa complejidad a partir de un libro en específico, Los cuadernos de Malte Laurids Brigge (también traducido como Los apuntes de..).
Este libro, hermoso texto entre la novela y el "diario" (simulado), podría ubicarse en la reciente tradición de la "novela de aprendizaje o de formación", la llamada Bildungsroman, que iniciaría Goethe con Werther. Publicado en 1911, para la crítica reconocida de la producción literaria de Rilke, "cierra un ciclo completo de su obra e inaugura una etapa caracterizada por la búsqueda de una nueva forma de expresión".
Aquí solo resaltaré unos fragmentos que me parecen importantes –en su mayoría, completamente vigentes–con respecto a la visión de la poesía que se formó Rilke.
Los cuadernos de Malte Laurids Brigge –como indicamos, y seguramente muchos de ustedes saben– es un libro que nos presenta la experiencia y concepción de un escritor joven que afronta su vida y quehacer, en medio de las penurias de ese momento y de las interrogantes que, incluso ahora, siguen teniendo validez. Más allá de que se haya inspirado en la vida de algún escritor existente, es la analogía con la vida de Rilke lo que podría, en primer lugar, y, especialmente, identificar en esa "novela" rasgos de su poética. Y, luego, qué nos dice para nuestro quehacer literario, si fuera el caso. Veamos.
He hecho algo contra el miedo. He permanecido sentado durante toda la noche, y he escrito.
Expresa el narrador de la novela-diario, en tan pocas líneas, la angustia de la escritura, que quizás algunos hayan sentido (me incluyo). La escritura creativa tendrá siempre (no sé si existen casos donde esto no ocurre) un margen de incertidumbre, de temor, ante la exigencia que nos imponemos como creadores. Así lo han expresado muchos; tal es el caso de uno de los iniciadores de la modernidad poética, Stéphane Mallarmé (por cierto, referencia importante en Rilke) en la segunda mitad del siglo XIX, quien hablaba de "la página en blanco"; o más cerca de lugar y tiempo, el poeta Armando Rojas Guardia, reconocimiento que se expresa poéticamente en su libro La nada vigilante.
Debo hacer una cita larga del libro de Rilke en cuestión, pues el fragmento es conveniente leerlo entero, y con esto y mi breve comentario será suficiente para este post:
Pues los versos no son, como creen algunos, sentimientos (se tienen siempre demasiado pronto), son experiencias. Para escribir un solo verso, es necesario haber visto muchas ciudades, hombres y cosas; hace falta conocer a los animales, hay que sentir cómo vuelan los pájaros y saber qué movimiento hacen las florecitas al abrirse por la mañana. Es necesario poder pensar en caminos de regiones desconocidas, en encuentros inesperados, en despedidas que hacía tiempo se veían llegar; en días de infancia cuyo misterio no está aún aclarado; en los padres, a los que se mortificaba cuando traían una alegría que no se comprendía (era una alegría hecha para otro); en enfermedades de infancia que comienzan tan singularmente, con tan profundas y graves transformaciones; en días pasados en las habitaciones tranquilas y recogidas, en mañanas al borde del mar, en la mar misma, en mares, en noches de viaje que temblaban muy alto y volaban con todas las estrellas —y no es suficiente incluso saber pensar en todo esto. Es necesario tener recuerdos de muchas noches de amor, en las que ninguna se parece a la otra, de gritos de parturientas, y de leves, blancas, durmientes paridas, que se cierran. Es necesario aún haber estado al lado de los moribundos, haber permanecido sentado junto a los muertos, en la habitación, con la ventana abierta y los ruidos que vienen a golpes. Y tampoco basta tener recuerdos. Es necesario saber olvidarlos cuando son muchos, y hay que tener la paciencia de esperar que vuelvan. Pues, los recuerdos mismos, no son aún esto. Hasta que no se convierten en nosotros, sangre, mirada, gesto, cuando ya no tienen nombre y no se les distingue de nosotros mismos, hasta entonces no puede suceder que en una hora muy rara, del centro de ellos se eleve la primera palabra de un verso.
Es de las líneas más bellas y sentidas que he leído acerca de la creación y el ejercicio poético. Por supuesto, estamos ante un texto ficcional, y no se trata de convertirlo en algo así como una "receta". Sin embargo, el escritor-personaje que habla en el libro y el escritor empírico (Rilke) componen una reflexión de mucha fuerza poética en la que destaca, por encima de todo, que la poesía hecha poema es una experiencia, entendida como vivencia reflexionada y decantada; no es un resultado inmediato de una vivencia o sentimiento, sino un proceso, que se alimenta de una vida asumida con sensibilidad abierta, atención, contemplación, pero que logra desapegarse de lo fácil, evidente y cómodo, para que el poema surja como esa sustancia acrisolada.
Referencia:
Rilke, Rainer M. (1981). Los apuntes de Malte Laurids Brigge. España: Alianza Editorial.
Gracias por su lectura.
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Me gustó mucho el post. Me parece un aporte de primera. Me parece que sin duda me hacía falta leer algo de este autor. Respecto a la cita, abre con una frase de la que me permito plantear otra perspectiva. Yo creo que lo que dice es cierto, pero al final los sentimientos no son más que una consecuencia de las vivencias, y la suma de lo vivido y lo sentido es lo que podemos llamar experiencia. Pero eso sí, el resultado de todo el párrafo es impecable.
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